Trabajan para subsanar la crítica situación de los acueductos para Cutral Co y Plaza Huincul
La falta de inversión en el mantenimiento preventivo pone en riesgo el normal abastecimiento del servicio.
Ambos sistemas son operados por el EPAS, que entrega el agua a los dos municipios. Foto gentileza.
Una situación delicada atraviesa el servicio de agua potable para Cutral Co y Plaza Huincul. La falta de inversión en el mantenimiento preventivo -que acumula años- pone en riesgo que el líquido llegue de manera normal y diaria, sin que se rompan los dos acueductos. Mientras las autoridades provinciales y locales coordinan para avanzar en las soluciones, los trabajadores lanzaron la luz de alerta por lo que consideran un “crítico” panorama.
La entrega de agua potable para las ciudades de Cutral Co y Plaza Huincul no es una tarea ni sencilla ni económica. Abastecer a los pobladores de la comarca petrolera requiere de la puesta en marcha de dos acueductos: uno en el río Neuquén y el otro en el lago Los Barreales. Sin embargo, ambos están a unos 40 kilómetros de distancia promedio y eso implica sortear las diferencias en la altura del terreno, desde los cursos de agua hasta las localidades.
Los dos sistemas –acueductos- los opera el Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS), que entrega el líquido a los dos municipios y éstos lo distribuyen entre los habitantes.
Pero las continuas roturas en los caños -en este último tiempo Los Barreales registró cuatro- impiden una provisión regular. Durante el verano, el desabastecimiento encuentra a los vecinos con los tanques de sus hogares vacíos cuando se producen estas fisuras.
El EPAS encargó un estudio para que se determine las condiciones en las que están los dos acueductos. El del río Neuquén es el más viejo – data de 1983- y fue ampliado en 1994, hecho que se recuerda por la suerte de baño que se dieron debajo de un caño el exgobernador Jorge Sobisch y el exintendente Adolfo Grittini, entre otros funcionarios.
Con 41 y 30 años respectivamente y sin el mantenimiento adecuado, las condiciones no son buenas. Se debe realizar “un mantenimiento agresivo que asegure el funcionamiento de los acueductos”, reveló el informe. A pesar de ello, y con los elementos con los que se cuenta, la operación es satisfactoria. El informe indicó que el costo de operación anual estimado para los dos acueductos supera los 4.000 millones de pesos.
La emergencia que relevó el informe coincide con la apreciación de los operarios del EPAS. “La situación es crítica tanto en el río Neuquén como en Los Barreales. El de Buena Esperanza cuenta con tres bombas de captación en el río, pero tenemos una sola en marcha”, relató el empleado Carlos Muñoz, que hace 36 años está en el EPAS y fue en dos oportunidades integrante del directorio por la representación obrera.
Detalló que hace un mes atrás se rompió la segunda bomba y el tercer equipo está en proceso de armado, pero “tuvimos que parar poque no hay repuestos para seguir armándola”, dijo a Diario RÍO NEGRO. Consideró que el deterioro es consecuencia de los últimos diez años sin inversión mínima.
“No le vamos a echar la culpa al actual gobierno, esto viene desde hace 10 años. Lo que pasa es que antes quedaban en stock y en estos tiempos no”, opinó.
Son las bombas precisamente las que van a comenzar a repararse en primer término. El presidente del EPAS, Gustavo Hernández dijo a este medio que se trabaja “coordinadamente con los municipios” y que desde provincia se abordará la reparación de las bombas en la planta Buena Esperanza y del otro equipo que está en el río Neuquén.
“Los plazos (para terminar los arreglos) son aproximadamente tres meses. Por eso estamos haciéndolo ahora y queremos aprovechar la época invernal. A más tardar, a fines de agosto podremos tener todo operativo y garantizar que el servicio esté en condiciones, con aguas seguras en cantidad y calidad para las comunidades”, refirió Hernández.
Otro de los problemas está en los tableros de electricidad que permiten el arranque de los equipos para bombear el agua potabilizada desde Buena Esperanza hasta Cutral Co, para su distribución.
“Hemos desarmado tableros eléctricos de una bomba para ponerlos en la otra y sostener el servicio. Son del ‘95, son viejos, hoy la tecnología los ha superado. En algún momento se tienen que renovar”, aportó el operario Muñoz.
La semana que pasó, los trabajadores – que, entre los dos acueductos, perforación y las lagunas de depuración suman 90- plantearon esta situación ante los ediles de las dos ciudades y al intendente cutralquense, Ramón Rioseco.
“Está complicado. Estamos trabajando con Claudio Larraza (intendente de Huincul) para comprar los repuestos (de las bombas) y ponerlas operativas la semana que viene, pero nos estamos ocupando”, dijo el jefe comunal ante la consulta de Diario RÍO NEGRO.
El cuanto al acueducto Los Barreales que aporta un 30 % del total que se consume en las dos ciudades, Muñoz explicó que “tiene roturas recurrentes y las atribuimos a la mala calidad del caño”.
En este contexto, el organismo provincial informó que tienen un plan de trabajo, con el costo estimado, más el cronograma que seguirán para “enfrentar la emergencia y llegar en condiciones adecuadas al próximo verano”, período de mayor demanda.
El cronograma incluye la reparación de las seis bombas, el mantenimiento de los tableros, el tendido eléctrico -con intervención del EPEN.
El agua para la planta de metanol
El agua potable que llega desde el río Neuquén no solo es para el consumo de los habitantes de la comarca petrolera. Hay una fracción que va por un ducto directo hacia la planta de metanol que tiene la empresa YPF, en Plaza Huincul.
En este caso, son 1.200 metros cúbicos hora, durante las 24 horas las que entran a la producción de metanol, según los datos aportados por el trabajador Muñoz. En este caso, hizo la salvedad que la empresa paga por este caudal, sin embargo, a su criterio podría utilizarse la de Barreales que viene cruda y recién en Cutral Co –en la estación N° 3 conocida como la Copa- se filtra para enviarla a los hogares.
Para los vecinos, en cambio, el envío a los hogares es interrumpido en horarios. Durante el otoño y verano cuando el consumo disminuye de manera exponencial, de todos modos, se interrumpe para recuperar los niveles de la cisterna.
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