Música y ritos judíos para ver y escuchar

Un programa artístico excepcional, por la calidad de sus intérpretes y lo singular de su temática, se presentará el sábado 13 en Neuquén. Con raíces en las tradiciones judías, el grupo de danza contemporánea Locas Margaritas ofrecerá su obra "Ishá, sumérgete profundo" y el dúo de música "klezmer", César Lerner y Marcelo Moguilevsky, dará un recital en el mismo espectáculo. Dos aspectos de una misma cultura que sus representantes se han empeñado en preservar.

NEUQUEN -Estrenada en agosto en escenarios neuquinos, «Ishá…» recrea en movimientos coreográficos ancestrales ritos de la tradición litúrgica judía como el baño previo al casamiento o los preparativos del shabbat. La obra se despliega entramada en una selección de música «klezmer»: melodías instrumentales que ejecutaban los judíos del este europeo.

La oportunidad que ofrece ahora la Fundación Activart, organizadora del espectáculo, consiste en disfrutar esta última producción del elenco que dirige Mariana Sirote, calificada con excelente crítica, y de la actuación de los músicos César Lerner y Marcelo Moguilevsky, ejecutantes de acordeón y clarinete de bien ganado prestigio internacional.

En el currículum del primero, intérprete de piano y acordeón, figuran trabajos de composición para televisión («El palacio de la risa», de Antonio Gasalla), para teatro y para ballet, así como en videos comerciales. Es autor de la banda de sonido de la película «Cohen versus Rossi», y de la música para las obras «Cyrano», «El doctor Aglutti», «Celebración» y «Orinoco». Con 38 años de edad, Lerner ha dado conciertos en el exterior, es organista litúrgico en el Seminario Rabínico de Buenos Aires y, junto a su compañero de dúo, grabaron «Klezmer en Buenos Aires». Con Santiago Kovadloff leyendo poemas, el dúo presentó recientemente el espectáculo «Babel».

«Estamos intentando ver cuán grande y cosmogónico es lo judío», dijo Lerner a propósito de este espectáculo, «no hay muchas temáticas, sino que la temática humana es una sola, universal, si bien la singularidad de cada expresión también es lo que catapulta lo universal».

Sobre el tipo de música que ejecuta el dúo, afirmó que es «música judía con un estilo judío, pero es un modelo abierto de judaísmo», y que al cabo de tocar cuatro años juntos, han adquirido un estilo al que incorporaron matices de jazz, tango y blues.

Marcelo Moguilevsky, por su parte, luce también, a los 37 años, una trayectoria brillante. Es compositor de música para danza contemporánea, video arte y teatro, y ejecutante de clarinete, clarinete bajo, saxo soprano, flautas dulces, armónica, gaita y duduk. Por sus trabajos en video-danza, fue distinguido en Italia como mejor compositor con el premio «Scatola Sonora» y son creaciones suyas las melodías para «Madame Buttlerfly» que dirigió Sergio Renán; «Extrañas figuras», de Carlos Pais y para la compañía de ballet «Nucleodanza», así como arreglador de la banda de «Sol de Otoño», la película protagonizada por Norma Aleandro y Federico Luppi.

Respetuosos de la tradición, Lerner-Moguilevsky han modificado los ritmos porque también el concepto de «klezmer» ha ido cambiando con el tiempo. De ser una voz que canta con el instrumento pasó a ser la música judía de Europa oriental, pero revitalizada por los inmigrantes en Estados Unidos a partir de 1920.

Animando los casamientos o festividades como el «purim», los músicos «klezmer» han preservado la herencia judía en sus melodías aun en las terribles adversidades que sufrió el pueblo hebreo en su diáspora. Mucha de esa música es bailable, otra es cantada y muchas otras, nacidas de la experiencia migratoria, tienen contenido proletario y anticapitalista.

Mariana Sirote incorporó «klezmer» y canciones sefaradíes, así como cantos de sinagoga en su obra «Ishá…», de cuya inspiración dijo: «Está íntimamente ligada a mis orígenes, mi identidad y la recreación y recuperación de situaciones o momentos vividos por mí o mis abuelas».

Los recuerdos infantiles remitieron a una investigación de la tradición heredada, puesta en movimientos de las bailarinas que, como las mujeres bíblicas, se sumergen en las aguas purificadoras, encienden velas para el shabbat, se entregan a la alegría de la fiesta.

«Elijo nacer, vacía pero llena, sin bordes bordeada», dicen estas mujeres judías, madres e hijas de una tradición milenaria trasmitida durante siglos y siglos».


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