Más muertes, y talibanes llaman a una guerra santa

Fallecieron otras cuatro personas

Otras cuatro personas murieron ayer en Afganistán durante una protesta por la publicación en Europa de caricaturas de Mahoma, mientras la milicia talibán llamó a una «guerra santa» y un líder religioso iraní denunció un «complot sionista» para para enfrentar a musulmanes y cristianos.

En Maimana, Afganistán, cuatro hombres murieron durante una manifestación frente a un campo de la OTAN administrado por Noruega, lo cual elevó a once la cantidad de víctimas mortales desde el estallido de furia del mundo islámico.

Nueve de las muertes ocurrieron en Afganistán, una en Somalía y la restante en el Líbano.

Un portavoz del Estado Mayor noruego, citado por la agencia italiana ANSA, dijo que los manifestantes arrojaron piedras contra las oficinas del Equipo Provincial para la Reconstrucción e intentaron forzar el portón de acceso al campo.

En este contexto de violencia, el Guía Supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei, denunció una «conspiración de los sionistas para crear tensiones entre musulmanes y cristianos».

«Esta rabia es justificada e incluso santa, pero no está dirigida contra los cristianos del mundo, sino contra algunas manos diabólicas involucradas en este diabólico asunto», subrayó Jamenei, quien según la Constitución iraní tiene la última palabra en todos los asuntos de Estado, informó la agencia alemana DPA.

Las declaraciones de Jamenei se conocieron luego de otra manifestación de protesta frente a la embajada de Dinamarca en Teherán, que el lunes había sido atacada con piedras y bombas incendiarias.

En Kabul, en tanto, la milicia talibán de Afganistán hizo un llamado al mundo islámico para librar una «jihad» (guerra santa) contra la aparición de las caricaturas de Mahoma.

Por otra parte, miles de estudiantes egipcios se manifestaron ayer en protesta po las caricaturas publicadas en Europa contra el profeta Mahoma, y algunos de ellos pidieron que Egipto rompa sus relaciones con Dinamarca y Noruega.

Las protestas se desarrollaron de forma pacífica en las universidades de El Cairo y Ein Sham, en la capital, donde los estudiantes, muchos de ellos con el Corán en la mano, también exigieron un boicot económico a los países en los que se publicaron las viñetas.

En tanto en Irán, manifestantes ingresaron de nuevo ayer a la embajada de Dinamarca en Teherán y luego salieron de allí tras lanzar cocteles molotov para protestar contra la publicación de caricaturas del profeta Mahoma.

Más tarde, unos 50 manifestantes lanzaron bombas incendiarias y piedras contra la embajada de Noruega en la capital de Irán, donde un pequeño incendio a las puertas de la embajada fue rápidamente extinguido, pero la protesta continuó, subrayando la indignación iraní por los dibujos en el mismo día en que el gobierno rompió todo lazo comercial con Dinamarca.

 

Una indignación que desconcierta a dinamarqueses

Sus embajadas están en llamas, sus industrias pierden millones de dólares diarios por un boicot y Dinamarca está consternada. Un pequeño país que se enorgullece de su estilo de vida tranquilo y afable, así como de una amplia labor humanitaria, y que normalmente sólo recibe atención somera por parte de los medios de comunicación, se encuentra repentinamente siendo denunciado como maligno.

«Como muchos otros jóvenes, recorrí el mundo con una bandera danesa en mi mochila. Me abría puertas porque Dinamarca era conocida como un país que respetaba a otros, que ayudaba a otras naciones'', dijo Villy Soevndal, que encabeza el opositor Partido Socialista del Pueblo.

«Esto da miedo'', dijo Lea Steen, una estudiante de 28 años, con relación a las imágenes de televisión de la semana pasada que mostraban a manifestantes gritando en todo el mundo musulmán, quemando banderas danesas e incendiando las embajadas de Dinamarca en Damasco y Beirut. «Lo hemos visto antes con banderas estadounidenses o israelíes, pero de repente se volvió mucho más cercano a nuestra vida diaria'', añadió.

Los efectos rebasan lo psicológico para gran parte de la comunidad empresarial de Dinamarca. El grupo de lácteos Arla Foods dijo que el boicot a sus productos en algunos países islámicos le estaba costando 100 millones de coronas (1,6 millones de dólares) diarios.

En total, la industria danesa podría perder 10.000 millones de coronas (1.600 millones de dólares) anuales si se mantienen los boicots que ya se implementaron o que han amenazado con ponerse en práctica en 20 países musulmanes, dijo Steen Bocian, analista del Danske Bank.

Los daneses tienden a considerar a su país como un dechado de la razón y el liberalismo, haciendo énfasis en su abundante recepción de inmigrantes en las últimas décadas, la disposición de su ejército para participar en labores de mantenimiento de la paz pero no en combates, y la amplia presencia de trabajadores daneses de ayuda humanitaria en algunos de los lugares más problemáticos del mundo. Sin embargo, los musulmanes de Dinamarca -unos 200.000 de los 5,4 millones de habitantes del país- con frecuencia ven una imagen distinta. Se quejan de ser discriminados y de que se les niega empleo.


Otras cuatro personas murieron ayer en Afganistán durante una protesta por la publicación en Europa de caricaturas de Mahoma, mientras la milicia talibán llamó a una "guerra santa" y un líder religioso iraní denunció un "complot sionista" para para enfrentar a musulmanes y cristianos.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite desde $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios