La memoria viva de Malvinas y sus protagonistas

Las imágenes casi en blanco y negro en el recuerdo de lo que fue la guerra de Malvinas se cruzan en la actualidad con la voz de sus protagonistas a 36 años del hundimiento del crucero Belgrano y de la campaña bélica que llevó a cabo la dictadura militar contra Gran Bretaña.

Un 2 de abril de 1982 se produjo el desembarco de tropas argentinas en Islas Malvinas, el 2 de mayo los ingleses torpedearon el crucero Belgrano donde murieron 323 tripulantes y el segundo día de cada mes, los excombatientes de Malvinas y la asociación de familiares de los caídos en Malvinas, iza la bandera nacional en el cenotafio ubicado en el Parque Central de Neuquén.

“Es algo que les debemos a los que se quedaron allá, rendir honores a nuestro héroes y que todo el pueblo vea” que hubo una guerra, que muchos no regresaron y que Malvinas es una discusión pendiente, explicó Gustavo Vera, excombatiente e integrante de la Comisión de Veteranos.

Vera explicó que hace apenas 10 años se animaron a ir a las escuelas “para hablar con los chicos, hay compañeros que aún no se animan. Les contamos cómo fue, cómo era el terreno, lo que sentíamos, la noche, los barcos, el frío, el regreso y el camino para salir adelante hasta la conformación de la asociación de los ex combatientes”, explicó.

Agregó que aún se espera que en los actos del 2 de abril los hijos, hermanos y viudas de soldados que no regresaron de la guerra, tengan un lugar preferencial en un palco en el que siempre hay otros actores adelante.

Agregó la asociación “se formó para ayudar a los excombatientes” con sus trámites de salud y ante la Anses, entre otras necesidades. Las estadísticas indicaron que tras la guerra 138 murieron por distintas causas y casi 38 fallecieron este año. “La mayoría tenemos entre 54 y 56 años, recién hace cuatro años que iniciaron estudios que debieron haberse hecho al regreso de Malvinas. En septiembre harán acá en Neuquén, aún a nosotros no nos llamaron”, dijo.

El Belgrano

Mario Flores tenía 11 meses cuando murió su padre a bordo del Belgrano, un crucero hundido por los ingleses fuera de la zona de exclusión. “Malvinas es un hito de la memoria, no se puede mandar a la guerra a tanta gente y después barrerla bajo la alfombra. Nadie está conmemorando, la guerra es un error de la historia”, opinó. Agregó que “los veteranos por mucho tiempo tuvieron medallas que poco alcanzan para obtener salud, contención social, psicológica o una obra social. Esto llegó 10 años después”, indico.

Para Ester Monje, mamá de Mario y viuda de quien murió en el Belgrano hace 36 años :“la lucha continúa hasta que la bandera Argentina flamee en las Islas Malvinas”.

Indicó que así como unos 200 familiares pudieron visitar este año la tumba de sus hijos o hermanos o esposos en las Islas Malvinas, no todos han podido ir al lugar del hundimiento.

“Yo tuve la oportunidad y espero que pueda ir mi hijo. Es un lugar de tormentas y de difícil acceso, pero sigo esperando que él pueda visitar la zona”, dijo.

“Durante Malvinas no sabíamos nada. El Belgrano salió tal día y otro día se había hundido, nunca fuimos asistidos
por la Armada”.

Esther Monje, esposa de Mario Flores, tripulante del barco hundido en 1982.

Los 2 de cada mes se iza la bandera nacional en el cenotafio a los caídos en Malvinas. Es un acto
de visibilización de excombatientes y de los que perdieron la vida.

“Volví como prisionero de guerra en un barco inglés”

Gustavo Vera volvió al continente en un barco de turistas inglés, el Northland, como prisionero de guerra tras el fin del conflicto en las Islas Malvinas.

Fueron jornadas abrumadoras, aseguró Vera en diálogo con “Río Negro”, y contó que al término
de la guerra perdida – junto a otros miles de sobrevivientes- debieron esperar juntos en un galpón enorme, para luego ser embarcados hacia Puerto Madryn.

“Te tomaban los datos en una tarjeta amarilla y querían saber qué función cumplías en Malvinas. Nos separaron por jerarquías, a los soldados y cabos nos subieron al casino. Fueron tres días navegando en lo oscuro y llegamos como a las 4 de la madrugada a Puerto Madryn. Nos subieron en un colectivo y luego en avión para ir a Buenos Aires”, detalló.

Una vez en la capital “nos preguntaban nombre, apellido, nos dieron ropa y nos hicieron bañar después de 74 días”, recordó Vera.

Como uno de los primeros castigos que les trajo la vuelta a casa, fue el trauma que sentían con el sonido cercano de la actividad en el aeropuerto comercial y militar de El Palomar .

“La cabeza nos estallaba con cada salida ó llegada de aviones. Nos fueron destinando a Corrientes, Mar del Plata y, el que volvíamos para esta zona, nos traían al Sur”, dijo.

Con dolor Vera reafirmó que e regreso “fue siempre a escondidas. Tardamos muchos años en hablar de Malvinas”.

Visita al cementerio

Este año más de 200 familiares viajaron a visitar las tumbas de los caídos durante el combate en las islas.

“Cuando fuimos a Malvinas fuimos con nombre y apellido, supimos con quién peleábamos y enterramos nosotros a los muertos. Ahora se hizo una localización de esos cuerpos, aunque aún faltan identificar otros. Más de 90 de los 123 tienen sus nombres y apellido. También tenemos a los que murieron en el Belgrano, ellos están en una gran tumba en el mar”, reflexionó el excombatiente.

Además agregó que sólo dos familias buscan traer al continente los restos de sus hijos que quedaron en las islas. El resto considera que deben quedar en el lugar donde combatieron y dieron su vida por la patria.

En números

Intercambios por redes sociales con los isleños

Mario Flores ejemplificó que en las redes sociales, “cuando uno toca el tema Malvinas” con frecuencia se encuentra chateando con ingleses o pobladores de las islas.

“Yo hablo en castellano, ellos en inglés y Google hace el resto”, indicó.

Es magíster en políticas públicas y trabaja en la legislatura de Neuquén.

En su opinión se necesita más educación sobre Malvinas para enfrentar este tipo de desafíos cotidianos.

“Falta educación hacia la comunidad para que sepamos de qué estamos hablando con Malvinas. No hablo de un debate en la ONU, hablo de algo cotidiano como puede ser un intercambio por Twitter”, sostuvo.

Contó que “los ingleses y los isleños tienen su perspectiva y postura fundada: cuando uno se encuentra por las redes hay que debatir en estos intercambios informales, sin chicanas. Hay que tener en claro qué contestar para manifestar el convencimiento con el argumento de un pueblo: Yo no tengo problemas con su nacionalidad, sí está en juego el suelo en que pisan”, recordó.

Sostuvo que en la escuela, durante la educación primaria o secundaria “te hablan de la usurpación de 1833 y de los ingleses y la guerra es como una tapa de hierro en la historia”, cuestionó.

Destacó que “el esfuerzo de los veteranos y familiares está en levantar esa pesada tapa porque Malvinas es más que la guerra: hubo una historia antes, un capítulo de la guerra que sucedió durante la dictadura militar y una cuestión a futuro para resolver: tenemos un país incompleto”, sostuvo.

Opinó que “hay que hablar de Malvinas, ningún veterano se percibe víctima de la guerra, sino actores con derecho a hablar y hay que darles ese lugar”.

“Fui conscripto, seguí la carrera como dragoneante y fui a Malvinas.
Ví cosas que no era lo que se planteaba en la Escuela Militar y
pedí la baja después de Malvinas”.

Gustavo Vera, de la asociación de excombatientes.