Naufragio en el Negro: vapor “Río Limay”

HÉCTOR PÉREZ MORANDO (*)

historias bajo cero

Unas pocas publicaciones lo consideran el primer naufragio en el río Negro, pero no debemos olvidar las naves brasileñas en la invasión de 1827, boca del Negro, cuando la “barra” mostró su enojo naufragando la goleta “Duquesa de Goyaz”y luego la “Itaparica” que duerme su sueño de maderos frente a Viedma y Patagones. Si la historia puede mostrar encantos, ésta es un encanto de historia que vale la pena recordar, aunque sea sintéticamente y que tuvo escenario bien patagónico hace más de cien años. Luego que los ingleses vaporcitos “Río Neuquén” y “Río Negro”, al mando del Tte. Cnel. De Marina Erasmo Obligado y después Eduardo O’Connor navegaran el Negro y el Limay (1880-1884), Obligado fue enviado a Inglaterra para dirigir la construcción de vapores más adecuados para la navegación fluvial. Dos de ellos llegaron desarmados a Buenos Aires y uno –transportado por la barca “Crucero”– se armó en Carmen de Patagones llamándose “Río Limay” completando la trilogía de ríos norpatagónicos, sin duda buena decisión. Intervinieron en el armado los ingleses Richen, Cope y A. Parker. El “Río Limay” era transporte de río construido por el astillero “Rennie & Co” de Gran Bretaña y costó 8.000 libras esterlinas. Tenía eslora de 36,30 m; manga 6,70 m; puntal 1,20 y calado de 0,75, desplazando 120 tn. Máquina sistema compound de alta y baja presión de 25 rpm y 120 HP con caldera vertical, velocidad de 10,5 millas, radio de acción de 1.920 millas, usando carbón como combustible –de Cardiff, por supuesto– del que podía transportar 30 toneladas. Navegaba con ruedas laterales, paletas articuladas, casco de acero galvanizado, planchas de 4mm, dos bodegas para carga, dos casillas, una a proa y otra a popa y 21 tripulantes. Se lo terminó de armar en Patagones entre marzo y octubre de 1885, casco botado el 25 de agosto de 1885 –hace 125 años– siendo su primer comandante el capitán Augusto Grasso y segundo el subteniente de Marina Leopoldo Taboada. Notable: el 25 de octubre de aquel año zarpó del puerto maragato para Fuerte Roca llevando al embajador de Alemania en la Argentina Barón de Holmberg y comitiva. Regresó sin novedades. Durante 1886 concretó varios viajes entre ambos puntos y en 1887 es reparado y modificado, aumentándose la eslora en 0,91 m. En uno de los viajes transporta a Choele Choel el 7° de Caballería de la División de los Andes, lo que da idea de su capacidad, dado que también iban los pertrechos. Lo comandó el Tte. de Marina Hipólito Oliva. El año siguiente prosigue el transporte de tropas y material del ejército y también hasta General Conesa de materiales –incluidos carros y palmas– para el tendido del telégrafo al Chubut. En años siguientes fue comandado por Luis. E. Calderón y Elías Romero. El “Río Limay” tenía “arboladura constituida por un palo para señales y para sostener la pluma de carga y descarga, con despensa y depósito de víveres y a estribor otro depósito para envases de vino y víveres”. Fue usado en el traslado de personal y materiales para la construcción del faro del Río Negro, todavía existente en balneario “El Cóndor” (La Boca) y en su inauguración (1887). Con el resto de naves de la Escuadrilla del Río Negro, entre 1890 y 1895 fue arrendado a la firma Diego Castro y cía. para continuar el transporte de cargas y pasajeros, arriendo que era controlado por la Armada, pero el mantenimiento de la nave bajó muchísimo y en 1896 se lo restituyó al servicio naval: “Su estado general es pésimo, siendo reparados el casco y máquinas y por tanto es desactivado”. Luego de agregársele “tres pies de eslora” en 1897 se lo reincorpora al servicio activo de la famosa Escuadrilla del Río Negro y en 1899 durante la gobernación rionegrina de Eugenio Tello, afrontando la famosa inundación, se constituyó en el principal medio de transporte para cruzar el río entre Viedma y Patagones: funcionarios, vecinos, elementos de la gobernación, presos, alumnos, maestros y monjas salesianos, y lo que más se pudo salvar del trágico desborde del Curu-Leuvú o río de los Sauces. Durante aquel año (1899) es afectado para “una limpieza general del río Negro, librándolo de tocones escollos, volándolos con pólvora entre Patagones y Choele Choel” y en 1900 naufraga al chocar con una roca pero es reflotado por marinos de la Escuadrilla y aunque se lo consideraba en mal estado de conservación continuaba con las cargas oficiales y particulares y pasajeros. El vaporcito “Río Limay” mostraba en su inventario fluvial el traslado hasta Roca de “228 pasajeros, la mayor parte soldados (1897), en 1898 desde Roca hasta Choele Choel, más de 250 pasajeros, también pertenecientes al ejército, en ambos viajes la tropa llevaba todos sus equipos y enseres” siendo su comandante el alférez Contal. Sin duda, cuesta creer semejante carga en tan pequeña nave. Colocación de remaches que faltaban, nivelación del eje de la máquina, ajuste de piezas y “dos manos de pintura de patente n° 2 y una n° 1, pues no había más existencia en los almacenes de la Escuadrilla”, también integraron su mantenimiento en Patagones, aquel “puerto” marítimo-fluvial con tanta historia sin conocer. Igualmente durante la inundación de 1899 y a bordo el práctico de río Roberto Abel anduvo prestando ayuda a los inundados entre Fuerte Roca y Choele Choel, pero el ajetreo fluvial hizo necesaria la reparación general que mencionamos anteriormente efectuada “en las cercanías del Estacionario de los Prácticos de la Barra”. Nuevo viaje a Choele Choel, llegando al paso de la balsa que estaba cerrado, “obstruido por los acarreos de las corrientes, el comandante del buque se dirigió a un brazo que costea la margen derecha, frente al campo de Gaviña (testamentaria de Andrés) y por donde la masa de agua traía toda la fuerza de la corriente… pero poco después de embocado el nuevo brazo, se encontró detenido el Limay en un paso estrecho y de corriente fortísima, no siéndole posible salvarlo a pesar de todos los esfuerzos”. Para evitar un percance el comandante resolvió regresar aguas abajo y efectuada la maniobra favorablemente, “sintiose un fuerte golpe en el casco y, agotados todos los medios para evitar un siniestro, el buque se fue a pique, varándolo antes su comandante sobre un banco” (sic). Ocurrió el 17 de mayo de 1902 según una publicación y 1903 según otras. Se trató de salvarlo. Tenía abierto “un costado por choque contra un escollo frente a Monte Dolores”. Un grupo de marinos viajó desde Patagones al mando del jefe de la Escuadrilla capitán de fragata Cándido E. Eyroa, pero nada pudieron hacer. Publicación de la Armada Argentina manifiesta que se “recuperó parte del casco y máquinas, pero ya en estado de chatarra”. No tenemos certeza de esto ni localizado el lugar del naufragio, pero sí que sus pitadas de zarpada y arribo y anunciando el paso por estancias y puestos de la costa del Negro, no se escucharon más… Bibliografía y fuentes principales: Arguindeguy, PE. Apuntes, t IV, 1972. González Lonzieme, E. La Armada, 1972. Historia Marítima Argentina. (Varios), t. VIII, 1990. Boletín Centro Naval, El vapor, Viator, t. 20, 1910. Periódico La Capital, (Viedma) julio 1922, transc. Rev. La Galera n° 21, s/f. Archivo Departamento Estudios Históricos Navales (varios). Biblioteca Patagónica (VECh) y otros. (*) Periodista. Investigador de historia patagónica


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