«Me asusta pensar que está suelto, ahí, del otro lado de la pared»
Habla la madre de la niña que quedó embarazada. El autor es vecino y cumple arresto domiciliario.
NEUQUÉN (AN).- «Pensar que está suelto, que está ahí del otro lado de la pared, me asusta y me preocupa: tengo pánico a que una noche venga y prenda fuego mi casa y a mis hijas. ¿Qué se podía esperar de la Justicia? ¿Cómo puede ser que esté libre con lo que hizo?».
María, de 38 años, es la mamá de R. E. M., la nena de 13 años que a los 11 fue abusada sexualmente por su vecino, un comisario retirado que ahora tiene 73 años. Como consecuencia del abuso, la niña tuvo un bebé aunque para la justicia no está probada la penetración (ver aparte).
Al oficial de la policía neuquina lo condenaron a cuatro años de cárcel pero está en su casa, junto a la humilde vivienda de María, de R. E. M. y de un bebé de un año que es su hijo. Cumple prisión domiciliaria por razones de salud, beneficio que le concedieron los mismos jueces que dictaron el polémico fallo.
«Lo he visto en la vereda, me asusté cuando lo vi, porque se agachó y pensé que me iba a tirar algo. No se puede vivir así ¿Sabe cómo me enteré de la condena? Por el diario de ustedes. Hace unos días fui a preguntar y me dijeron que la condena no estaba firme», dice María, quien ayer a la tarde dialogó con «Río Negro».
«Yo quiero hablar pero no puedo hoy, tengo que ir a Cipolletti, a mi trabajo», fue lo primero que dijo la mujer, quien realiza tareas de maestranza en una firma nacional de electrodomésticos. Un periodista y un reportero gráfico de este diario fueron a la vecina ciudad con ella.
María es una mujer fuerte y está contenta por su trabajo fijo. Con lo que gana mantiene la casa que alquila en el barrio Belgrano. Es el único sostén de sus tres hijas y de su pequeño nieto que «está bien, pobrecito, es un angelito».
«La nena se la pasaba en la casa de ellos, porque la conocen desde que nació. Antes, atrás de la casa, vivía la mamá de él (por el comisario abusador). Era un amor esa mujer. Para nosotros, todos eran buenos en esa familia. Es más, cuando el bebé nació (en diciembre del 2006), las sobrinas de él venían a verlo. Ahora, una gente amiga me contó que él dice que nos va a matar porque lo denunciamos», afirmó María, caminando por la plaza San Martín de Cipolletti.
«Impotencia»
De espaldas a la cámara y mirando la imagen de las tres chicas asesinadas (María Paula, María Emilia y Verónica), la mujer dijo: «Uno siempre escucha que la justicia no funciona, ve que pasa una cosa o la otra pero cuando le toca a uno, no sabe qué hacer, es mucha impotencia». Allí aceptó ser fotografiada pero no de frente y pidió que no se publique su nombre.
«La nena decía que él la tocaba porque ella, con sus once añitos, no sabía qué otra cosa decir, ¿qué sabía lo que estaba pasando? Nunca le hicieron un examen ginecológico para protegerla. Los primeros tres meses (de embarazo) ni los médicos se daban cuenta de lo que pasaba. No dormía, le dolía la cabeza, vomitaba, y estaba siempre mal. Hasta le dieron medicación para que durmiera», agrega María.
Para llegar a la casa de María y R. E. M., este diario habló con algunos vecinos. Muy amablemente, la mayoría dijo que no sabía qué había pasado. Pero luego se soltaron. «Hasta que se mandó el 'moco' era un tipo normal, el policía éste. Ahora medio que se anda escondiendo», afirmó uno de los más locuaces.
«Mire, yo no tengo como para irme a otro lado, creo que el que se tiene que ir es él, que tiene otras propiedades por ahí. Qué quiere que le diga, yo no entiendo cómo alguien que le hace eso a una criatura puede estar libre…», sigue preguntando María quien, como muchas otras víctimas de abusos, se siente como en la obligación de dar explicaciones. Algunas terribles.
«Al séptimo mes, ella veía que su pancita estaba cada vez más grande y se asustó mucho cuando el bebé se empezó a mover: 'la cosa se movió, se movió mamá, se movió' me decía la nena», describe María.
Sólo tiene palabras de agradecimiento para los médicos y psicólogos de la justicia. «Ellos me la han sacado adelante porque siempre han estado al lado, mi nena tenía mucha lástima por el bebé cuando nació, se ponía mal, le daba lástima. Lo psicólogos me explicaron que ella sentía, en realidad, lástima por ella, por lo que le había pasado».
El bebé nació por cesárea y R. E. M. tuvo asistencia permanente. «La señora Zulema Díaz (psicóloga del cuerpo médico forense) ha sido una ángel, una persona maravillosa», destaca y carga contra los jueces que no sólo desconocen la violación sino que «permiten que el violador esté libre, como si nada, porque tiene asma».
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