Mineros: 33 historias rodeadas de mitos y con pocos finales felices

La mitad no tiene trabajo y espera una pensión del gobierno

El costo del rescate nunca quedó claro. Se habló de entre 10 y 20 millones de dólares. Un tercio fue aportado por privados.

Un año después del derrumbe en Atacama

SANTIAGO DE CHILE (AP).- Uno de los mitos sobre los 33 mineros que sobrevivieron durante 69 días a 700 metros de profundidad y a altas temperaturas, es que son millonarios y no necesitan trabajar. Pero eso es sólo un mito. Las 700 toneladas de roca que hace un año cayeron sobre sus cabezas en la mina San José, en pleno desierto de Atacama, implicó un monumental reto vital y personal que sólo pocos pudieron aprovechar.

A la gran mayoría se le acabó el dinero que recibieron de diversas fuentes, 15 no tienen trabajo, siete dictan charlas motivacionales, tres venden frutas y verduras en la calle, dos tienen pequeños negocios de abarrotes y los cuatro restantes volvieron a trabajar en minas.

No todos los mineros se reunirán ni estarán presentes hoy, cuando se cumpla un año del accidente y se celebren actos en la mina.

Varios están resentidos porque algunos supieron aprovechar los 15 minutos de fama mejor que otros. Pero todos tienen la esperanza de que el gobierno anuncie que les otorgará una pensión vitalicia, y que podría bordear los 430 dólares mensuales. No obstante, la presencia del presidente Sebastián Piñera podría generar un viraje en la jornada, porque se prevén protestas de 240 trabajadores de la mina que se salvaron del derrumbe, pero que se quedaron cesantes y con el 40% de su liquidación laboral sin pagar.

Entre los protagonistas principales, la mayoría no puede volver a hacer lo único que saben hacer porque los 69 días de encierro crearon secuelas sicológicas de las que no se han podido recuperar. De hecho, casi la mitad del grupo ya no tiene edad para volver a buscar trabajo.

El minero Omar Reygadas dijo a AP que ahora se dedica a dar charlas motivacionales a otros trabajadores “para mostrar cómo es el trabajo en equipo, la fuerza y la fe, mucha fe’’. Dijo que al salir de la mina desarrolló miedo a la oscuridad, a estar solo, y que tenía pesadillas recurrentes en las que soñaba estar atrapado nuevamente en la mina.

Pero esa imagen de héroes con la que salieron de la mina es hoy apenas un recuerdo. La popularidad de los mineros cayó mucho, sobre todo cuando se supo que 31 de ellos demandaron colectivamente por 17 millones de dólares, por negligencia del Estado en el cuidado de la mina. Dos más lo hicieron por su cuenta.

Luis Urzúa, jefe de turno y uno de los líderes del grupo cuando estaban atrapados, dijo a la AP que el año “ha sido de dulce y agraz’’. Ha viajado, conocido gente, pero se mostró dolido por las críticas de la gente por la interposición de la demanda.

En la acción judicial, los trabajadores argumentan que la estatal Servicio Nacional de Minería y Geología no cumplió con su deber de supervisar las actividades y seguridad de la mina.

El abogado de los mineros, Edgardo Reinoso, dice que hay una “campaña de indisposición’’ contra el grupo y Urzúa enfatizó que “nosotros estamos muy contentos, muy agradecidos con el gobierno, con el presidente por lo que hicieron. Nosotros hicimos esa demanda para que la gente entienda que toda la gente tiene derecho a poner una demanda cuando las cosas no se están haciendo bien’’.


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