Mermas en la cosecha de olivos

En la primavera pasada se observó un importante atraso fenológico y una muy escasa floración en todos los materiales. A esto se le sumó que en los meses de septiembre y octubre se registraron quince heladas primaverales de diferente duración e intensidad.

El olivo es un cultivo relativamente rústico, asociado a zonas de clima mediterráneo donde los inviernos son suaves y los veranos largos y calurosos. Si bien es una especie más sensible al frío que otros frutales, en estado adulto y en reposo vegetativo puede soportar temperaturas entre –5 y –7 °C. En la primavera, temperaturas comprendidas entre 0 y – 5 °C pueden causar daños importantes en yemas y hojas, e incluso heridas importantes en brotes y ramas, provocando pérdidas en la producción. La floración (mes de noviembre en nuestra región) y la maduración de los frutos (en otoño) también se ven afectados por temperaturas inferiores a 0 °C.

A partir del 2001, comenzó un proceso de desarrollo del cultivo del olivo en la zona Este de la Norpatagonia. En todo el país se registraba un fuerte incremento de la superficie cultivada y esta región se incorporaba como el área más austral de cultivo en la Argentina. El desarrollo de olivares en zonas frías como la nuestra, se sustentó en la posibilidad de obtener aceites de excelente calidad, aspecto que ha quedado claramente demostrado por los aceites extra vírgenes obtenidos en la región.

El primer proyecto comercial se ubicó en la localidad de Las Grutas, y luego se sumaron otros en la zona de San Antonio Oeste, General Conesa, el Valle de Viedma y cercanías de Sierra Grande, totalizando unas 350 hectáreas implantadas con olivos. Gran parte de esta superficie corresponde a plantaciones que hoy están en producción, cuyo destino principal es la elaboración de aceites de muy buena calidad.

Acompañando este nuevo desafío, en el 2007 se implantó, en la EEA Valle inferior, una colección de variedades de olivo destinada a realizar evaluaciones de comportamiento. Desde el 2011 se realizan registros fenológicos y productivos de las diferentes variedades. En la primavera de 2015 pudo observarse un importante atraso fenológico (aproximadamente 20-25 días) y una muy escasa floración en todos los materiales. En los meses de septiembre y octubre se registraron quince heladas primaverales de diferente duración e intensidad que causaron daños en brotes jóvenes, rajaduras en la corteza de ramas del año y defoliación parcial de algunas plantas. Estas heladas afectaron también yemas florales, manifestándose luego en una muy escasa floración y por ende, una muy baja o nula cosecha.

De acuerdo a visitas realizadas a distintos establecimientos y a lo informado por varios productores, situaciones similares se presentaron en el área de San Antonio Oeste, Las Grutas, General Conesa y en el Valle de Viedma.

Lo generalizado de la baja producción, independientemente de los aspectos del manejo y la incidencia varietal, demuestra que los factores climáticos han sido determinantes.

En toda el área cultivada de la zona atlántica de Río Negro se espera una muy baja cosecha de aceitunas en el otoño 2016.

En números

2007

se implantó, en la EEA Valle inferior, una colección de variedades de olivo destinada a realizar evaluaciones.

350

son las hectáreas que se encuentran en el Valle inferior destinadas a este cultivo.

25

fueron los días de retraso fenológico que sufrió el cultivo en la primavera de 2015, con una escasa floración en todos los materiales.

Datos

En los meses de septiembre y octubre del año pasado se registraron quince heladas primaverales de diferente duración e intensidad que causaron daños sobre las plantaciones.

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