Nadie pierde el sueño por marzo

Héctor Mauriño vasco@rionegro.com.ar

En Neuquén, ni el oficialismo ni la oposición se muestran muy entusiasmados con adelantar las elecciones provinciales. A excepción del ARI, un tanto embriagado por las encuestas sobre «Lilita» Carrió, y de Vidal, el titular de la UCR, que insinuó mandar a Quiroga al sacrificio, nadie parece dispuesto a morir por la idea.

La incomodidad de Sobisch con la propuesta quedó retratada en la forma en que rehuyó pronunciarse. «Tengo cosas más importantes en qué pensar», dijo. Después de dos días de pensar en cosas más importantes, salió a aclarar que no competirá por la presidencia y que no tiene las urgencias que tienen otros, como para dejar en claro que no lo corre el FMI.

A pesar de que hoy no hay en la provincia candidato con mayores posibilidades que Jorge Sobisch, el gobernador necesita tiempo para pensar y observar cómo evolucionan los alineamientos nacionales. A pesar de los aprestos electoralistas que viene practicando a destajo, las alternativas que baraja son múltiples y teme que una reacción apresurada lo deje sin el premio mayor y con la retaguardia averiada.

Este desasosiego es posible por dos motivos milagrosamente concurrentes: la Argentina está arruinada, y en ese contexto cualquiera puede soñar con la pinta de Carlos Gardel. Y Neuquén está más próspera que nunca. Sobisch también.

Sin embargo, como el mono que tiene bien asida la banana pero sólo podrá sacar la mano de la caja si la suelta, el gobernador, más tarde o más temprano, tendrá fatalmente que elegir. Ha alimentado hasta aquí la fantasía de ser presidenciable y en realidad no le ha ido tan mal. Particularmente en el seno de la confederación de partidos provinciales, que agrupa a sectores conservadores cuando no abiertamente de derecha, como el general Bussi y el comisario Patti.

Allí, Sobisch se ha ganado un lugar. Lo ha conseguido a fuerza de la chapa de «provincia rica» que apantalla en los medios nacionales. Ultimamente, también, con la magia de la «regionalización», esa idea maravillosa sobre la que sin embargo no se ha puesto de acuerdo con la senadora Luz Sapag.

Con todo, esto no alcanza para que el gobernador se posicione como «el» candidato. De hecho, el demoprogresista santafesino Alberto Natale, otro de los presidenciables del grupo, salió a aclarar que «no hay nada definido» respecto de una eventual fórmula con Sobisch.

En realidad, este sector baraja cartas más fuertes como López Murphy y Patricia Bullrich. Pero, hay que decirlo, ante el desolado panorama de la política criolla, lo que más conspira contra las posibilidades de Sobisch, quien por otra parte no ha dejado dudas de que medios le sobran, es la falta de tiempo para instalar su figura. Siquiera como compañero de fórmula de algún justicialista. Es este cúmulo de expectativas no muy claras el que danza en torbellino en su cabeza.

Las otras dos cuestiones que Sobisch no tiene definidas aún son su eventual reemplazante en la hipótesis de que debiera dejar la gobernación, y el candidato a intendente. En sus planes no parece haber ningún heredero con apellido Sapag, y ya se sabe que se ha cuidado de alentar a algún delfín.

En relación con el intendente, Sobisch también necesita tiempo. Primero, porque no está escrito que en el corto plazo no gane Quiroga. Segundo, porque su pase mágico para poner a Brollo no surtió el efecto esperado. Tan así es, que en el MPN ya hay otros dos aspirantes: «Chito» Jalil y Herminio Balda.

La posibilidad de adelantar las elecciones tampoco entusiasma a Quiroga. Aunque el llamado no es de su resorte, no parece que el reclamo vaya a salir de su boca. Empeñado en lucir con obra pública, necesita dilatar lo más posible la pulseada. La propuesta de Vidal de llevarlo como candidato a gobernador de la UCR, es vista por Quiroga como un abrazo del oso. Ni él -ni nadie- se siente con posibilidades ante Sobisch, y para volver a ser intendente montado en un partidito vecinal como en realidad quisiera, debe esperar.

El Frente Grande, descabezado por el mutis de Massei y planchado por el papelón de la Alianza, no está en condiciones de ir a una elección. Tampoco parece contar con la figura necesaria para intentarlo.

El ARI, en cambio, se ha convertido en la red de muchos decantados de la Alianza y vive con un entusiasmo de vísperas las encuestas que encumbran a su líder. Pero tampoco parece contar con la figura capaz de llevarlo a la gobernación.

Gallia ya lanzó su candidatura -junto con la de Duzdevich a intendente-, pero cualquier adelantamiento lo dejaría pedaleando en el vacío, porque tiene casi todo por hacer. Aún no se recuperó del revés de Plottier y construir una alternativa capaz de enfrentar al MPN depende en gran medida del PJ nacional. Gallia aparece, con todo, como quien tiene más posibilidades de enfrentar a Sobisch en el 2003. Pero no en marzo.


En Neuquén, ni el oficialismo ni la oposición se muestran muy entusiasmados con adelantar las elecciones provinciales. A excepción del ARI, un tanto embriagado por las encuestas sobre "Lilita" Carrió, y de Vidal, el titular de la UCR, que insinuó mandar a Quiroga al sacrificio, nadie parece dispuesto a morir por la idea.

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