Neuquén descuida parte de su patrimonio histórico

NEUQUEN

De las antiguas construcciones y emblemas que pertenecieron a la comunidad ferroviaria en los tiempos fundacionales de la ciudad, dos están en desuso y mal conservados. Uno de ellos es el edificio donde funcionaba el gremio La Fraternidad y la Unión Ferroviaria y que en la actualidad es utilizado como depósito por un privado.

El otro son vagones de los primeros trenes de pasajeros que llegaron al Paraje Confluencia y que están abandonados; dos de ellos, además, fueron quemados en casi su totalidad.

Ambos fueron declarados por ordenanza parte del acervo histórico de la ciudad y por lo tanto deben ser conservados en estructuras originales y mantenidos periódicamente. La sede de La Fraternidad pertenece a un privado a quien el sindicato de ferroviarios se lo vendió. Pero el Concejo Deliberante sancionó la ordenanza 7009 que le impone al nuevo dueño respetar las características arquitectónicas de la construcción y le prohibe demolerlo o reciclarlo, «sin previo acuerdo con el municipio». La norma determina que el municipio arbitrará los medios «en una primer etapa» para la señalización, cuidado y mantenimiento de fachada, vereda, iluminación y tratamiento.

En el caso de los vagones del tren están bajo la órbita del Ministerio de Gobierno, Educación y Justicia.

En el predio que La Fraternidad vendió, funciona una playa de estacionamiento privada. Delante de ella se ubica lo que a partir de 1926 fueron las oficinas del sindicato y de la Unión Ferroviaria. La pintura de la fachada está en parte descascarada y tiene impresas pintadas en aerosol azul. Las ventadas y puerta están cerradas con cadenas y candados y tapadas desde su interior por una suerte de postigos de madera. Detrás de la construcción existe una puerta de madera por donde los dueños y empleados del estacionamiento ingresan. Las viejas oficinas son utilizadas como depósito. En su interior se conservan los marcos de puertas y ventadas de madera, el parquet original y el piso de pequeños hexágonos de varios colores que al unirse conforman diseños abstractos. Todo está oscuro y cubierto de polvo y uno de los paneles de la puerta trasera esta salida de su bisagra superior.

En el caso de los vagones del tren se ubican al costado de la vieja estación de trenes, formando un círculo alrededor de un pequeño anfiteatro. Son ocho vagones de los cuales dos están quemados casi en su totalidad, desde adentro hacia afuera, y el resto fueron intervenidos con grafitis y pintadas. En uno de los laterales del paseo, en una ex vivienda de los ferroviarios funciona un taller de coro y canto.