McCarthy, el ermitaño que fue al Oscar

Autor de grandes obras literarias, siempre huyó de las fiestas. Pero la adaptación de "No es país para débiles" lo hizo famoso.

NUEVA YORK (DPA).- Era conocido como «Mister No Show». Alguien que no asistió a la entrega de su premio Pulitzer, que rechazaba categóricamente las entrevistas , y no daba conferencias.

Cormac McCarthy escribió diez novelas desde 1965, muchas de ellas obras maestras como «Todos los hermosos caballos» y «La carretera», su último libro. Sin embargo, más allá de colegas como Saul Bellow, que mientras vivió fue uno de sus mayores admiradores, y algún club de fans elitista, durante décadas sólo unos pocos conocían su nombre.

Sin embargo, todo esto cambió gracias a Hollywood. El brutal thriller de los hermanos Coen, «No es país para débiles», basado en la novela de mismo nombre de McCarthy logró que su nombre estuviera en boca de todos de un día a otro.

La adaptación a la gran pantalla ganó cuatro premios Oscar, entre ellos los de mejor película y mejor actor secundario para el español Javier Bardem. Sin embargo, esta vez el escritor, bastante reacio a este tipo de eventos, no se perdió la oportunidad de asistir a la entrega de los Oscar.

Los críticos literarios han llegado a compararlo con Thomas Pynchon, Don DeLillo, J. D. Salinger y Philip Roth, una de las principales figuras de la literatura estadounidense contemporánea. Y eso que las novelas de McCarthy son difícilmente superables en horrores y crueldades. «No hay vida sin derramamiento de sangre», afirma convencido. «La idea de que nuestra especie mejorará tanto que cualquiera podrá convivir armónicamente con el otro es peligrosa».

Un crítico estadounidense llegó incluso a calificar su última novela, «La carretera», como «la historia más sangrienta desde la Ilíada». La novela sigue de cerca a un padre y a un hijo a través de un mundo pos-apocalíptico y se podrá ver próximamente en el cine, dirigida por John Hillcoat y protagonizada por Viggo Mortensen.

La reina de los talk-shows estadounidense Oprah Winfrey se conmovió tanto con esta historia que le preguntó a McCarthy si podía incluir la novela en su club de lectores. Su compatriota Jonathan Franzen había declinado la misma solicitud de Oprah para su novela «Las correcciones», lo cual desató el enojo de la diva. McCarthy, sin embargo, aceptó, para sorpresa de muchos de sus más fieles lectores. Incluso dio a la famosa conductora la primera entrevista televisiva de su vida, y vio aumentar las ventas de su novela hasta superar los 100.000 ejemplares, mientras que antes sus libros vendían raramente más de 5.000.

Hijo de un importante abogado en Tennessee y criado en una escuela católica, vive actualmente con su tercera esposa y el hijo de ambos, John, de 10 años, en Santa Fe, en el estado de Nueva México.

Un periodista del «The New York Times» lo describió alguna vez como un «ermitaño sociable». En fuerte contraposición con los personajes de sus propias novelas -casi siempre pobres diablos, descastados o criminales del peor calibre- McCarthy es un buen conversador, elocuente y gracioso. Sin embargo, también se cuentan otras cosas sobre él. Su ex dijo que McCarthy prefería pasar hambre que brindar conferencias a cambio de efectivo.

Para preservar su independencia, prefería las habitaciones baratas de motel a una casa propia. Más tarde vivió en un granero y se «duchaba» en el lago. Sus amigos confirmaron al diario que McCarthy «se adapta como un camaleón a cualquier medio porque sabe muy bien qué es importante para él y qué no».


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