Mató por una caja de vino y ayer lo condenaron
La Justicia le impuso nueve años de cárcel.No hubo ningún atenuante para el imputado.
NEUQUEN (AN) – La justicia condenó a nueve años de cárcel a Mario González, el joven que mató de un tiro en el pecho a un almacenero de la Toma Esfuerzo porque no le fio una cajita de vino. El autor negó inicialmente el crimen, después en el debate oral lo admitió pero dijo que había baleado al comerciante para defenderse porque lo atacó con un cuchillo. Ninguna de las estrategias le dio resultado, y para los jueces el cambio de versión no hizo más que demostrar que siempre se defendió apelando a la mentira.
La Cámara Primera condenó por unanimidad a González, para quien no encontró ningún atenuante en su conducta homicida. El fiscal Ricardo Mendaña había solicitado una pena de 12 años de prisión y el defensor Jorge Larrea la absolución, por el derecho de la legítima defensa.
Alrededor de las 23.30 del 9 de enero de 1999, González le disparó a quemarropa Osvaldo Cabello, de 40 años. El proyectil de un revólver calibre 22 le destrozó el corazón y un pulmón y le provocó la muerte casi en el acto. El trágico hecho ocurrió frente al modesto almacén «La Ideal», que la víctima explotaba junto a su esposa e hijos en el asentamiento del oeste de la ciudad.
González le había pedido inicialmente el vino a Marcela Villa, esposa de Cabello, pero como no aceptaba los argumentos de la mujer de que no acostumbraban a fiar la mercadería a quienes no conocían, siguió insistiendo. En esas circunstancias y para poner fin a la discusión fue que intervino la víctima.
«El me atacó con un cuchillo y me hirió, por eso yo saqué del bolso que tenía mi esposa el revólver y le tiré. Creo que fueron dos tiros», argumentó González en el juicio.
«Todas las pruebas reunidas en el proceso desmienten esa versión. No existe el menor indicio confiable de que la víctima haya sacado un cuchillo en algún momento del hecho», sostuvo el juez Jorge Sommariva en el fallo.
Esta alternativa mereció especial atención de los jueces, porque fue la que fundamentó el alegato del defensor. Pero no le atribuyó ninguna validez: «a lo largo de la instrucción este elemento nunca se mencionó, recién se introdujo en el debate oral. Pero nada no lo corrobora. La lesión que dice que le provocó la víctima nunca se constató».
El tribunal, integrado por Roberto Fernández como presidente y Cecilia Luzuriaga y Sommariva como vocales, le dio validez a los relatos de Villa y su hijo, quienes no mencionaron que González fuera atacado por la víctima. Este argumento del condenado sólo fue respaldado por su esposa, Graciela González.
Los testigos habían señala que Mario González, previo a pedir el vino fiado a Cabello, había sido corrido de la casa de un amigo donde había peleado con otra persona, a la que había golpeado con el revólver.
«Todo demuestra que el imputado tenía conductas agresivas y como se ha visto se ha mostrado dispuesto a lastimar a otro por cualquier nimiedad», añadieron los jueces.
Para desvirtuar también los dichos del condenado, el tribunal citó las declaraciones de dos vecinos a quienes recurrió después de balear a Cabello, para que lo llevaran a otro barrio.
Estas personas dijeron que González y sus familiares los habían presionado para que no lo reconocieran en la ronda de testigos.
González escuchó el fallo con pesadumbre, pero al final de la lectura esbozó una sonrisa irónica y le dijo a su esposa, el único familiar suyo en la sala, que le dijera al defensor que lo vaya a visitar a la cárcel.
NEUQUEN (AN) - La justicia condenó a nueve años de cárcel a Mario González, el joven que mató de un tiro en el pecho a un almacenero de la Toma Esfuerzo porque no le fio una cajita de vino. El autor negó inicialmente el crimen, después en el debate oral lo admitió pero dijo que había baleado al comerciante para defenderse porque lo atacó con un cuchillo. Ninguna de las estrategias le dio resultado, y para los jueces el cambio de versión no hizo más que demostrar que siempre se defendió apelando a la mentira.
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