Mercado marginal

La demanda de créditos personales está siendo estimulada desde el mismo gobierno ya que parte importante del modelo económico alimenta su crecimiento a través del consumo. Hoy, algo más del 50% de los fondos que salen de las entidades bancarias, tienen este destino. Con semejante proporción sobre la demanda del crédito, los bancos se tornan “selectivos” a la hora de otorgar este tipo de préstamos. Relación de dependencia mayor a un año, salarios de bolsillos superiores a los 5.000 pesos, edad del tomador del crédito entre 25 y 50 años y todos los aportes fiscales al día, son sólo algunas de las demandas que hoy tienen los bancos para todo aquel cliente que quiere acercarse a solicitar un crédito. Por otra parte, teniendo en cuenta que hoy cerca del 50% de los trabajadores del país se encuentran por fuera del sistema formal (en negro), esta demanda de créditos insatisfecha ingresa forzosamente en un circuito distinto al bancario que es el de las compañías financieras, las que no se encuentran bajo la órbita del Banco Central de la República Argentina (BCRA), como sí lo están las entidades bancarias. Los bancos que trabajan en el país están supervisados por el BCRA a través de una “ley madre” que es la Ley de entidades Financieras. Esto se debe, entre otras cosas, a que ejecutan la intermediación de dinero con fondos de terceros. Es decir, toman dinero de los ahorristas para prestarlo a los clientes. Las compañías financieras, mencionamos en este artículo periodístico, utilizan fondos propios para prestar y por lo tanto quedan fuera del esquema de las leyes generales que rigen sobre las entidades bancarias. Esto, en definitiva, es lo que permite que una compañía financiera pueda prestar a una tasa casi el doble de lo que hace un banco de primera línea en la Argentina. Por lo general no tienen una tasa de referencia y el control, cuando se realiza, debe salir de la secretaría de Comercio. Pero el problema de este perverso sistema no está tanto en la oferta del crédito; si no en la demanda. En la medida que el 50% de los trabajadores del país no cuenten con todos sus derechos, este tipo de iniquidades continuarán existiendo. De ahí la importancia que el gobierno nacional se ponga como meta central de su gestión, incorporar, en forma progresiva, a esta parte de la población que se encuentra marginada del sistema formal de trabajo que rige en la Argentina.


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