Gabriel Rouret, amigo, técnico y confidente de Marcos Acuña

Desde las inferiores de Don Bosco a la Selección. Rouret ha acompañado desde siempre la transformación de Marcos.

El chico de Zapala la estaba rompiendo. A pura gambeta y atrevimiento armó una fiesta de fútbol en el provincial de San Martín de los Andes. En las tribunas muchos cruzaban miradas asombrados por el nivel que mostraba el nene que representaba a César Petersen, el campeón zapalino.

Hasta que antes del final del primer tiempo, el árbitro paró el partido. Se acercó al chico y extrajo la tarjeta amarilla. Enseguida pitó el final y todos enfilaron para el descanso..

–Qué pasó? Porqué le sacaste amarilla?, preguntó sorprendido el DT del pibe.

–No lo amonesté, solo paré el partido para anotar su nombre. Este chico es un monstruo, va a jugar en primera, respondió el árbitro.

La anécdota, entre risas, la cuenta el entrenador de aquel momento, Gabriel Rouret, quien entabló una relación de amistad que va mucho más allá del fútbol con Marcos Acuña, el pequeño que deslumbraba a todos ya desde esa época.

“Lo conocí en la liguita infantil que armamos con Claudio Joselovsky, Patricio “Cubilla” Melinao, Hugo Calderón, Hugo Escobar y un montón de gente más. Con César Petersen salimos campeones locales y ahí se le pedí prestado a “Cubilla” para jugar el provincial. Desde entonces estuve cerca”, contó Gabriel.

En esa época tener al Huevo en tu equipo era una ventaja decisiva. “Recibía de espaldas, la dejaba picar y cuando giraba la clavaba en el ángulo. Era gol seguro, antes de que pateara ya lo iban a abrazar”, recuerda Gabriel.

Unos años más tarde volvieron a cruzarse en las inferiores de Don Bosco, donde Rouret desarrolló un trabajo destacadísimo en la formación de buenos jugadores y mejores personas. “Nunca me gustaron demasiado las pruebas porque me parecían un manoseo innecesario para los chicos. Una vez al Huevo lo convocaron para viajar con otros chicos desde Cutral Co, pero como no tenían lugar en la Traffic lo hicieron ir solo con los bolsos en un colectivo”, recordó.

Las vueltas de la vida y la sensación de ciclo cumplido, lo llevaron a cerrar su paso por el fútbol infantil con una fiesta inolvidable en diciembre de 2007. Paradojas del destino dos meses después salió la chance para que el Huevo se presente en Ferro. “Daniel Mellado tenía un conocido que era dirigente, esta persona se lo llevó a vivir una semana en su casa y ahí logró quedar”, recordó.

“Yo soñaba con verlo jugar en un equipo de primera. Esto de llegar a Europa y ahora a la selección es un bonus track inolvidable. Sabemos de todo el esfuerzo que hizo y se merece estar viviendo un momento así”, contó quien en pocos días más estará viajando a Rusia para acompañar la ilusión zapalina junto a su hijo Marcos y dos amigos.

“El Huevo tiene una esposa maravillosa que lo apoya en todo momento y dos hijos que son sus pilares (Gabriel es el padrino de la nena de 4 años). Ellos están junto a él en cada paso”, concluyó.

El paredón

Gabriel Rouret, en tiempos de DT

Acuña, el primer futbolista regional que jugará un Mundial.

Datos

“Cuando necesites una mano, quien crees que te va ayudar. Los que estamos de este lado del paredón o los que están del otro”.
Los últimos rayos de sol se escondían en el horizonte cuando el adolescente escuchó la pregunta. La voz era inconfundible. El que hablaba era su entrenador, amigo y confidente. El chico estaba subido al tapial detrás del arco de Don Bosco y desde ahí miraba como practicaban sus compañeros de las inferiores. Del otro lado esperaban algunas malas influencias.
–Ustedes –alcanzó a responder.
–Bueno, entonces bajate y vení a jugar que te necesitamos
–tiró el DT con esa mirada paterna con la cual lo acompañó siempre.
“Son momentos. Justo el Huevo había dejado de entrenar pero enseguida regresó con el grupo y ya no paró más”, reveló Gabriel.

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