Murió Herminio Iglesias, un ícono violento del PJ

Sufría una afección cardíaca. Tenía 77 años. Será recordado por la quema del 'ataúd radical' en el '83.

A los 77 años murió ayer el polémico dirigente peronista Herminio Iglesias, recordado por la famosa quema del un «ataúd radical».

Iglesias falleció a causa de una prolongada afección cardíaca, por lo que estaba internado en una clínica de recuperación muscular luego de haber recibido un by-pass en la Fundación Favaloro. Hasta anoche no se había informado el lugar del velatorio ni de la inhumación de sus restos.

Es la tercera figura histórica del peronismo que muere en los últimos tiempos, luego de Saúl Ubaldini y, más recientemente, el empresario Jorge Antonio.

Iglesias fue intendente de Avellaneda, dirigente del peronismo bonaerense y del gremio metalúrgico, donde siempre respondió a Lorenzo Miguel.

Pero, más que su trayectoria política o gremial, sin dudas Iglesias era recordado por el episodio de la quema del cajón radical durante el acto de cierre de la campaña electoral de 1983, donde, por primera vez en una elección limpia y sin proscripciones, el peronismo perdió a manos de la UCR.

Italo Luder era el candidato del PJ, y pese a que se descontaba una nueva victoria peronista, el ganador fue Raúl Alfonsín.

A Iglesias le colgaron el 'sanbenito' de la derrota, en un momento que la sociedad intentaba superar los duros años de violencia política, tras la experiencia guerrillera y la sangrienta dictadura militar.

Pero él se defendía, culpando de la caída a Antonio Cafiero y los «renovadores» que, no bien asumieron las riendas del por entonces castigado PJ, lo barrieron de un plumazo.

Entre esos «renovadores» había un riojano llamado Carlos Menem, al que apoyó en sus dos gobiernos y se jugó por la finalmente fallida «re-reelección».

Cuando le preguntaron si eso no significaba pasar por encima a la Constitución, Herminio expuso con sinceridad

su pensamiento: «Eso de la Constitución es gracioso. Si en este país nadie cumple con la Constitución… por encima de la Constitución está la voluntad del pueblo».

Su lealtad al riojano, con una lógica que no siempre acompañó a sus acciones, lo llevó, quizás, a rivalizar con Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.

Pero Herminio también se hizo célebre por la frase que le atribuyeron, la de «conmigo o sinmigo», con la que pretendieron descalificarlo sus no pocos enemigos.

Pese a que él la desmintió se la achacaba a 'periodistas a los que les enseñé a hablar', aceptó finalmente su «paternidad» y confesó que, después de ese día, la utilizaba siempre para cerrar sus discursos: «ganaremos conmigo o sinmigo». Tampoco se arrepintió por el episodio del «ataúd radical»: alguna vez comentó que «la gente me dice que tenía que quemar el cajón con alguno adentro».


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