“Nada más que un golpe de efecto”
Acuerdo parcialmente con el análisis de Claudio Lozano. Creo que en estas cuestiones lo peor que puede suceder es ocultar, que también es una forma de negar una realidad. Antes de haber suprimido el rubro 59 se tendría que haber realizado una profunda autocrítica de todos los gobiernos, comenzando por el nacional, respecto del pésimo desempeño de las fuerzas de seguridad y policiales. ¿Dónde estuvieron y están los servicios de inteligencia y/o informaciones? ¿Dónde las direcciones generales de investigaciones? ¿Dónde Migraciones? ¿Por dónde salen e ingresan niños y niñas, mujeres, hombres, cadáveres? ¿Sólo la trata de personas tiene que ver con la prostitución? ¿Y la venta de órganos, de bebés, niñas, niños? ¿Qué vendrá después, la prohibición de rubros de compraventa? Esto no es nada más que un golpe de efecto que, como siempre, toma a una oposición sin convicciones serias ni alternativas con fundamentos para entablar un debate serio al respecto. Además de las fuerzas económicas detrás de estos delitos de alta complejidad, por los involucrados en muchas oportunidades –miembros de aquellas fuerzas que debieran combatir el delito, jueces, fiscales, políticos, etcétera– creo que las fuerzas a cargo del control de estas situaciones más que lamentables si lo hacen en contubernio con los capitales que mueven estos negocios no sirven y si lo hacen por inoperancia, inutilidad o desidia tampoco. El rubro 59 no pasa de ser papel, detrás está el submundo; de eso no se habla o si se habla muchas veces es en abstracto. Sería bueno –y esto a modo de contribución, sin remuneración alguna– que alguno de los diarios nacionales y/o provinciales con poder real se tomara el trabajo de realizar la siguiente estadística comparativa, simple: cuantificar los avisos del rubro 59 publicados durante el 2010 y comparar con cuántos procedimientos se realizaron por intermedio de la policía, la Gendarmería, Prefectura, la SIDE, DEA, Migraciones, etcétera. Así tendremos una real idea de si este decreto hace o no a la solución real y general de la trata de personas. Creer que por prohibir el rubro 59 se terminó este flagelo de la trata de personas, no solamente la prostitución, es simple reduccionismo. No opinaría jamás de lo que no sé, o sea, no sé si esta medida o “golpe de efecto” es inconstitucional pero sí, desde la doxa, es patética. José Luis Rasente DNI 11.470.928 Córdoba
Acuerdo parcialmente con el análisis de Claudio Lozano. Creo que en estas cuestiones lo peor que puede suceder es ocultar, que también es una forma de negar una realidad. Antes de haber suprimido el rubro 59 se tendría que haber realizado una profunda autocrítica de todos los gobiernos, comenzando por el nacional, respecto del pésimo desempeño de las fuerzas de seguridad y policiales. ¿Dónde estuvieron y están los servicios de inteligencia y/o informaciones? ¿Dónde las direcciones generales de investigaciones? ¿Dónde Migraciones? ¿Por dónde salen e ingresan niños y niñas, mujeres, hombres, cadáveres? ¿Sólo la trata de personas tiene que ver con la prostitución? ¿Y la venta de órganos, de bebés, niñas, niños? ¿Qué vendrá después, la prohibición de rubros de compraventa? Esto no es nada más que un golpe de efecto que, como siempre, toma a una oposición sin convicciones serias ni alternativas con fundamentos para entablar un debate serio al respecto. Además de las fuerzas económicas detrás de estos delitos de alta complejidad, por los involucrados en muchas oportunidades –miembros de aquellas fuerzas que debieran combatir el delito, jueces, fiscales, políticos, etcétera– creo que las fuerzas a cargo del control de estas situaciones más que lamentables si lo hacen en contubernio con los capitales que mueven estos negocios no sirven y si lo hacen por inoperancia, inutilidad o desidia tampoco. El rubro 59 no pasa de ser papel, detrás está el submundo; de eso no se habla o si se habla muchas veces es en abstracto. Sería bueno –y esto a modo de contribución, sin remuneración alguna– que alguno de los diarios nacionales y/o provinciales con poder real se tomara el trabajo de realizar la siguiente estadística comparativa, simple: cuantificar los avisos del rubro 59 publicados durante el 2010 y comparar con cuántos procedimientos se realizaron por intermedio de la policía, la Gendarmería, Prefectura, la SIDE, DEA, Migraciones, etcétera. Así tendremos una real idea de si este decreto hace o no a la solución real y general de la trata de personas. Creer que por prohibir el rubro 59 se terminó este flagelo de la trata de personas, no solamente la prostitución, es simple reduccionismo. No opinaría jamás de lo que no sé, o sea, no sé si esta medida o “golpe de efecto” es inconstitucional pero sí, desde la doxa, es patética. José Luis Rasente DNI 11.470.928 Córdoba
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios