Ni «Tele-Chávez» ni «Tele-Bush»

Por Andrés Oppenheimer

Estados Unidos debería crear un nuevo canal de televisión estatal para contrarrestar a Telesur, el nuevo canal regional anti-imperialista creado por el presidente venezolano Hugo Chávez? ¿O sería una de las formas más tontas, y caras, de defender la democracia en la región?

No se trata de preguntas académicas: el mes pasado, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó una enmienda que autorizaría al gobierno a emitir programas noticiosos a Venezuela, como una manera de hacerle frente al canal de noticias de Chávez. La medida, propuesta por el congresista republicano de la Florida, Connie Mack, tendría que ser aprobada por el Senado para convertirse en ley.

Telesur fue lanzada el 24 de julio en Caracas, con un aporte de $10 millones del gobierno venezolano, y con el entonces ministro de información de Venezuela como su director. El gobierno de ese país tiene la mayoría de las acciones del nuevo canal, seguido por los de Argentina, Cuba y Uruguay.

Chávez, un autoproclamado socialista revolucionario, ha dicho que Telesur es necesario para darle a los latinoamericanos una alternativa a los programas de noticias generados en Estados Unidos, como CNN. Hasta ahora, la cobertura noticiosa de Telesur ha sido previsiblemente elogiosa de la dictadura cubana y del gobierno de Chávez.

Cuando pregunté esta semana en Washington si el gobierno del presidente Bush apoya la enmienda de Mack, un alto funcionario me dijo que «el gobierno no ha opinado públicamente ni a favor ni en contra'' de la medida. Por lo que intuyo, los funcionarios estadounidenses no están muy entusiasmados con la propuesta de Mack.

Si fuera aprobada por el Senado, tendríamos en América Latina una situación que el diario español «El País» ha llamado «Tele-Bush versus Tele-Chávez''. La mayoría de los editores y grupos defensores de la libertad de prensa se muestran escépticos sobre la enmienda de Mack.

Alejo Miró Quesada, el presidente de la Sociedad Inter-Americana de Prensa y director del periódico «El Comercio», de Perú, me señaló que desde un punto de vista de la libertad de prensa, «Estados Unidos tiene el derecho de lanzar un canal de televisión, así como lo tiene Chávez, o cualquier otra persona''.

«Ahora, que vaya a ser efectivo, difícilmente'', señaló, agregando que la gente desconfía instintivamente de las noticias generadas por gobiernos.

En una entrevista telefónica desde Caracas, Teodoro Petkoff, el director del diario «Tal Cual» y un conocido político de izquierda anti-chavista, me dijo que la propuesta de crear un canal estadounidense es ''proverbialmente estúpida''. Lo único que haría sería ''hacerle el juego a Chávez'', y darle más munición para presentarse como una víctima de la ''agresión'' norteamericana, señaló.

«A diferencia de lo que ocurre en Cuba, Telesur no es el único canal que se pueda ver desde Venezuela hasta la Patagonia'', dijo Petkoff. «Son países con libertades de prensa. Telesur no necesita ser contrarrestada por un canal como (el de emisiones del Estados Unidos a Cuba) TV Martí''.

John Dinges, un profesor de periodismo de la Universidad de Columbia que recientemente visitó Venezuela, dice que «no tiene sentido que los Estados Unidos trasmitan a países como Venezuela, que tienen una prensa enérgica y valiente''.

Mi conclusión: un canal de Estados Unidos -que, por más que le pusieran el nombre más imaginativo terminaría siendo llamado «Tele-Bush'', sería contraproducente, por lo menos mientras queden espacios de libertad de prensa en Venezuela.

Como analista político frecuente en CNN, no estoy de acuerdo con Chávez en que la cadena estadounidense refleja las opiniones de la Casa Blanca. Por el contrario, los conservadores norteamericanos se refieren a CNN como el «Castro News Network''.

Sin embargo, habría que dejar a Telesur librada a su propia suerte. Si va a ser un canal de nostalgia revolucionaria de los años sesenta, lo verán tan pocos que será irrelevante. Y si se convierte en un vehículo de propaganda para la violencia, los propios países latinoamericanos serán los primeros en sacarlo del aire.

Si el Congreso de Estados Unidos quiere hacerle frente al derroche financiero y propagandístico de Chávez en América Latina, haría mejor en ayudar al periódico venezolano «El Universal», acosado por el gobierno chavista, o poner avisos en medios independientes de la región.

Uno de estos avisos, por ejemplo, podría decir así: «¿Sabía usted que mientras Chávez se pasea por el mundo proclamándose un abanderado de los pobres, la pobreza en Venezuela aumentó un 10 por ciento desde que asumió el poder? Es cierto. Y la fuente es el propio Instituto Nacional de Estadísticas del estado venezolano''.

Ese sería mucho más efectivo, y ayudaría financieramente a los medios independientes. Y lo que es más importante, no le daría a Chávez una nueva excusa para quedarse en el poder para siempre, aduciendo estar defendiendo a Venezuela de las garras del «imperialismo''.


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