Estilos opuestos, equipos inolvidables: Argentina, campeón en 1978 y 1986

Argentina se consagró dos veces, pero con formas distintas de ver el mismo deporte. Escuelas diferentes que levantaron la Copa del Mundo.

La idiosincracia argentina también se puede contar a través de la historia de la selección. Éxitos inolvidables, fracasos rotundos y la certeza de que los mundiales unen al pueblo como ningún otro fenómeno social en nuestro país.

En el 78, un contexto complicado en plena dictadura sangrienta fue el escenario de la obtención del primer título. Con un estilo ofensivo, lírico y con grandes jugadores, los dirigidos por César Luis Menotti se consagraron en el Monumental desatando la primer gran alegría.

Mario Kempes fue la figura, pero Leopoldo Jacinto Luque, Osvaldo Ardiles, René Houseman, Ubaldo Filliol, Daniel Passarella, Américo Gallego y Daniel Bertoni se convirtieron en referentes inmediatos a la hora de hablar de historia en el seleccionado.

La coyuntura no fue ajena por varias razones. El éxito deportivo tapó mucho de lo que sucedía en el país y hay sospechas fundadas de que el gobierno de facto incidió en momentos clave del torneo en favor del local. Cualquiera haya sido la realidad, el estilo y la calidad de aquel plantel fueron indiscutidos.

Ocho años más tarde, la situación fue completamente diferente. Los dirigidos por Carlos Salvador Bilardo entraron por la ventana a México 86.

El entrenador replicó la escuela pragmática que lo había llevado a ser campeón al mando de Estudiantes de la Plata. Con un tacticismo extremo, rearmó el equipo para los siete partidos del mundial con algunos futbolistas que no habían jugado un minuto en forma oficial.

Mejoró la estructura para respaldar a Diego Maradona y el 10 hizo el resto. No son pocos los que intentan quitarle mérito a aquel plantel por la presencia del futbolista surgido en Argentinos Juniors en sus filas.

Quitarle algo de mérito a aquellos campeones es igual de injusto que hacerlo con los del 78 por otras razones. En terreno hostil, el equipo del Narigón impuso su estilo. Ganó en forma invicta porque supo acompañar al distinto, algo que a Argentina le costó mucho en los últimos años a pesar de tener a Messi.


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