Murió el líder histórico de la izquierda uruguaya

Líber Seregni fue

MONTEVIDEO.- El general (r) Líber Seregni, líder histórico de la izquierda uruguaya, murió ayer a los 87 años cuando la fuerza política que fundó acaricia el poder y en los cuarteles su figura sigue siendo motivo de polémica.

Seregni falleció víctima de un cáncer de páncreas y el gobierno del presidente de centro Jorge Batlle dispuso tributarle honras de Ministro de Estado «en reconocimiento a sus aportes a la vida democrática», dijo ayer el ministro de Defensa Yamandú Fau.

En los últimos días, la figura de Seregni, unánimemente respetada en los círculos políticos, volvió a ser eje de una polémica en las fuerzas armadas, que desde finales de los 60 lo defenestraron por sus ideas izquierdistas.

El general Francisco Wins, jefe de la División Ejército II, fue sancionado por haber colocado en el salón de honor de esa unidad un retrato de Seregni, quien comandó esa División en 1966.

Wins fue sancionado por el Comandante en Jefe del Ejército, teniente general Santiago Pomoli, por no haber pedido permiso para colocar la foto. Sin embargo, el propio presidente Batlle ordenó que el retrato no sea retirado.

El Centro Militar y el Círculo Militar, entidades que agrupan a oficiales que siempre repudiaron a Seregni, criticaron a Wins por su «infeliz iniciativa» y le acusaron de provocar «un grave daño a la unidad de la familia militar».

A sus 87 años, Seregni, derrotado dos veces en elecciones presidenciales (1971 y 1989) se despidió de la actividad pública en diciembre, en el último congreso del Frente Amplio, fuerza política a la que presidió desde su fundación en 1971 hasta 1995.

Uruguay le rindió su último homenaje el 19 de marzo pasado, con un acto en la estatal Universidad de la República, al cumplirse 20 años de su liberación, tras más de 10 años de cárcel en la dictadura militar (1973-85).

«Seregni encarna y representa un conjunto de valores que se hace necesario rescatar y proyectar hacia el futuro del país» y «es un símbolo vivo de la lucha por la democracia y la libertad», aseguraron.

Con esos supuestos, adhirieron al homenaje el actual líder del izquierdista Frente Amplio, Tabaré Vázquez, favorito a ganar la elección presidencial de octubre, el ex presidente Julio Sanguinetti, del Partido Colorado (centroderecha), y figuras de todo el espectro político y del mundo cultural.

«Fue la demostración que se había perdido el miedo al miedo», dijo por su lado Seregni en un pasaje del discurso pronunciado ante un abarrotado Paraninfo, al recordar la manifestación popular que explotó al saberse de su liberación, un atardecer hace 20 años.

«No hay libertad con miedo, no hay vida plena con miedo, no hay democracia con miedo», insistió con vehemencia Seregni, mientras los asistentes lo interrumpieron una vez más con prolongadas ovaciones.

Seregni renunció a su carrera castrense a fines de 1968, cuando comandaba la División I del Ejército, la principal del país.

Discrepaba con la política de represión de las protestas contra el gobierno del presidente del Partido Colorado Jorge Pacheco Areco (1967-1972) del Partido Colorado.

Seregni se opuso tenazmente al golpe de estado de 1973, dado por el presidente Juan María Bordaberry con apoyo de los militares.

El 9 de julio de ese año Seregni fue detenido por primera vez, durante una manifestación realizada en el centro de Montevideo en defensa de las instituciones democráticas.

Seregni pasó 11 años en la cárcel procesado y condenado en primera instancia a 14 años de penitenciaría, la pérdida de su estado militar y la inhabilitación política por diez años. Fue liberado el 19 de marzo de 1984 y se convirtió en uno de los arquitectos del regreso a la democracia. (AFP)

Un militar carismático

Autodefinido como un «reformista empecinado», el general Seregni, co-fundador del Frente Amplio, fue durante el último cuarto del siglo el líder y estratega del bloque que quebró el histórico bipartidismo político uruguayo.

Nacido en Montevideo el 13 de diciembre de 1916 abrazó la carrera castrense y egresó de la Escuela Militar, como Alférez de Artillería, en febrero de 1936. Ascendió a general en 1963 y, tras ocupar las jefaturas de las dos regiones más poderosas del ejército uruguayo, desempeñó transitoriamente el Comando del arma en 1968.

En 1959 como Sub Jefe del Estado Mayor del Ejército, Seregni tuvo una relevante participación en la continuidad del gobierno constitucional, al asegurarse la asunción al poder del Partido Nacional (Blanco), tras más de medio siglo de gobierno del Partido Colorado.

En 1968 debió cumplir delicadas misiones en medio de un clima de creciente descontento social, luego de la asunción a la Presidencia de Jorge Pacheco Areco, tras la muerte del general aviador (r) Oscar Gestido (Partido Colorado).

Desde 1962 Uruguay vivía las vicisitudes de un fenómeno exógeno a su tradición: el brote guerrillero de los Tupamaros, que en sus primeras épocas generó simpatías por su «idealismo reconstructor» de una sociedad en decadencia.

A consecuencia de la explosiva situación que Uruguay soportaba en 1968, con un desembozado enfrentamiento entre el gobierno y la guerrilla, Seregni solicitó el pase a retiro, que le fue concedido en abril de 1969.

En 1971 surge la coalición Frente Amplio y Seregni es nombrado su presidente, cargo que mantuvo hasta su renuncia en 1996. El Frente Amplio, con un constante crecimiento, dividió aritméticamente en tres al electorado uruguayo en las elecciones nacionales de 1994.

Seregni se opuso tenazmente al golpe de estado de 1973, dado por el presidente Bordaberry con apoyo de los sectores militares. El 9 de julio de ese año Seregni fue detenido durante una manifestación en defensa de las instituciones democráticas. Pasó 11 años en la cárcel con la pérdida de su estado militar y la inhabilitación política absoluta por diez años. Fue liberado el 19 de marzo de 1984 y de inmediato apoyó negociar con los militares un acuerdo que permitió realizar elecciones en 1984 a las cuales no fue autorizado a postularse. A lo largo de los años de prisión, vastos sectores de la población y políticos de todos los sectores expresaron reiteradamente el pleno convencimiento de la inocencia de Seregni de todos los cargos que se le atribuyeron. También desde los más diversos países llegaron en forma continua las muestras de adhesión, destacándose la certeza de que su detención respondió a motivos políticos. (DPA)


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