«Moncloa»
¿Existe el cansancio moral? ¿Es tangible en el cuerpo como lo es una fiebre o una comezón? Las disputas por cerro Chapelco son históricas en San Martín de los Andes y más de uno muestra signos de agotamiento.
En la retahíla de episodios ligados al complejo de esquí, destaca el portazo de las comunidades mapuches en las narices del intendente Jorge Carro, a propósito de desacuerdos sobre una oficina de asuntos aborígenes, cuyo principal -acaso único- objetivo es encaminar las discusiones por el futuro de la montaña.
En el mientras tanto se cae la experiencia piloto con cañones para crear nieve artificial, lo que inquieta a la provincia porque teme que la concesionaria retrase el plan de inversiones.
Hay un llamado a audiencia pública por los polémicos aparatos, que los mapuches rechazan, y siguen las indefiniciones sobre la titularización de 202 hectáreas que las familias originarias reclaman en el cerro. Se superponen negociaciones, reclamos, descontentos… presiones.
La ensalada se ha sazonado con una comisión interinstitucional aprobada el viernes por el Deliberante, que pretende reunir a todos los actores para de una vez construir consensos.
Como en «Moncloa», aquel pacto que en 77 reorientó la economía y la democracia españolas luego de la dictadura franquista, y cuando la península se desangraba en impotencias y fragmentación política.
Por entonces había inflación y rumores de nuevas «soluciones» autoritarias, tras 40 años de oscurantismo.
San Martín de los Andes no es un país. Sus instituciones no están en riesgo y su economía no atraviesa descalabros sino fuerte crecimiento, anclado en el turismo y la construcción. De modo que las razones del llamado «Pacto del Palacio de la Moncloa» no son comparables ni aplicables en este caso, al menos en apariencia.
Pero San Martín está en crisis y que afecta a toda la comunidad, pues ataca a su principal fuente de ingresos, y que por recurrente resulta agobiante con cada inicio de temporada de invierno.
En consecuencia, sí que hay enseñanzas en aquel ejemplo español. El Pacto de la Moncloa vino precedido de reformas políticas y reconocimiento de sectores que fueron obligados a la clandestinidad por Franco, como el PC y los sindicatos.
Para eso fue necesario poner freno a las posiciones maximalistas de la derecha y al revanchismo de la izquierda; redistribuir el costo de la crisis y ejercer un liderazgo inteligente como el de Adolfo Suárez. Pero, sobre todo y ante todo, fue imprescindible asumir que en asuntos vitales para la prosperidad de un pueblo sólo cuajan si cada uno acude dispuesto a renunciar a una parte de las pretensiones sectoriales. Ese fue el espíritu de Moncloa.
Acaso es el que hoy se necesita con urgencia en San Martín de los Andes.
Fernando Bravo
rionegro@smandes.com.ar
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