La crisis de la lira turca golpea fuerte a los emergentes

El enfrentamiento político y ahora arancelario de Trump con Erdogan mostró la vulnerabilidad de las economías en desarrollo, entre ellas Argentina.

Desde el rand sudafricano al peso argentino, pasando por el real brasileño o el rublo ruso, la mayoría de las divisas emergentes se hunden desde hace una semana por el desplome de la lira turca, prueba de la vulnerabilidad de estas economías muy dependientes de los capitales extranjeros.

En Argentina ayer el gobierno de Mauricio Macri intentó frenar el avance del dólar, que pasó los 30 pesos por unidad. (Ver página 13)

La crisis entre Washington y Ankara, primero política -por el desacuerdo sobre la suerte de un pastor estadounidense juzgado en Turquía por “terrorismo” y “espionaje”-, se extendió rápidamente al terreno económico.

Las sanciones, como duplicar las tasas aduaneras estadounidenses al acero y aluminio turcos, se sucedieron a las declaraciones diplomáticas amenazantes, poniendo nerviosos a los mercados mundiales.

Aunque la lira turca, que perdió un 19% frente al dolar en la jornada del viernes, está en primera línea, otras divisas emergentes entraron en la tormenta.

En una semana, el rand sudafricano y el rublo ruso perdieron un 8% ante el dolar, alcanzando ambas su nivel más bajo desde hace dos años. La misma tendencia que siguió el real brasileño (-4%).

El índice MSCI de divisas emergentes cayó a su nivel más bajo en un año. El efecto dominó de esta crisis turco-estadounidense evidencia sobre todo el nivel de vulnerabilidad frente al dólar, y más de manera general frente a los inversores extranjeros de las economías emergentes.

“El contexto actual es cada vez más preocupantes para los mercados emergentes. En particular para Sudáfrica, ya que nos volvimos dependientes de las entradas de capital extranjero”, señala el economista sudafricano Gavin Keeton en el diario Business Day.

Desde principios de año y la aceleración del aumento de los tipos de interés en Estados Unidos, las divisas de este país se resienten. El fin de la política monetaria estadounidense complaciente penaliza en primer lugar a estos países, que se financian en los mercados internacionales para incentivar su crecimiento y su desarrollo, mostrando su fragilidad interna.

Este mecanismo crea un círculo vicioso: la divisa local pierde frente al dólar, el costo de las importaciones sube de manera automática y con éste la inflación, lo que sólo anima a los inversores extranjeros a recuperar lo invertido.

Datos

Los inversores extranjeros prefieren migrar al mercado estadounidense, más lucrativo, y abandonan los mercados emergentes.

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