Murió Bourdieu, gurú de la sociología comprometida

Nada escapaba a su aguda mirada, todo caía bajo la reflexión del sociólogo francés Pierre Bourdieu, quien falleció de cáncer el miércoles a los 71 años en París, y fue uno de los mayores críticos del liberalismo en los tiempos últimos.

París (EFE).- El sociólogo francés Pierre Bourdieu, uno de los más influyentes en la disciplina durante las últimas décadas y activista contra el liberalismo económico, murió el miércoles a los 71 años de cáncer en el hospital Saint Antoine de París, informó su colega y colaborador Patrick Champagne.

Catedrático de Sociología en el Colegio de Francia de París desde 1981, Bourdieu se hizo conocido en los años 60 con diversos estudios sobre los mecanismos de construcción de la desigualdad social como «Les Héritiers», en el que se hacía una crítica fundamental contra la enseñanza universitaria.

Una de las primeras autoridades en reaccionar a la muerte de Bourdieu fue el primer ministro francés, Lionel Jospin, que lo recordó como «un maestro de la sociología contemporánea, una gran figura de la vida intelectual de nuestro país» y un hombre que «vivió personalmente la dialéctica entre el pensamiento y la acción».

Nacido en agosto de 1930 en el pequeño pueblo pirenaico de Denguin en una familia de agricultores, Bourdieu estudió filosofía y comenzó su carrera profesional como profesor de instituto, trabajo que le llevó a Argelia a finales de los años 50.

Allí realizó diversos estudios antropológicos sobre la que entonces era todavía una colonia francesa, y en particular sobre la región de Cabilia.

El sociólogo fue a comienzos de los años 60 a París, donde sería director de estudios de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de 1964 a 1980.

Investigó de cerca autores como Marx, Sartre, Merleau-Ponty o Husserl y mantuvo contactos con el estructuralismo floreciente en los 60, del que le atrajeron su preocupación por el lenguaje y su vocación etnológica.

El ejercicio de la enseñanza lo llevó a reflexionar sobre el sistema educativo, lo que se tradujo en libros como «La Reproduction», «Les Regles de l'art», «Noblese d'Etat», o muy particularmente «La Distinction», donde analizaba los mecanismos culturales de diferenciación social, más allá de los puramente económicos, que habían ocupado a los autores marxistas.

Conforme fue avanzando en su carrera académica, Bourdieu se implicó cada vez más políticamente con movimientos alternativos de izquierda y llegó a apoyar en 1980 la candidatura a la presidencia de la República del humorista Coluche, que al final no se consumó.

Dentro de su faceta de activista político, uno de sus libros más conocidos fue «La miseria del mundo» de 1993, donde denunciaba el sufrimiento social, y en 1996 fundó la asociación Liber/Raisons d'agir que editaba libros en los que se cuestionaba el liberalismo.

Bourdieu reflexionó en los últimos años sobre el papel de los medios de comunicación y la responsabilidad de los periodistas en la construcción de una realidad dada por supuesta de forma acrítica, y fruto de ese trabajo fueron estudios como «L'emprise du journalisme» o «Sur la télévision».

Análisis: Un crítico que no disculpó ni a los intelectuales

Como Pierre Bourdieu tenía una respuesta a todas las preguntas, en Francia le decían el «gurú de los intelectuales de izquierda». Y porque se inmiscuía en todo, los políticos solían llamarlo «enfant terrible».

Bourdieu, desde 1981 profesor titular de sociología en el famoso College de France, daba mucho que hablar y en todas partes. En su opinión, la sociedad se asemeja a una competencia feroz cuyo premio es la posición social, y en la que es de gran ayuda poseer capital económico, social y cultural.

El francés documentó sus estudios con minuciosos trabajos de campo. En sus libros, centrados en las estructuras de poder, analizó casi todos los aspectos de la cultura francesa, desde las universidades hasta los «opinadores» de los noticieros, intentando demostrar cómo la mayoría de las instituciones y convenciones sociales sirven para mantener el «statu quo» y sus desigualdades.

Junto con sindicatos, movimientos de desocupados, desamparados y grupos de mujeres impulsaba que «los movimientos sociales deben presionar a Estados y gobiernos y garantizar el control de los mercados financieros y la distribución justa de la riqueza de las naciones», advertía.

La filosofía histórica y social de Bourdieu se nutre en parte de Marx y de Foucault. En el best seller «La miseria del mundo», retrató la miseria de los desamparados y desheredados de la modernización. A la pregunta de quién es responsable de esa situación, respondía sin dudar: el neoliberalismo.

A más tardar desde su presentación en 1995 en la huelga que sacudió a toda Francia y en 1998 con la publicación en «Le Monde» del manifiesto «Por una izquierda a la izquierda de los izquierdistas», en el que acusaba al gobierno izquierdista de llevar a cabo una política derechista, Bordieu se había convertido en «profeta de la sociología comprometida».

Con la asociación fundada por él «Raisons d»agir» (Razones para actuar) y la revista «Liber» ponía «el saber de sociólogos, psicólogos e historiadores al servicio del movimiento social». Pero ni siquiera sus colegas se libraron de sus críticas. Bajo el título «Los intelectuales y el poder» (1991) colocó a los pensadores en el mismo cajón que a la clase dominante. En su opinión, los intelectuales se resignaron ante la ideología del neoliberalismo y refuerzan la idea de que el conocimiento pertenece exclusivamente a una élite social. «Para él, la vida era compromiso», afirmó un colega al conocer su muerte. (DPA).

Foto: Pierre Bourdieu, uno de los sociólogos más relevantes de las últimas décadas a nivel mundial.


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