Revelaron la verdad del rescate de los 12 niños tailandeses de la cueva

Pese a que en su momento trascendió que salieron buceando, se reveló un método muy distinto para el rescate.

El histórico rescate de los 12 niños futbolistas de Tailandia fue, sin dudas, uno de los grandes hechos internacionales del 2018. Sin embargo, se supo en las últimas horas que parte de esta historia fue una mentira. La publicación del libro “The Cave” sacó a la luz un dato que modificó por completo el relato del operativo, y que sorprendió al mundo entero.

En aquel momento, los socorristas encontraron a los niños dentro de una cueva en la que llevaban aislados 10 días. Con el arribo de un doctor y agentes de fuerzas especiales comenzó el operativo rescate, que terminó con los 12 niños libres y la trágica muerte de un rescatista. Sin embargo, no todo es lo que parece… o al menos lo que trascendió en su momento.

Ocurre que una de las particularidades del rescate era que, al tener poco oxígeno en la cueva, sacar a los niños de allí era una cuestión de urgencia. Sin embargo, la única forma posible al estar todo inundado era hacerlo mediante buceo, una técnica que ya suele ser difícil para aquellos que la practican. Y si así es para los experimentados, para un niño preadolescente que jamás entrenó es casi imposible.

La versión que recorrió el mundo fue que los niños aprendieron a bucear después de clases intensivas y luego lograron escapar. La verdad, sin embargo, fue muy diferente. Es que los chicos fueron sedados con tres drogas distintas, esposados y arrastrados inconscientes hasta la salida.

Así de crudo como suena, fue. Y si bien no hubo queja alguna de los niños ni de los padres, pues el operativo fue exitoso, llama la atención el riesgo tomado. “Si buceamos ahora, algunos podrían morir; pero si no buceamos, todos morirán y solo vamos a recoger 13 cuerpos” explicó uno de los rescatistas.

Fue así que los niños fueron separados en tandas, y a cada uno de ellos se le administraron tres drogas: ketamina (para sedarlos), Xanax (por el miedo) y atropina (reducción de saliva para evitar ahogos). Luego se les colocó una máscara de oxígeno que fue sellada con silicona, y se los esposo para que no reaccionaran y generaran peligro en caso de despertarse durante el traslado. Una segunda dosis de ketamina iba preparada para cuando la primera estuviera por quedar sin efecto.

Así, en ese estado, fueron arrastrados uno por uno hasta liberar la cueva entera. Sólo uno de los niños amagó con despertarse durante el traslado, pero fue rápidamente sedado. Pese al método riesgoso, todo salió perfecto y la única pérdida fue la de un rescatista que no logró sobrevivir.


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