Más leña al fuego

Redacción

Por Redacción

No es un juego y nada tiene de inocente. Se agrava cada día desde el 11 de marzo pasado y sume a la mayoría de la población en un estado de hartazgo y desconfianza. La detención momentánea de Alfredo De Angeli, el más emblemático de los productores en rebeldía, convirtió en pandemónium el conflicto del campo.

El gobierno hizo concesiones mínimas y se plantó: no retrocedió con las retenciones móviles a la soja. Y la dirigencia del agro, la orgánica, levantó el martes el paro, aunque no se notó pues los productores inorgánicos se sentaron sobre sus cosechas y provocaron, como con las fichas del dominó, la protesta de los camioneros que, impedidos de trabajar, se apoltronaron en las rutas. Ayer se resolvía retomar la huelga agraria.

Así, entonces, lo que comenzó en 1997 como un fenómeno producto de la desocupación en la era del menemismo decadente -y que tuvo su epicentro en la localidad neuquina de Cutral Co- se transformó 11 años más tarde en descontrolados piquetes capaces de dañar una economía floreciente, en la que se venía creciendo a más del 8% anual.

Desabastecimiento de productos esenciales -millones de litros de leche ya fueron derramados-, falta de gasoil, inflación desbocada pese a los índices menores mensualmente al dígito, según el desprestigiado INDEC, y cientos de turistas con dificultades para transitar en el fin de semana largo, echan leña a un fuego que calienta la discordia nacional.

Las negociaciones, perdida la brújula, fueron asumidas por el ministro de Planificación, Julio de Vido, quien primero mandó a hacer gestiones secretas al titular de la CGT, Hugo Moyano, y luego oficializó los contactos a través del secretario de Transporte, Ricardo Jaime.

A la vera de los caminos predomina el nerviosismo y la indignación. El titular de la Federación de Entidades de Autotransporte de Cargas, Luis Morales, advirtió sobre el rumbo «anárquico» de los planteos. «No se sabe qué pide quién. Cada uno -expuso- está parando por algo diferente. En los pueblos chicos, lo hacen para acompañar al campo, porque son primos, hermanos, amigos. En otros lugares, cortan la ruta para que los ruralistas se vayan a su casa. Hay que resolver urgente la situación porque el paso del tiempo sólo la va a empeorar».

Los anuncios hechos el viernes por Jaime, en acuerdo con una federación de Santa Fe, fueron desmentidos por Rubén Agugliaro, de la Confederación de Transporte de Cargas, quien admitió las informaciones contradictorias y aseguró que las entidades agropecuarias no habían ordenado liberar los granos para la comercialización.

A todo esto, la oposición política se mostró incapaz de encarrilar la situación.

Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria, reprochó a otros sectores con grandes ganancias por «aplaudir cuando nos sacan plata a nosotros».

Desde la jefatura del Partido Justicialista, antes de iniciar una gira por todo el país, el ex presidente Néstor Kirchner insiste en que al gobierno le están discutiendo el poder no como antes a través de las «bayonetas», sino por los «fierros mediáticos».

Otro ingrediente desorientador lo puso el viernes por la noche el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, cuando dispuso la participación activa de los gobernadores de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa, Córdoba, Salta, Chaco, Tucumán, Formosa y Corrientes para garantizar la libre circulación. Dio intervención a la Justicia y a las fuerzas de seguridad nacionales y provinciales, con la aclaración de que se iba a actuar sin armas ni represión.

La movida del gobierno fue un fiasco. Aníbal llegó tarde y sin convicción. Las autoridades K no pueden actuar como hace el socialista José Luis Rodríguez Zapatero en España, porque lo que éste siempre predicó fue auténtico.

A todo esto, al entrerriano Alfredo De Angeli, primero se lo notó desorientado en Gualeguaychú en medio de la trifulca entre camioneros y chacareros, pero luego se unió al bloqueo de los transportistas y finalmente recobró protagonismo estelar por el paso en falso dado por la Gendarmería, que lo detuvo y generó puebladas no sólo en la Ruta 14, sino también en muchos cortes y sitios del país.

Los miembros de la mesa de enlace de FAA, CRA, Sociedad Rural y Coninagro no se mostraron juntos ni dialogaron en público con las autoridades nacionales. «No sé por qué no nos convocan», declaró Luciano Miguel de la Rural.

La presidenta también despotricó contra la «bulla» periodística e hizo de abogada del polémico secretario de Comercio, Guillermo Moreno: es quien más defiende el bolsillo de los consumidores, argumentó. Hoy el gobierno asiste al desmadre de un conflicto que demandaba diálogo.

La gestión para acercar a los contendientes realizada por el ombudsman, Eduardo Mondino, culminó como anticipó este diario en un estrepitoso fracaso, dado que el gobierno nunca aceptó a la comisión de enlace como contraparte, sino sólo como un sector.

«Si retrocedemos en esta, después nos van a hacer piquetes hasta los devotos del Santo Clavo», señaló un empinado funcionario con llegada al matrimonio presidencial.

Y esa peligrosa instancia parece llegar a casi 100 días del inicio de la protesta. Fueron varios los componedores que quedaron en el camino. Al senador santafesino Carlos Reutemann le echaron «flit», pero luego Kirchner ordenó conciliar con él cediéndole el manejo del PJ provincial, para evitar una nueva bofetada al kirchnerismo, representado allí por el diputado Agustín Rossi.

El gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, discrepó igualmente con la presidenta sobre las fondos girados a su administración y no pudo hacer predominar su sello amigable. «No hay que tirar más de la cuerda», previno e insistió en que el país «no tiene salida sin el campo».

Los hechos desmienten las directivas de la Rosada: el pleito no sólo no está cerrado, sino que -como confesó alarmada una autoridad de la Federación Agraria-, nadie sabe cómo termina. La herida está más abierta que nunca.

 

ARNALDO PAGANETTI

arnaldopaganetti@rionegro.com.ar


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