Mucha aceptación

Salvo excepciones, muy aisladas, el estacionamiento medido fue bien aceptado por la ciudadanía y más allá de los problemas técnicos ocasionales, las personas encargadas del cobro no fueron maltratadas por su condición. Del Campo dijo que algunos casos aislados de discriminación hacia “los pibes de barrio” hubo, pero no pasan de la anécdota. “La mayoría de los barilochenses vio con buenos ojos esta iniciativa, y más allá de la negación inicial de pagar por algo que durante años fue gratuito, la gente entendió que esto es más que necesario, ya que el estacionamiento era caótico”, indicó. Los coordinadores consultados por este diario también minimizaron los problemas. “Siempre hay gente desubicada; basta con preguntarles a los inspectores de tránsito”, respondió uno de ellos. (ver recuadrito Carolina y Alexandra) Los encargados asignan en cada turno las cuadras a los trabajadores y luego recolectan el dinero y realizan las rendiciones. Cada uno trabaja solo con los jóvenes de su grupo o ONG.


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