Médica argentina logra evitar pérdidas de embarazo recurrentes

El 3% de las mujeres en edad fértil sufre de abortos reiterados. La mitad de estos eventos se relaciona con una enfermedad de la sangre, la trombofilia.

Actualmente el 3% de las mujeres en edad fértil padece pérdidas de embarazo recurrentes, es decir, dos o más embarazos frustrados. Alrededor del 50% de las causas de la interrupción son ginecológicas. Sin embargo, desde hace unos años la incógnita consistió en determinar el por qué del 50% restante.

El Dr. Benjamín Brenner, investigador israelí, estableció una fuerte relación entre abortos recurrentes y 'trombofilia', un desorden de la sangre que produce mayor coagulación. Posteriormente, una médica hematóloga argentina, la Dra. Adriana Sarto, siguió sus pasos y comprobó que con el tratamiento mediante anticoagulantes (heparinas de bajo peso molecular) aún antes de la concepción, es posible que muchos de esos embarazos lleguen a término. Teniendo en cuenta que en la Argentina -si bien no hay estadísticas precisas-, se estima que cada año se producen unos 38.000 abortos recurrentes, con esta terapia podrían llegar a buen término al menos 19.000 embarazos anuales.

Ganadora del Premio Edgardo Nicholson, otorgado al mejor trabajo de ginecología por la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires en el año 2001, la científica es pionera en el tratamiento con heparinas de bajo peso molecular para evitar abortos recurrentes, un problema que afecta a 1,5 mujeres de cada 100 en edad fértil. Según explica la Dra. Sarto, que integra el equipo de un centro especializado en fertilización asistida (Halitus, Instituto Médico), «la trombofilia es un desorden de la coagulación de la sangre que se asocia al riesgo aumentado de trombosis, y cuyo origen puede ser hereditario o adquirido. Por otra parte, desde el año 1996, se sabe que también está asociada al riesgo aumentado de pérdida de embarazo».

«Con respecto a la terapéutica, desde el año 1997 en Halitus mantenemos un mismo esquema que se diferencia de otros centros e incluso de otros países porque fuimos los primeros en introducir el tratamiento pre-concepcional con heparina de bajo peso molecular para mujeres que tenían el antecedente de abortos pre-clínicos, es decir pérdidas antes de la sexta semana, cuando todavía no se llega a identificar el saco embrionario».


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