Muerte digna

A propósito del análisis sobre la muerte digna realizado por el Dr. Julio Chiappini y publicado en este diario el 21 de febrero -sin duda, una opinión para el debate sobre el tema de quien termina afirmando que es ateo-, con todo respeto considero que se trata de un típico cristiano sin dios, o sea que niega a dios pero desde la moral y los valores cristianos -mejor diríamos judeocristianos- como son la humildad, la compasión, la misericordia, el sometimiento a algo superior, etcétera. Esta mirada impresiona como retardataria de la visión laica, sin que se diferencien los valores de este ateo de los del cristiano creyente.

Es justamente en los temas de salud-enfermedad-muerte, incluso en la bioética, donde la ideología judeocristiana se hace más evidente, y en el caso que nos ocupa más aún, pues avanza hasta los extremos de determinar desde esa cultura el buen morir. Te quieren imponer cómo debes morir, sólo falta la frase «Parirás con dolor y, si es posible, morirás igual».

Considerar inaceptable que un ser humano pueda decidir no continuar con el sufrimiento de una dolencia terminal es sólo comprensible desde la ética cristiana. Además, la ley no propone abolir los cuidados paliativos que acompañan a la persona en un estadio terminal ni si él o su familia desean continuar con la asistencia habitual de nuestra medicina que, no está de más decirlo, es de la misma cultura.

En fin, como dice Michel Onfray, tenemos que avanzar en un nuevo orden ético donde el cuerpo deje de ser castigo y la tierra un valle de lágrimas, la vida una catástrofe, el placer un pecado, las mujeres una maldición y la inteligencia una presunción.

Debemos luchar contra el temor de enfrentar la muerte y entender la finitud del hombre, que es lo que moviliza la angustia existencial. Es en el crecimiento en la filosofía donde encontraremos la razón.

Soy un ateo crecido y formado en la cultura judeocristiana y lucho día a día para encontrar esa razón, la inteligencia y el espíritu crítico; por eso, como legislador voté alborozado esa iniciativa de muerte digna.

Por último, es evidente que a los monoteísmos y al ateísmo cristiano les molestan las reformas, el hacer algo nuevo, el cuestionar el orden. Antes te mataban con esa pulsión de muerte que los caracterizó y aún hoy cuesta muchas vidas. Seguramente el autor de la nota no se habría animado a comer la manzana… hubiera reprimido su curiosidad, hubiera preferido no saber.

Alcides Pinazo, DNI 4.537.008

(Ex legislador) – Choele Choel


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