Nación quiere fortalecer a la Patagonia como

El titular del Senasa, Bernardo Cané, defendió el status del sur del país.No dijo cómo hará el organismo para destrabar la situación regional.El funcionario nacional espera el informe de la OIE para el lunes.

BUENOS AIRES (ABA).- Por un lado manifiesta que es muy peligroso tensar la cuerda y no vacunar en las zonas de riesgo sólo para conservar el status; que los países que comercian con la Argentina deben entender que «no es un pecado estar protegido». Pero por el otro, asegura que la necesidad de mantener a la Patagonia dividida en «Sur» (sin vacunación) y «Norte A» (con vacunación), y «Norte B» (sin vacunación), es una medida justificada por las particulares características de la región.

Con esta retórica, transparencia hacia el interior del país e imagen de máxima calidad hacia el exterior, el presidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Bernardo Cané, intenta satisfacer a todos los actores del castigado y complejo mercado de la carne.

Pero no es una tarea fácil. Y menos para el sur, cuando el funcionario no confirma cómo hará el Senasa para destrabar el conflicto que mantiene a la industria cárnica patagónica sumida en la peor crisis de los últimos tiempos.

Sin embargo, hay algunas precisiones. Su posición dejó en claro que la región es un bastión inamovible en estos momentos de crisis para la carne argentina, cuando el cierre de todos los mercados internacionales por el rebrote de la fiebre aftosa y la falta de claridad en su control provocaron la penalización de los principales compradores.

Es más: las autoridades del Senasa tienen intenciones de transformar a la «Patagonia Sur» y «Norte B» en la única zona exportadora de carnes con hueso en el corto plazo, hasta que la primera etapa de la campaña de vacunación haya finalizado y se acuerde levantar el bloqueo que pesa sobre los productos sensibles a la enfermedad.

Recién llegado de Europa, donde asistió a la reunión de la Oficina Internacional de Epizootias (OIE), y tras mantener intensas reuniones con las autoridades de sanidad animal de Rusia -que intensificó sus restricciones y prohibió incluso el ingreso de pescado y cerdo al país-, el titular del Senasa dialogó en forma conjunta con «Río Negro» y otros medios de comunicación en la sede de la institución.

-¿Consideraron hasta qué punto vale la pena mantener la categoría de libre aftosa sin vacunación?

– Tiene lógica preguntarse si vale la pena tensar la cuerda para mantener zonas libres sin vacunación con los riesgos que eso implica. Muchos países creyeron que esta condición de libre aftosa sin vacunación permitía acceder a mercados altamente calificados. Es así para países que tienen comercio de animales en pie, como Holanda. Pero nosotros planteamos en la OIE: ¿Gran Bretaña acertó o erró con la estrategia de rifle sanitario, evitando la vacunación?. Lo que hizo acarreó un alto costo económico y sanitario. Además, todas las noches a la hora de la cena la BBC, mostraba pilas funerarias de miles de animales. Y a los consumidores no les gusta comer cadáveres. Eso en nada ha ayudado a lo epidemiológico, a lo sanitario y mucho menos a los niveles de consumo.

– ¿Cómo se explica entonces la situación de la Patagonia, que tiene zonas sin vacunación y zonas con vacunación?

– La Patagonia es completamente distinta. Tiene, de la misma manera que las zonas insulares, una defensa natural. Además, el vacuno es un animal infrecuente en la Patagonia. Y el nivel de densidad demográfica es bajísimo. No es comparable con Gran Bretaña ni mucho menos. Sé que hay mucha preocupación en la Patagonia por el ingreso del virus, y es la lógica preocupación de una zona virgen. El stock de la Patagonia es todo virgen. Y obviamente, la posibilidad del ingreso de la enfermedad es devastadora. Por eso hay que actuar con cautela.

– Entonces ¿Cuál es la mejor estrategia para el manejo del virus a la luz de las experiencias vividas?

– No es un pecado estar protegido. Hago esta aclaración porque gran parte de los países pensaba así. Estados Unidos tenía ese mismo prejuicio y lo dejó de tener.

El prejuicio era: vacunar encubre la enfermedad. Decían que por arriba el animal parecía sin síntomas pero que había una cantidad de actividad viral subalterna. Incluso hoy muchos países dicen: «Quiero que usted me demuestre que es libre. ¿Y cómo me lo demuestra? Porque no vacuna». Eso es de locos.


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