No dio misa, pero saludó por la ventana

El Papa bendijo a los fieles y

Por primera vez en 26 años de pontificado, el papa Juan Pablo II no celebró la misa de Ramos por problemas de salud, pero se asomó sin hablar a la ventana de su estudio en el Vaticano como señal de que sigue guiando la Iglesia. El Papa, convaleciente, apareció el domingo en la ventana de sus departamentos del Vaticano para bendecir a los miles de fieles congregados para la misa de Ramos, inicio de las liturgias de Semana Santa.

La breve aparición a la hora del rezo del Angelus fue recibida por un largo aplauso de la muchedumbre reunida en la plaza de San Pedro. Juan Pablo II, que cargaba en la mano un ramo de olivos, parecía muy cansado y molesto por la cánula que le fue instalada hace tres semanas en la tráquea.

El Papa no habló durante la aparición, que duró cerca de un minuto y dio un golpe al atril, que fue interpretado como una manifestación de nerviosismo por no poder comunicar con los cientos de jóvenes que llenaban la plaza. Juan Pablo II, que aún se recupera de una traqueotomía, designó al cardenal italiano Camillo Ruini, vicario de Roma, para representarlo en la misa de Ramos.

El pontífice siempre presidió el extenso programa litúrgico en la basílica de San Pedro, desde el Domingo de Ramos hasta el de Resurrección y este año tuvo que renunciar por el deterioro de su salud, con lo que inicia una Semana Santa muy particular. Unas cincuenta mil personas asistieron a la ceremonia bajo un sol primaveral y muchas esperaban que pronunciara unas pocas palabras como lo hizo el domingo pasado durante la primera aparición pública tras 18 días de hospitalización. «No estamos desilusionados por no haberlo oído hablar. Estamos sobre todo contentos de haberlo podido ver, porque es tal vez la última vez que lo podamos ver», confesó el francés Jacques Bosconi. «El hecho de que no puede hablar quiere decir que sus condiciones de salud se están agravando», comentó pesimista otra francesa Helene Chevalier, quien teme que el pontífice no pueda recuperar el habla. «Con su sufrimiento, como lo acepta, nos enseña el valor de la vida. Para nosotros, los católicos, su presencia en esa ventana pese a ser silenciosa es la garantía de que sigue a la cabeza de la Iglesia», comentó por su parte una joven italiana. Por prescripción médica, el Papa debe limitar sus salidas y el uso de la palabra y cada aparición es analizada detalladamente debido a que el Vaticano no ha divulgado partes médicos sobre su salud desde que regresó al palacio apostólico el 13 de marzo. (DPA-AP)


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