Una luchadora por el “no a la pirotecnia” y contra el maltrato animal

Polémica y combativa, la roquense Gaby Zalazar no tiene pelos en la lengua, cualidad que la ha llevado a realizar denuncias en la justicia, organizar marchas y opinar sin titubeos sobre quienes no respetan la vida de las mascotas o esperan que el trabajo lo realice otro.

Una luchadora por el “no a la pirotecnia” y contra el maltrato animal

Polémica y combativa, la roquense Gaby Zalazar no tiene pelos en la lengua, cualidad que la ha llevado a realizar denuncias en la justicia, organizar marchas y opinar sin titubeos sobre quienes no respetan la vida de las mascotas o esperan que el trabajo lo realice otro.

Está demostrado que el estruendo de la pirotecnia afecta a las personas enfermas, autistas -en especial si son niños- y a los animales en general. Gabriela Zalazar es una rescatista y precursora en la lucha en contra de la utilización de los fuegos de artificio y contra toda forma de maltrato animal.

La mujer lleva adelante su prédica no solamente en Roca sino también en otras localidades aledañas. En 2016 logró juntar agrupaciones de toda la región en una marcha en contra de la pirotecnia y también del maltrato animal, en línea con lo dispuesto por la ley nacional 14346 que lo considera un delito punible con prisión.

Convencida de lo que dice y defiende, hoy Gaby Zalazar está pidiendo un seguro legal para las rescatistas.

El “no a la pirotecnia”

“Administro una página contra el maltrato animal y por el ‘No a la pirotecnia’, -justifica- porque personalmente me pasó con una de mis mascotas. Se infartó un Año Nuevo (a las ) 12 de la noche no vas a encontrar veterinario ni por milagro a no ser que esté en la familia brindando con vos, entonces yo sabía y el rcp respiración cardio pulmonar a mi perrita y gracias a eso se salvó. ¿Y si no hubiese sabido? ¿Y si no hubiese veterinario en la familia? Bueno, entonces empecé y abrí una página”.

Gaby Zalazar no teme alzar su voz en favor de los animales.

“Tengo muchas adhesiones -informa- y me enteré que hay vecinos que hace años vienen luchando contra la pirotecnia, pero (todo) queda archivado en un expediente. Ahí empezamos con las marchas, en un principio se hacían con muchas personas y después -al no haber respuesta del municipio- la gente se bajó un poco, pero las ganas siempre están”.

“Por qué cuento esto” -se pregunta y sola responde-: “Ahí empecé mi lucha en lo que es maltrato, porque nos enseñaron de niños qué es un animal, pero cuando uno tiene una mascota es un integrante de la familia; es como si vos tenés un hijo y lo maltratan… ¿Te vas a quedar en el molde y no hacer nada?” -interroga Gaby.

La búsqueda de justicia

“De esa misma manera lo hice con Pitu, (un perro rescatado cuya historia cuenta después) Empecé mi largo andar por los pasillos de los tribunales, con fiscales, informes de veterinarios, amenazas de las personas que tenían a Pitu… Ahí me di cuenta que teníamos una Ley Nacional que es la 14.346 que es muy vieja, la famosa ley Sarmiento que obviamente cuando se hizo no se hablaba de pirotecnia. Ahora hay mucho abuso, mucha zoofilia, que tampoco está contemplada por la ley. Se necesitan castigos de cárcel y mucho dinero, que les duela el bolsillo porque hemos tenido casos acá en Roca como el de un pitbull llamado Titán, al que aproximadamente 10 personas, además de pegarle con saña y morbosidad hasta lastimarlo, lo violaron analmente con un palo astillado” -afirma.

Existe una ley nacional que habilita a denunciar penalmente los abusos a los animales.

“Hoy por hoy Titán está vivo pero ha quedado con parte de su cuerpito hemipléjico, tiene problemas para hacer sus necesidades. Esa gente está en Roca y es peligrosa. Hay violadores en la calle y son vecinos” -arriesga crítica, Gabriela-.

“Por mi experiencia en violencia familiar, trabajé por cinco años, y ahí aprendí mucho. El hombre golpeador para la sociedad (puede verse como) el más simpático; el golpeador y abusador de perros es igual y -supone Gabriela- lo más peligroso es que no empezó ni terminó con el perro, ya lo viene haciendo con las personas más vulnerables, lo pudo haber empezado con un anciano, con un niño, con una mujer o con un animal y viceversa”, presume.

“Propongo hacer muchas charlas en los colegios, porque los niños son los que van a casa y cuentan: ‘-Papá, mirá me enseñaron tal cosa’. Ellos son nuestros maestros, si un niño escucha que a un perrito no hay que maltratarlo, que no se lo deje encerrado en un auto con mucho calor, que siempre tienen que tener agua, cosas básicas”, así lo reproducirán en sus hogares, postula.

La falta de abogados especialistas

La proteccionista afirma que hay mucha gente en Roca que es rescatista y sabe lo que hay que hacer en caso de maltrato animal y va a tribunales cumpliendo todos los pasos legales o va a la comisaría “pero nos encontramos con que no hay abogados que se ocupen del maltrato animal” lamenta. Pero también señala que “hay una agrupación de jóvenes (estudiantes de Derecho) que son proteccionistas que están por recibirse. Espero que después no se olviden de los animales”.

Un proyecto, presentado en el Senado, promueve la sustitución de la pirotecnia tradicional por la lumínica.

“Necesitamos en Roca, en todo el país, abogados que traten el maltrato animal. Nosotros trabajamos con proteccionistas de otras localidades y nos encontramos con lo mismo”. Y refiere que si hoy “abusás de un perro, te hacen pagar dos bolsas de alimento -arremete- ¿Y lo que sufrió el animal?, ¿Entonces para qué el trabajo que hacen todas las rescatistas, las proteccionistas, las activistas, conocidas o no?”.

La necesidad de un seguro que las proteja

“Una proteccionista corre riesgos, estamos desprotegidas. Se puede morir, como el caso de las chicas de Buenos Aires que por ir a rescatar perros se estrellaron una noche de tormenta, y los animales terminaron ahogados. ¿Quién paga todo eso, te muerden, te golpean, no tenemos seguro – comenta y pregunta – ¿cuándo le van a dar el valor real del trabajo humano que se hace. A mí me ha pasado de tirarme a un canal para rescatar a un perro con los bomberos y clavarme un vidrio”.

“En Roca no hay refugio grande, no hay ayuda monetaria y por eso me molesta mucho cuando una persona publica que necesita ayuda… ¿Qué te pensás, que yo sí puedo? No tenemos dinero”.

“Vivo de mi trabajo como cualquier persona, entonces sugiero que cuando encuentres un perrito: hacé, movete, vendé, no digas ‘no puedo’ porque el ingenio humano siempre puede”, concluye.

La investigación con animales, la zoofilia y la forma de sacrificar al ganado y los animales de granja son aspectos no contemplados en la ley vigente.

Un delito para denunciar

“Es obligación que en la comisaría te tomen la denuncia (por maltrato animal), porque es una ley penal nacional. Y como están los derechos universales de los niños, también están los derechos del animal a nivel mundial”, expresa convencida.

“Hacemos mucho pero entre nosotras hace falta más compañerismo porque también es cierto que estamos desbordadas. No tenemos dónde trasladarlos, donde llevarlos”.

“Sé que molesta lo que digo pero hay mucha gente que es cómoda, quieren evitar sacar el turno, el traslado, el tiempo, los gastos, todo…”

Hacer más por los animales

Gabriela reconoce que el municipio de su parte hace lo que puede pero “faltaría que hagan más, por ejemplo un lugar, un hospital para los animales, pero bueno agradecemos”.

Las agrupaciones de rescatistas piden a los municipios la creación de refugios para los animales callejeros u abandonados.

Por último comenta que “seguimos trabajando con Magdalena Odarda, hemos ido a congresos, llegado al senado de la Nación, donde es una puja importante con empresarios que venden pirotecnia y (ellos) se defienden diciendo que muchas familias se quedan sin trabajo, pero les decimos ‘seguí con la pirotecnia. Hay una pirotecnia fría, en vez de trabajar en algo que mata, que sea algo inofensivo que es la lumínica, que no daña el medio ambiente, ni los niños ni los animales’, nadie quiere dejar sin trabajo a nadie”, define Gabriela.

Se refiere a un proyecto de ley ingresado por la senadora Odarda para modificar y actualizar la antigua ley 14346, de acuerdo a las demandas de las organizaciones y personas dedicadas a la protección animal.

El rescate de “Pitu Enrique”

Gaby y Pitu en la actualidad.

Pitu en su peor momento. Creían que moriría.

Pitu relajado en su hogar.

Datos

Estrechamente unido al tema del maltrato animal y los extremos que puede alcanzar, Gabriela Zalazar refiere la estremecedora historia del rescate de un perro, cruza de dogo, al que traían arrastrando desde barrio Fiske Menuco, por una calle de tierra.
El animal -según cuenta- estaba “casi agonizando, lleno de moscas; un dogo hermoso pero este era un palito, con un grado de desnutrición, piel pegada a los huesos, agusanado. La persona que lo llevaba arrastrando se encuentra con una colaboradora de la página, la señora pretendía tirarlo al canal -imaginate la situación-; sin dudarlo fue a buscarme. Gracias a Dios me encontraba muy cerca, fui de inmediato y tuve una fuerte discusión con la mujer”.
“Fuimos urgente a la veterinaria -prosigue Gaby- el animal estaba muriendo. El tema era dónde lo íbamos a dejar que muera al menos dignamente. El patio de mi casa fue la alternativa, no está cerrado pero iba a estar tranquilo, era un 14 de febrero al mediodía con 40 grados de calor”.
De esto hacen cinco años. “Quedó en casa y Pitulín hoy está conmigo. Lo operaron en conjunto los veterinarios Sabrina García y Nicolás Carillo, de la piel de su panza se le realizó un prepucio para cubrir su pene que estaba comido por los gusanos” -describe la proteccionista. El amor, los cuidados y la buena alimentación hicieron el resto.
“Pitu hace cinco años que está conmigo, lo adopté” -concluye el relato-.

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