Más de lo de siempre 1-4-03

San Antonio tiene un débito con la democracia. Fue la más duramente derrotada en la últimas elecciones internas del justicialismo. Las dos listas dieron cátedra de clientelismo político al mejor estilo de lo que es habitual en el radicalismo rionegrino cuando, en tiempo de elecciones, opera el ministro Daniel Sartor. El método del acarreo de gente, la acumulación de mercadería en galpones y el consabido reparto. Ese es el método para quebrar voluntades o simplemente someterlas en función de un objetivo electoral. Método tanto peronista como radical. Tras la elección del domingo llegaron las acusaciones. «Se compraron votos, se le pagaban 20 ó 30 pesos a la persona que votaba», denuncia el ganador y diputado Javier Iud a través de una radio. «Ellos distribuyeron bolsitas», afirma una simpatizante de la restante línea que participó en los comicios del domingo. «Iud mejor que empiece por eliminar a todos esos ñoquis que denunció el «Río Negro», que figuran en la Legislatura como asesores», fue el mensaje de Juan Velazque, un histórico peronista local. «Velazque que no hable, porque nunca ganó una interna», le retrucó Iud. Como si ganar una interna con esos métodos fuera un mérito. «Pocas horas antes del inicio de los comicios, chicos jóvenes a los que se les había pagado la entrada a una bailanta y todas las consumiciones que pretendieron, fueron llevados a distintas casas, entre otras una del barrio 30 Viviendas, donde continuaron la parranda. Pocos minutos después de las 8, fueron llevados mamados a votar por dirigentes barriales», señaló ayer Iud a este diario. Los responsables de las listas se acusan mutuamente. Pero lo cierto es que la «inversión» en estas elecciones partió de ambos sectores. Se invirtió pagando votos, taxis, bebidas alcohólicas, punteros -hubo hasta dirigentes radicales que llevaron a «sus» independientes a votar-, alimentos en bolsitas y mucho más. Y hubo pasión. Candidatos y laderos corrían, con celulares y handies en mano, ordenaban el movimiento de los coches y daban instrucciones a sus filas. ¿Tanto despliegue se funda en sanas intenciones de cambiar el rumbo de la historia, de ayudar a esta sociedad a mejorar, de terminar con el desempleo, con la miseria y hacer de la educación, la salud, la seguridad y la Justicia preciados bienes de todos los ciudadanos? ¿Quién les devuelve a los políticos el dinero que invierten en sus campañas? Iud dijo ayer por radio: «Yo con mi plata hago lo que quiero», contestando a quien lo acusó de repartir bolsitas. Y como la plata abunda en una Legislatura que permite a 43 diputados mantener una planta de colaboradores de más de 430 miembros, el dinero no es un problema. Iud ganó y su rival Mónica Arburúa dice que ella hizo una buena elección y volverá a buscar el poder. Lo mismo harán Lucio Benítez y el resto que empieza a abrirse camino en este PJ. Sola y vapuleada, desorientada y dolida, quedó la democracia. Pedro Caram pcaram@canaldig.com.ar


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