México puede vivir otra revolución, ahora en las urnas

Por primera vez en 70 años, el PRI podría perder hoy.

Ciudad de México. – Como nunca antes en toda su historia, los mexicanos concurrirán hoy a las urnas para elegir presidente sin saber quién ganará. Luego de 71 años en el gobierno, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) enfrenta por primera vez la posibilidad de una derrota, que pondría fin al régimen que el escritor peruano-español Mario Vargas Llosa denominó la «dictadura perfecta».

El retador es el centroderechista Vicente Fox, un ex gobernador que fue presidente de Coca-Cola en México y Centroamérica. Este político de bigote y botas rancheras es el único opositor con perspectivas reales de vencer a Francisco Labastida y sepultar siete décadas de PRI.

Ante la estrecha ventaja que mantiene su candidato con el líder de la oposición, el PRI desplegó en los últimos días un impresionante aparato de más de 2,5 millones de militantes, en medio de una campaña que se cerró con fuertes acusaciones e insultos desde ambos bandos.

En el país de las múltiples máscaras, donde no todo es lo que parece y casi nada parece lo que es, el desenlace está en manos de ese 19% de indecisos. (ver aparte)

Fox, candidato de la Alianza por el Cambio -el Partido Acción Nacional y el Verde Ecologista- supo aglutinar detrás de sí las esperanzas de cambio de buena parte de la gente, pero fracasó en formar un bloque opositor único.

Por esto, parte del voto opositor también irá al centroizquierdista Cuauhtémoc Cárdenas.

Aun así, si algo quedó claro en este proceso electoral es que al menos uno de cada seis mexicanos se identifica con partidos distintos al PRI. La palabra «cambio» se convirtió en la niña bonita de las campañas, incluso en el oficialismo. «En el fondo lo que se debe plantear es qué tipo de cambio quiere México», afirmó Labastida: un «cambio con rumbo» o el «salto al vacío» que representaría Fox.

Labastida, ex secretario de gobernación, tiene una trayectoria de 36 años en puestos públicos y lleva sobre sus espaldas la herencia : corrupción, 40 millones de pobres, el levantamiento zapatista en Chiapas y el narcotráfico.

Labastida enfatiza que los logros conseguidos por México en el último siglo no fueron «obra de marcianos» sino de su partido.

Si en las ciudades el avance opositor es indudable, las comunidades rurales, pobres y analfabetas, constituyen el «voto duro» del PRI. El partido heredero de la Revolución Mexicana (1910-17) mantiene aceitada su maquinaria de sumar y «comprar» votos.

Pese a estas irregularidades, el fraude a gran escala es menos probable. Por primera vez, un organismo autónomo, el Instituto Federal Electoral (IFE), velará por la pulcritud del proceso.

El nuevo presidente tendrá por delante grandes desafíos, en especial si gana por estrecho margen, porque el Congreso no le será dócil (ver aparte) y deberá crear las condiciones necesarias para la gobernabilidad.

México es la segunda mayor economía de América Latina, con un crecimiento del 7,9% en este primer trimestre .

Al mismo tiempo, son enormes sus contrastes, con una despareja distribución del ingreso, regiones prósperas en el norte y estados sumidos en la miseria en el sur.

La economía mexicana es clave para la estabilidad de América Latina. Hasta ahora, los indicadores no han sufrido en demasía por la contienda . Pero un resultado que afecte a la gobernabilidad preocupa a los inversores y a los países de la región, como Argentina, que aún recuerdan con escalosfríos los efectos del «Tequilazo». (DPA-AR)

Ni el «Chapulín Colorado» se juega un pronóstico

El resultado de los comicios de hoy es tan impredecible, que vale aplicar la fórmula del popular humorista «Chespirito»: «lo más seguro es ¿quién sabe?»

Ni las antenitas de vinil del «Chapulín Colorado» sirven para despejar la incógnita, ya que las encuestas revelan que casi el 19% del padrón, unos 9 millones de votantes, está en el casillero «no sabe/no contesta».

A los expertos, por ahora, sólo los ayuda el censo.Por eso saben que el voto rural, los jóvenes y la abstención serán determinantes.

El censo electoral sirve para comprender por qué estas elecciones son las más reñidas de la historia, ya que muestra la transformación económica, demográfica y política experimentada por México

El voto rural, bastión del PRI, mantiene un papel fundamental en el proceso, pero bajó del 30 al 20% en los últimos años. Un estudio demuestra que el voto de los campesinos y los pobres está muy determinado por los programas oficiales de ayuda pública. Entre la población subsidiada, Labastida tiene un 65%, cuatro veces más que Fox .

México se ha rejuvenecido con la incorporación de siete millones de menores de 25 años, que votarán por primera vez y que, mayoritariamente apuestan por el cambio. Por el contrario, decrecen los mayores de 65 años que sólo conocen gobiernos del PRI.

Las mujeres, el 52%, tendrán mucho que decir. Los sondeos indican que Labastida conquistó este voto, mientras que Fox convence más a varones y jóvenes.

También es importante de la abstención, entre un 20 y un 30% según los sondeos. Una lata abstención beneficiará al PRI.

Los resultados de Cárdenas serán también decisivos: una subida del voto de izquierda aumentaría la fragmentación de la oposición y favorecería al PRI. (EFE)

Tres escenarios para «el día después»

Las reñidas elecciones presidenciales de hoy en México podrían tener diversos epílogos, que van desde un bostezo colectivo hasta la agitación social o el amanecer de una desafiante nueva era.

* Amplia victoria de Labastida. Poco probable según las encuestas. Si Labastida gana por más de un 4 ó5% entonces habría poco que argumentar y este es un resultado que a muchos inversores les gustaría ver. Sin embargo, Labastida seguiría enfrentando un escepticismo público en torno al PRI, por lo que no podría gobernar con la misma mano libre que sus predecesores. «No está en posición de imponerse de una manera imperial», dijo Dan Lund, jefe de la firma de investigación y análisis Mund, con sede en México. «Será un negociador. (Y) su primer desafío vendrá desde el momento en que cierren las urnas, a menos que haya un fraude masivo y sistemático «, agregó.

* Victoria estrecha de Labastida. Según este escenario, Fox, a quien sus críticos califican de testarudo, podría no aceptar el resultado, lo que desataría protestas callejeras. «Pensamos que el mayor riesgo con un gobierno de Labastida es la falta de legitimidad, puesto que una gran proporción de la clase media educada (el bastión de apoyo de Fox) podría no aceptar su elección», dijo el analista de Deutsche Bank, Renato Grandmont . El poeta y comentarista mexicano Homero Aridjis fue más allá, advirtiendo de una posible agitación civil . «La desilusión sería tan profunda que no sería pacificado fácilmente. Algunos llegarían a la conclusión de que las urnas fueron inútiles para deshacerse del PRI», indicó. Los mercados financieros mexicanos podrían reaccionar mal si surge un período de turbulencia persistente. «En este caso, el peso podría caer significativamente más, las tasas de interés probablemente subirían más y el mercado accionario podría caer fuertemente», dijo Geoffrey Dennis, de Salomon Smith Barney.

* Victoria de Fox. Una victoria de Fox sería histórica por haber puesto fin al reinado del PRI. Y no importará si el margen es grande o pequeño, dijeron analistas. «La mayoría de la gente estará en estupor», indicó Lund. Algunos no esperan que el PRI libre una batalla inmediata si pierde. «Estoy seguro que el PRI reconocería la victoria y lo haría rápidamente. Así ha sido cuando han perdido votaciones estatales frente al PAN», dijo Federico Reyes Heroles, un respetado intelectual con una familia vinculada al PRI.

Pero el PRI podría no manejar la derrota tan bien como se cree. «Nuestra preocupación es qué tan bien el PRI, la burocracia, los militares y los sindicatos acepten que el PRI no estará a cargo» dice Grandmont, de Deutsche Bank. (Reuters)

Miles de veedores por temor al fraude

Las elecciones presidenciales mexicanas de hoy serán las más vigiladas, al asistir al acto representantes de las principales organizaciones internacionales y desplegar las ONGs nacionales un numeroso ejército de observadores.

Sin embargo, los más de 800 observadores internacionales y 20.000 nacionales que fiscalizarán en forma independiente el acto, así como las seguridades sobre el sistema con el que se hará el escrutinio por parte del Instituto Federal Electoral (IFE) no han logrado disipar el fantasma del fraude y las irregularidades.

En la labor de cuidar la limpieza de los comicios más competidos, que tendrán el resultado más cerrado de la historia electoral mexicana, destacan personalidades como los ex presidentes Jimmy Carter de Estados Unidos y Gonzalo Sánchez de Lozada de Bolivia.

Los temores de fraudes, coacción y compra de votos están sobre la mesa desde que organismos no gubernamentales mexicanos como Alianza Cívica o internacionales como Global Exchange denunciaron diversas presiones a los electores a favor del candidato presidencial del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), Francisco Labastida, por medio de programas oficiales de ayuda .

La atención de los observadores se ha concentrado en siete estados que tienen la mayoría de su población pauperizada, una alta parte en las zonas agrarias y donde se han concentrado los programas oficiales de ayuda, según han indicado las organizaciones no gubernamentales mexicanas.

Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Estado de México, Oaxaca, Puebla y Veracruz son los estados más vulnerables.

Las denuncias de manipulación tomaron nuevo vuelo al publicar ayer el diario Reforma que el gobernador del occidental estado de Michoacán desvió para apoyar la campaña electoral de su partido 800 millones de pesos (unos 80 millones de dólares) del presupuesto.

Nadie tendría mayoría en el Congreso

Perdida entre el ruido que generó la elección presidencial, hay también una confrontación clave por el control del cada vez más poderoso Congreso del país.

Las últimas encuestas de opinión muestran que el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) difícilmente recobrará el mando de la cámara baja del Congreso, de 500 escaños, que perdió por primera vez en 1997. El PRI también podría perder por primera vez el control de la cámara alta, el Senado .

Aunque Labastida se encuentra en un virtual empate técnico con el opositor Vicente Fox, en términos de la elección del Congreso, el nuevo presidente probablemente tendrá que negociar con un Congreso opositor.

«Una vez que el nuevo presidente sea elegido, es probable que la gobernabilidad sea un problema clave, específicamente la habilidad del presidente de asegurarse una mayoría activa en ambas cámaras para facilitar la aprobación de reformas», dijo la correduría Salomon Smith Barney.

La duda es si los votantes intentarán equilibrar los poderes ejecutivo y legislativo al momento de sufragar, lo que depende mucho del propio resultado de la pelea presidencial

Si un partido logra más del 42% de los votos automáticamente tendrá mayoría en el Congreso. Así, un apoyo más fuerte de lo esperado a favor de Labastida haría que el PRI ganara la presidencia y controlara ambas cámaras.

Ante una eventual victoria de Fox es menos probable que permita al PAN controlar el Congreso porque los votantes aparentemente están más atraídos por Fox como figura política que por el PAN como partido. (Reuters)


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