Narváez, un guapo que no tiene techo
Lesionado, venció a Bernard Inom, por nocaut técnico.
Omar Narváez es un campeón con todas las letras. Lesionado y en tierra ajena, dio una nueva muestra de coraje y retuvo por séptima vez la corona mundial de los moscas de la OMB con una victoria categórica. Fue en París, ante el local Bernard Inom, por nocaut técnico en el undécimo round.
El chubutense, que dio en la balanza 50.500 kilogramos, sintió molestias en su mano izquierda al promediar el combate. Así y todo, hizo un trabajo espectacular y logró un triunfo incuestionable. Aprovechó la oportunidad de ponerse a salvo de cualquier fallo polémico y no la dejó pasar.
En el final del décimo, el argentino mandó a la lona al local con un impecable cross de derecha a la cabeza. El retador escuchó la cuenta y soportó el ataque hasta que lo salvó la campana, pero poco pudo hacer ante un nuevo embate del campeón, desde el comienzo de la vuelta siguiente, que motivó la decisión del árbitro de detener el combate.
Los tres primeros asaltos fueron calcados. Quizás para reservarse energías, el campeón cedía la iniciativa al francés en el primer minuto, pero después se le plantaba en el centro del ring. En ese toma y daca Narváez fue más efectivo. Salvo una derecha a la cabeza que el francés logró filtrar en la segunda vuelta, hubo dominio del campeón, que atacó a la línea alta y consiguió repiquetear con envíos ascendentes.
A la altura del cuarto asalto, Narváez pareció tomarse un respiro, no aprovechado por Inom, para reaparecer con toda intensidad en el quinto, cuando estuvo cerca de poner fuera de combate al desafiante.
Durante más de medio capítulo, bajo la atenta mirada del árbitro que parecía estar a punto de iniciar cuenta de protección, el chubutense le propinó una verdadera paliza al moreno,. Si bien Inom daba un aspecto de estar vencido, y presentaba una hematoma en su ojo izquierdo, Narváez pareció sin resto para concluir su obra.
Con la guardia muy baja y una nula utilización de la lesionada mano izquierda, el mejor boxeador criollo de los últimos tiempos llevó la pelea sin sobresaltos, pero también sin dar señales de poder definirla. A tal extremo de inacción llegó en las vueltas siguientes que posiblemente perdió la séptima, en que recibió algunas contras por exceso de confianza y esa guardia invitante.
Fue en la novena vuelta cuando Narváez volvió a asumir la iniciativa con más seriedad y un round después tuvo su chance. Empezó a puntear con la izquierda al cuerpo y, como un latigazo, sacó ese cross de derecha que virtualmente definió la pelea. Oficialmente hubo que esperar la vuelta tras el descanso porque el retador no quiso más y Narváez festejó aliviado, y evitó la incertidumbre de un fallo en país ajeno. (DyN/AN)
Omar Narváez es un campeón con todas las letras. Lesionado y en tierra ajena, dio una nueva muestra de coraje y retuvo por séptima vez la corona mundial de los moscas de la OMB con una victoria categórica. Fue en París, ante el local Bernard Inom, por nocaut técnico en el undécimo round.
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