Mucha lucha, poco juego

Francia y Uruguay empataron ayer sin goles en Ciudad del Cabo, en un gris debut en el Mundial de fútbol de Sudáfrica. El empate deja las cosas igualadas en el Grupo A, después de que Sudáfrica y México terminaran 1-1 en el partido inaugural en Johannesburgo.

El duelo del estadio Green Point fue acorde con la noche fría de Ciudad del Cabo, un partido muy táctico en el que los dos equipos mostraron más miedo a perder que pasión por ganar.

El choque, sin embargo, prometía algo muy distinto con un comienzo eléctrico, algo extraño en dos equipos que gustan poco del desorden.

A los siete minutos, Ribéry se marchó por la banda izquierda y centró al área para que Govou sólo tuviera que empujar el balón. Pero el “10” galo apenas rozó la pelota y su remate se fue fuera.

La jugada había nacido en realidad de los pies de Abou Diaby, la gran novedad en el once de Raymond Domenech, quien dejó en el banco a Florient Malouda.

Francia ganó músculo en el medio con Toulalan y Diaby por delante de la defensa, pero perdió la llegada al gol que ofrece Malouda, sobre todo ante una zaga como la uruguaya, con tres centrales atrás y dos volantes en banda muy pendientes de defender.

Uruguay tardó en encontrar su sitio, con un Diego Lugano siempre muy impreciso. El capitán tuvo la ayuda certera de Diego Godín y Mauricio Victorino.

La circulación de balón de los franceses se hizo imprecisa y lenta, y a Uruguay le costó poco mantener a raya a los bleus. Los de Tabárez tenían el partido donde querían, las aproximaciones al área eran escasas y el juego muy poco fluido.

El 0-0 parecía inamovible, pero a los 36 minutos del complemento Lodeiro golpeó a destiempo sobre el tobillo de Sagna, vio la segunda amarilla y la roja. Las chances de Francia revivieron.

El balón pasó a ser propiedad exclusiva de los de Domenech y Uruguay se encerró a la espera de una embestida final. Pero Francia tuvo su mejor oportunidad en una falta en la frontal del área con el tiempo ya cumplido. Henry intentó superar la barrera, pero Abreu saltó como nunca y desvió el balón. Una triste ejecución que resumió el partido.