Médicos advierten sobre la tuberculosis activa

La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) llamó la atención sobre el incremento de dicha enfermedad, un flagelo milenario que se creía acorra lado por los antibióticos.

En la Argentina hay alrededor de 12.000 enfermos nuevos de tuberculosis cada año. Sólo en la Capital, algo más de 1.200. En el mundo, 12.000.000 enferman y mueren aproximadamente 3.500.00 personas. Estas son cifras de 2000. Las que corresponden a 2005 todavía no fueron difundidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es lamentable que en

la República Argentina muchos médicos sigan pensando que la tuberculosis ha dejado de existir como amenaza de envergadura, o que es un problema menor. Esto es para que se tome conciencia de la dimensión del problema, tanto entre los pobladores en general como en los círculos médicos. Dentro de sólo diez años la tuberculosis puede llegar a ser una de las epidemias más críticas de la Humanidad. La Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR) subraya que este mal debe ser combatido entre todos.

 

Campaña de capacitación

 

Instamos a los médicos a que notifiquen los casos. Esto es clave; de otro modo caemos en el subregistro y se distorsiona el conocimiento estadístico de la enfermedad, algo que hemos comprobado personalmente. La tasa de notificaciones, según la OMS, debe ser, en promedio, de 70 casos cada 100.000 habitantes. La de la Argentina es apenas la mitad de esa cifra. Y encontramos en 2004 que Mendoza provincia a la que creíamos comparable estadísticamente a la Capital Federal tenía la tasa de notificaciones más baja del país. Corregidos algunos factores, en 2005, ésta ya había subido a 11,9, lo que es aún insatisfactorio. Mendoza tenía la más alta tasa de mortalidad por tuberculosis y esto se debía a una falta de coordinación para encarar la enfermedad como epidemia. Por eso, a pedido del Ministerio de Salud mendocino la AAMR inició una campaña de capacitación profesional que aún no ha terminado y que confiamos extender a otras provincias, empezando por Tucumán.

 

Cuidado con la tos

 

Cuando un paciente tose quince días seguidos hay que hacer un estudio de esputo, vale decir, de lo que se expectora; es ahí donde se detecta el bacilo de la tuberculosis. Esta recomendación no vale sólo para los médicos, sino

para la población en general, que debe aprender a protegerse. Hace muchos años se decía que la tuberculosis era la enfermedad del pobre porque se difundía rápidamente en ese segmento socio económico. Era la época del hacinamiento en los conventillos. Hoy ya no es así: todos los niveles están expuestos por igual, favorecido el bacilo por factores que disminuyen las defensas del organismo, como el HIV y la drogadicción, entre muchos otros.

30% a 35% de la población mundial está infectada por el bacilo de la tuberculosis. Se transmite de persona a persona, casi siempre por vía respiratoria en ambientes cerrados o poco ventilados. La bacteria es transportada por las microgotas que salen de la boca al hablar, toser, reír y pueden permanecer en el aire durante media hora o más. Hay otras vías de entrada (digestiva, cutáneo-mucosa) pero no son significativas estadísticamente.

 

Asesinos resistentes

 

La tuberculosis pulmonar puede provocar una amplia gama de lesiones, desde un simple infiltrado intersticial hasta pérdida de tejido y formación de cavernas que a veces se comunican entre si. Cuando se llega a estos grados de destrucción, la enfermedad deja secuelas aunque su tratamiento resulte exitoso, por eso es importantísimo detectar el mal precozmente y atacarlo con rapidez.

También es fundamental ser consecuente con el tratamiento y cumplirlo a rajatabla. Las drogas y medicamentos disponibles permiten vencer a la tuberculosis en 6 a 8 meses, pero si el paciente interrumpe el tratamiento, la enfermedad regresará, esta vez con bacilos resistentes a las drogas administradas, y debe acudirse a las llamadas «de segunda línea», más incómodas o conflictivas.

Los pacientes inconstantes contagian con bacterias inmunes a variados agentes terapéuticos. Cortar la cadena epidemiológica algo imprescindible incluye la investigación de los contactos personales del paciente, porque éste puede haberles transmitido la enfermedad, o bien uno de ellos puede haber contagiado al que nos ocupa. Los contactos de alto riesgo son aquellos que pasan de cuatro a seis horas diarias con él, sean parientes, amigos, o compañeros de trabajo.

El riesgo disminuye a medida que el contacto es más esporádico, aunque un solo golpe de tos en un subterráneo, un mate compartido o una rueda de cerveza tomada de la botella pueden también ser decisivos en el contagio de la tuberculosis.

(*) La doctora María Cristina Brian es coordinadora de la sección TBC de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria, tisioneumonóloga, docente de la Universidad de Buenos Aires e integrante de la Red de Tuberculosis del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

 

MARIA CRISTINA BRIAN (*)


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