El antes y el después de Indio

“Lo vi y me enamoré” dijo su nueva dueña de Roca, que se había prometido no tener más perros.

El antes y el después de Indio

“Lo vi y me enamoré” dijo su nueva dueña de Roca, que se había prometido no tener más perros.

Indio es un mestizo de edad avanzada que fue rescatado en un estado más que deplorable. Hoy su ejemplo enseña cómo un perro puede recuperarse, a pesar de sus años, con una vida digna y una familia que lo contenga. En esta historia, el amor es el remedio necesario.

Las protagonistas, Jimena Fernández, rescatista; Sandra Saavedra, colaboradora; Silvia Ortiz Astudillo y su hija Galle Paladino, la familia de tránsito; y Pilar Martínez Cavallo, la adoptante, nos narran los hechos.

Un día como tantos, Jimena Fernández, en su tarea de ayudar a los perros desamparados, regresaba de ver a uno de ellos cuando se encontró con el protagonista de este relato

“Hacía el recorrido de siempre, cuando lo vi a Indio”, cuenta Jimena. “Estaba en calle San Juan cerca de una iglesia Adventista de barrio Nuevo. Lo vi, bajé, le ofrecí comida, -siempre ando con una bolsita para ellos, acota- cuando una vecina me dijo cómo se llamaba y que siempre andaba así”.

El estado de Indio era lastimoso. Hubo que ir tratando sus males de a poco.

“No dudé, saqué fotos e hice de tripas corazón, me fui con todo el dolor, porque no tengo lugar y ya no me puedo dar esos lujos de levantarlo”, prosigue la rescatista. “Entonces inmediatamente subí las fotos al face y publiqué la necesidad de una adopción, haciéndome cargo de todo su tratamiento, traslados, cuidado y gastos veterinarios -aclara – no puedo pedir tránsito porque no puedo responder a eso” concluye.

“Pero si sale una adopción, me hago cargo de todos sus gastos”, continúa Jimena.

“Estuvo varios días allí, con la ayuda de Sandra Saavedra, quien sin tener los recursos, es la más colaboradora en curar y cuidar a los callejeritos y concientizar, hablando con los vecinos -prosigue Jimena -. Se encargaba de hablar con su dueño, aunque no resultó cambiar la situación de Indio”, resume.

“Cuando pedí la adopción, salió Galle Paladino que me ofreció tránsito. Le respondo que no puedo darlo en tránsito porque no puedo responder a esa situación”. Y explica: “porque si vos mañana me decís que no lo podés tener, no lo puedo volver a la calle, me parece un acto de crueldad; más eso que dejarlo ahí donde estaba” -reflexiona la proteccionista-.

Solución transitoria

“Entonces Galle me dice : ‘-Bueno no importa, si no sale la adopción, lo integro a la manada (de perros callejeros) de las 500 Viviendas; por lo menos va a tener comida, va a estar cuidado y techo no le va a faltar. Además está mi madre (Silvia Ortiz Astudillo) también’, ambas viven en el barrio y tienen una rotisería”, relata Jimena.

“Cuando lo levantamos dijimos ¡pobrecito, ¿cuánto más va a vivir?! Se veía muy deteriorado y viejito”, comenta.

Con solo 24 kilos de peso, Indio tenía sarna en todo el cuerpo, un tumor de sticker (TVT) en su pene y un total estado de abandono.

Primero la desnutrición, luego un tumor maligno y por fin la sarna. Así fue superando el perro sus patologías.

Fueron seis meses en tratamiento. Primero hubo que recuperar el peso, recién después pudo hacerse las quimioterapias para el tumor y después empezó el tratamiento de sarna, “porque las dos drogas eran muy fuertes, estaba muy complicado”, prosigue Jimena. “Así que fue largo y penoso”.

La rescatista está más que agradecida con Silvia y Galle “porque además de cuidarlo, la sarna produce olor, encima las quimios tienen sus consecuencias y ellas dieron todo”.

La recuperación

Después el tema fue encontrar un lugar, porque al recuperarse Indio se mostró activo, vivo inquieto, con lo cual se hizo imposible integrarlo a la manada… Y ya los vecinos comenzaban a molestarse.

“Así que decidimos ponerlo en adopción, aunque la madre de Galle (Silvia) no quería darlo porque estaba muy encariñada: – Indio miraba dibujitos en la TV junto a su nieto-”, continua relatando Jimena.

“Vamos a esperar que pase el verano, por el calor… Después, vamos a esperar el invierno’, decía Silvia . Eran excusas para no darlo, pero no había remedio, había que encontrar una adopción. Pero pensaba ¿quien va a querer a un viejito cuando es tan difícil la adopción?”, rememora Jimena.

Silvia lo acogió mientras duró el tratamiento. A medida que el perro mejoraba se hizo más activo y juguetón.

Sin embargo, a los pocos días le escriben: “Queremos conocer a Indio”.

“La familia (de Pilar Martínez Cavallo) quería un perro adulto: -’queremos conocer a Indio’, dijeron”.

Pero la posible adopción tenía que pasar primero la prueba de la familia de tránsito que se había encariñado con el perro. Aunque -dice Jimena- “no perdería por nada del mundo está adopción”.

En esa etapa de prueba lo esperaba Pilar Martínez, que reunió toda su familia para recibirlo.

Pilar relata la llegada de Indio

La familia adoptante cuenta cómo llegaron a Indio. Pilar con Lucas, su pareja, tuvieron por cuatro años un perro de la calle que adoptaron -”Cabezón” se llamaba- que falleció el año pasado según relata la mujer. Había aparecido cuando construían su casa y terminó siendo parte de la familia.

Junto con la pérdida de su mascota Cabezón, Pilar también sufrió la muerte de su padre, todo lo cual le trajo mucha tristeza y para sobrepasar el duelo había decidido no adoptar más mascotas. “No estaba pasando por un buen momento” -cuenta la adoptante- .

El día del encuentro. Salió tan bien, que iba a ser de prueba pero ya Indio se quedó.

Sin embargo, la vida sigue y “decidimos con Lucas, tener un perro que fuera grande de tamaño y de edad, que hubiese tenido un problema de salud, donde la mayoría de la gente no lo elegiría para adoptar”, reflexiona Pilar.

“Teníamos mucho amor para dar, una casa con patio grande, quería un perro así para darle una oportunidad y compensar todo lo que no tuvo en su vida… y venía mirando las publicaciones y los casos por facebook, de agrupaciones que rescatan perros, las fotos y escribí, me pareció dulce la historia (de Indio), lo que luchaba y le escribí a Jimena si podía conocerlo”, concluye Pilar.

“Coordinamos con Lucas para conocerlo personalmente y dijimos no solo nos tiene que gustar sino que el perro debe tener una conexión con nosotros, ver si podemos llegar a congeniar”, relata

“Y el día que fui por primera vez… lo vi y me enamoré” -relata emocionada. “Me pareció un perro, súper vital, cariñoso, nos movía la cola, nos pedía mimos, quiso jugar con nosotros, ya ese día dijimos queremos que Indio sea parte de nuestra familia”.

Indio con su nueva familia.

Por fin, ya con la aceptación de la familia que lo tuvo en tránsito, Indio entró a su nuevo hogar.

“Había que congeniar entre todos, Jimena, la Galle, para ver si estaban de acuerdo con la adopción; así que acordamos un día, fueron a casa y si bien (el perro) había ido a prueba para ver cómo se adaptaba a la casa, ese mismo día se quedó”.

“Estamos felices, él está feliz, es el perro que yo siempre quise tener, es un perro que da mucho amor, muy agradecido y nosotros también estamos muy dispuestos a darle todo el amor. La verdad que el destino quiso que el fuera parte de nuestra vida y nosotros de la de él”.

Y concluye la historia reflexionando: “Solo nos llevamos el premio, porque la gente que lo rescató, es mérito de ellos que hoy Indio esté bien y tanto trabajo que hacen por sacar los perros de la calle y luego buscarle un lugar”.

El posteo en el face de la Galle Paladino:

Datos

“Hoy voy a contar una historia feliz…
y los invito a leerla… Dónde gracias a Dios hoy puedo contar otro final… Qué en realidad es un comienzo para mi Indio… Nuestro Indio… Hace muchos meses me encontré con una publicación en Facebook de Jimena Fernández (capítulo aparte para ella, quien estuvo en todo momento presente para Indio, en todo!) donde solicitaba tránsito para este bombón así como se ve en la primer foto… con sarna en todo su cuerpo, un tumor de sticker en su pene, con 24 kilos y un estado de abandono inimaginable… pero real… como es costumbre en Jime y seguramente tanta gente puede dar fe de lo que estoy diciendo, no miró para otro lado y corrió a rescatarlo (como a tantos! Te amo Jime). Junto a mi mamá nos ofrecimos de tránsito… Una alimentación específica, castración. Frecuentes visitas a la veterinaria (veterinaria la veleta Mendoza y Alsina… Son gran parte de todo esto) pero por sobre todo mucho amor… Mimos y paseos diarios… Gracias a mi mamá por su amor incondicional para con Indio… fuiste su pilar… Su conexión otra vez a que hay gente buena y puede abrazar tanto… Más que nada a su corazón tan decepcionado de tanta gente que lo miró sin mirar… Hoy estamos felices porque esta recuperación tiene su broche de oro… INDIO FUE ADOPTADO!! Siempre hay gente buena… Y él encontró a los mejores… Pilar Martínez Cavallo y su hermosa familia
son parte de Indio ahora y sabemos que le espera el mejor futuro y más amor de lo que él jamás pudo imaginarse…”

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