Mil personas participaron del Vía Crucis teatralizado en Sierra Grande

SIERRA GRANDE (Especial).- Cerca de un millar de personas asistieron al Vía Crucis teatralizado que se realizó el Viernes Santo en esta localidad.

Por segundo año consecutivo se viene desarrollando esta actividad que apunta a los fieles católicos y a una porción del turismo religioso que se desplaza en los días de Semana Santa por la zona atlántica. El evento fue organizado por la parroquia Nuestra Señora de Lourdes y las secretarías de Cultura y Turismo.

Contó con la participación de unos 30 actores, en su mayoría fieles de la iglesia Católica local, que recrearon el calvario de Jesús. Pasadas las 15, una verdadera multitud se dio cita frente a la parroquia Nues-tra Señora de Lourdes, donde se realizaron las primeras dos estaciones, usando la fachada y las escaleras del templo como escenario.

Desde allí comenzó la procesión por el camino estratégicamente diseñado para que cada una de las estaciones se sitúe frente a edificios históricos de la localidad.

En total se recorrieron cerca de dos kilómetros. Por altoparlantes móviles se transmitían las narraciones de cada una de las catorce estaciones.

Finalmente, la caravana llegó hasta la gruta Linares, un bello lugar al pie de una gran elevación donde bajo la mirada emocionada de los fieles se representó la crucifixión de Jesús, en la persona del joven Aldo Giles. La culminación llegó con la sepultura, para lo cual se aprovechó la gran cueva que le da nombre al lugar. Inmediatamente se escenificó la resurrección donde el intérprete de Cristo subió a una gran piedra. Allí, vestido de blan-co y con las manos abiertas hacia los presentes puso punto final al Vía Crucis teatralizado.

El Papa bautizó a seis personas en la Vigilia

CIUDAD DEL VATICANO (Reuters).- El Papa Juan Pablo II condujo anoche a unos mil millones de católicos del mundo a la temporada más jubilosa del calendario litúrgico de la Iglesia, presidiendo un servicio de víspera de Pascua de Resurrección en la Basílica de San Pedro.

El servicio había sido programado originalmente para la Plaza de San Pedro para que pudiera asistir más gente, pero fue trasladado al templo debido al mal tiempo. El pontífice, que el mes próximo cumplirá 81 años, caminó lentamente ladeándose mientras comenzaba el servicio en el atrio de la iglesia más grande de la cristiandad, donde talló las letras griegas alfa y omega en una vela.

La inmensa basílica, que fue mantenida en la oscuridad, se transformó en un mar de titileos mientras los presentes encendían millares de velas en un gesto que simbolizaba la oscuridad del mundo después de la muerte de Cristo y la luz de la Pascua de Resurrección. Luego fueron encendidas las grandes luces del templo y el Papa, parado en una plataforma móvil para conservar su fuerza, fue llevado por la nave principal hasta el altar para que dijera misa. Durante el servicio, al que asistieron más de 10.000 personas, el Papa, usando vestimenta dorada y blanca, bautizó a seis adultos que se convirtieron al catolicismo. Los seis, cinco mujeres y un hombre, vinieron de Perú, Japón, Italia, China, Albania y Estados Unidos.

En su homilía, la que leyó con una voz firme, clara y relativamente fuerte, el Santo Padre recordó la historia de la Pascua, en la cual dos mujeres fueron a la tumba donde Cristo había sido enterrado y la hallaron vacía. «Qué benditas. No sabían que éste era el amanecer del día más importante de la historia. No podían haber sabido que ellas mismas serían los primeros testigos de la Resurección de Jesús», dijo.


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