Marturet se transforma cada vez que dirige una orquesta

Admite que es rehén de las nuevas tecnologías

Eduardo Marturet es un apasionado por la música, un rehén de las nuevas tecnologías que dirige orquestas sinfónicas siguiendo el latido de su corazón… y «con poderes mágicos’’.

Dirigir una orquesta «es una responsabilidad enorme’’, aseguró el director de la Orquesta Sinfónica de Miami en una reciente entrevista con la AP.

«Estás manejando el avión, eres el piloto. En el fondo soy un manipulador de emociones porque manipulo las emociones de los músicos para que toquen inspiradamente, y manipulo al público. Todo es una interacción energética’’, explicó Marturet, que desde el 2006 divide sus días entre su natal Venezuela y el sur de la Florida.

Marturet, quien tiene contrato en Miami hasta el 2017 y ha dirigido cerca de 800 conciertos con más de 50 orquestas, asegura que con la batuta en la mano es totalmente impredecible.

Los 80 músicos de la orquesta saben que puede hacer «cualquier locura, pero que no va a pasar nada peligroso’’ durante un concierto.

Nacido en Caracas hace 57 años, Marturet se graduó de piano, percusión, dirección de orquesta y composición en Cambridge, Inglaterra.

Aunque a los nueve años tuvo su primera experiencia como director de un coro de la escuela, nunca soñó de niño con dedicarse a la música. Por ese entonces pensaba en ser ingeniero o abogado.

Pero a los 17 años se fue a Inglaterra a estudiar música, y a los 21 años ya estaba dirigiendo profesionalmente a orquestas de músicos mucho mayores que él.

Tal vez por eso Marturet está convencido de que en el fondo, los grandes maestros de un director son los músicos de la orquesta, además de compositores geniales como Mahler, Beethoven, Mozart y Brahms, su preferido.

En su caso particular, además, ha tenido un maestro especial: el italiano Franco Ferrara, con quien estudió en Siena y en Roma.

Actualmente dirige a la Orquesta Sinfónica de Miami (MISO, por sus siglas en inglés), la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Caracas y la Orquesta Nacional de Jóvenes de Venezuela. También ha guiado a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, la Berliner Symphoniker de Alemania, la Orquesta de Cámara Concertgebouw de Holanda, y la Symfoniorkesteret i Stavanger de Noruega, entre otras.

De apariencia tranquila y respuestas medidas, Marturet dijo que se transforma cada vez que dirige una orquesta.

«En el momento de dirigir es como si cambiara mi personalidad. Al director lo dejo en el escenario porque si me lo traigo sería terrible’’, expresó.

«Y en ese momento que dejo al director en el escenario, dejo esos poderes, que son en el fondo unos poderes mágicos’’, aseguró Marturet al tiempo que espiaba con frecuencia su teléfono celular de última generación y su iPad, que mantuvo a su lado durante la entrevista realizada en el restaurante de una librería.

Admirador de directores como Claudio Abbado, Ricardo Muti y Carlos Kleiber, Marturet se ha atrevido a incorporar en sus conciertos a músicos populares como Cheo Feliciano, Oscar D’León, Ricardo Montaner, Franco de Vita y Roque Valero.

Es que una de sus mayores aspiraciones es llevar más público a las salas de concierto de música clásica, y para ello se ayuda de artistas reconocidos.

Para abrir la temporada de la MISO el próximo 24 de octubre, por ejemplo, convocó al trompetista cubano-estadounidense Arturo Sandoval.

Se trata de «hacer un paquete, un formato, que atraiga a la gente. Tenemos que renovar al público’’, manifestó el músico, que se siente «secuestrado’’ por la tecnología digital.

Marturet ha compuesto obras para bandas sonoras de películas, entre ellas la cinta franco-venezolana «Oriana’’ (1985). En los próximos meses tiene previsto musicalizar una nueva película del director venezolano Abraham Pulido que está en fase de preproducción.

Además sigue relacionado con «El Sistema’’ de músicos de Venezuela, donde frecuentemente ofrece clases a niños y jóvenes.

Casado con la actriz grecoalemana-venezolana Athina Klioumi, cree que uno de sus mayores hallazgos ha sido el de guiarse por su corazón.

«Descubrí que gran parte de esas cosas que hago (cuando dirijo a la orquesta), es que estoy conectado con la energía magnética’’, expresó Marturet, quien en el 2006 fue nominado a un Latin Grammy en la categoría de álbum de música clásica por «Encantamento’’.

Tal vez porque se guía por su corazón es que con más de 30 años de trayectoria siente la misma pasión que la primera vez que dirigió.

«Dirijo cada concierto como si fuera el último’’, aseguró el maestro. «Le digo a mis músicos que yo doy todo en un concierto y que no espero de ellos menos. Nadie sabe si este concierto puede ser el último’’.

www.marturet.com

www.themiso.org

AP


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