Más conflictos por las tierras ubicadas en el norte de Allen

El propietario del lugar quiere instalar un horno de ladrillos, muy cerca de un grupo de viviendas.

ALLEN (AA)- Los conflictos entre los ocupantes de unos terrenos ubicados en la zona de bardas de esta ciudad y el supuesto propietario de los lotes siguen a la orden del día. La situación data de hace varios años, pero durante este fin de semana la problemática llegó a un punto álgido, por lo que la policía tuvo que intervenir en el caso.

Alrededor de las 9:30 de ayer, un llamado alertó a los efectivos de la Comisaría 31 para que se acercaran al lugar.

De acuerdo con lo informado, los vecinos que residen en esa zona desde hace más de tres décadas -en algunos casos- impidieron que el empresario Hércules Impiccini instalara un horno de ladrillos a 20 metros del límite de los terrenos de la discordia.

Tal como se informó en anteriores oportunidades, el conflicto viene de hace tiempo y se originó luego de que esos terrenos fueran vendidos, pese a que estaban ocupados por algunas familias. Los residentes reclaman la titularización de las tierras y denuncian que son amenazados para abandonar el lugar.

Paralelamente se siguen radicando en la dependencia policial local una serie de denuncias cruzadas que dejan entrever las discrepancias entre los habitantes del sector y el dueño de las parcelas, que se extienden sobre la barda en dirección al aeroclub local.

Según se explicó, tales terrenos fueron adquiridos hace algunos años por Impiccini, pero las familias que poblaron el lugar se resisten a abandonar sus humildes viviendas.

El problema no sólo motivó la intervención del municipio local, sino también de la Fiscalía en Comisaría de esta ciudad, donde se dejó constancia de las agresiones que denunciaron los vecinos.

Lo cierto es que ayer el conflicto llegó a su punto máximo, por lo cual se tuvo que «patrullar» el lugar para evitar que las cosas pasaran a mayores, informaron fuentes policiales.

En el sector, desde hace varios años viven más de una veintena de familias, con niños y ancianos. Incluso también funciona un comedor comunitario, aunque las condiciones distan de ser las necesarias. Allí no cuentan ni con lo servicios mínimos, tal como lo son la luz, el gas y el agua.

A menudo se han hecho reclamos, pero la falta de certidumbre sobre las condiciones de propiedad, según se argumentó desde la comuna, impiden cualquier tipo de tareas que pudieran mejorar las condiciones de vida en el asentamiento barrial.


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