«No entiendo de qué se me acusa», aseguró un Poblete desafiante

Fue ayer, en la primera jornada del juicio oral. Observó con altivez a la viuda del docente.

NEUQUÉN (AN)- José Poblete entró a la sala de audiencias con gesto altivo. Lo mantuvo mientras le abrían las esposas y más de 30 cámaras de los medios de prensa tomaban su rostro por primera vez. Se quitó el saco con parsimonia y quedó vestido con una camisa color rosa y pantalón negro. Apenas se sentó buscó con la mirada a Sandra Rodríguez, ubicada en el otro extremo.

El policía acusado de matar al docente Carlos Fuentealba miró a la viuda largo rato. Y después, ya ante el Tribunal, dijo con la misma actitud desafiante: «no entiendo las acusaciones que me hacen. Voy a declarar, pero no en este momento».

Con esta imagen comenzó el juicio oral contra el cabo primero Poblete, único detenido por el crimen del docente ocurrido el 4 de abril del año pasado.

La postura altanera del imputado impactó en el centenar de personas que ocuparon la sala. Sandra Rodríguez opinó que «con la mirada, creo que me quería matar a mí» y dijo que ella le había devuelto «la mirada de la dignidad».

La primera audiencia fue maratónica: comenzó a las 9, terminó a las 18 y apenas declararon cuatro testigos. Mucho contribuyeron para que los horarios se estiraran los continuos cruces entre el defensor del policía, Ladislao Simon, con el querellante Gustavo Palmieri, los fiscales Alfredo Velasco Copello y Sandra González Taboada y hasta con el tribunal de juicio, integrado por Mario Rodríguez Gómez, Luis Fernández y Héctor Dedominichi.

Mientras se desarrollaba el debate en el interior del edificio de la vieja Legislatura, afuera la avenida Olascoaga permanecía cortada por la presencia de unos 2.000 manifestantes que desafiaron el frío y la llovizna para exigir

castigo para los autores materiales e ideológicos del crimen.

Poblete está acusado de disparar con su escopeta lanzagases contra el Fiat 147 en el que viajaba Fuentealba. Ayer al comenzar el juicio el presidente de la Cámara le recomendó que estuviera atento a todo lo que iba a escuchar, y enseguida los fiscales y la querella presentaron los hechos y las pruebas en contra del cabo primero.

Palmieri lo hizo de un modo poco usual: proyectó un video de tres minutos con imágenes de la represión en Arroyito. El imputado lo observó con aparente interés.

Luego le dieron la oportunidad de hacer su descargo. Poblete se sentó frente al tribunal y dijo: «voy a declarar», pero «no en este momento». Y a continuación dejó caer su frase polémica: «no entiendo las acusaciones que me hacen. Se lo dije a mi defensor, y él tampoco las entiende. Ya lo va a expresar».

Mientras un murmullo crecía en la sala, el fiscal Velasco Copello recogió el guante: «que nos diga qué parte de la acusación no entiende y se lo explicamos». Poblete guardó silencio, y el camarista Rodríguez Gómez recordó que «yo no lo puedo obligar a decir nada».

Durante las declaraciones de los testigos, el cabo primero pareció por momento aburrido y hasta somnoliento. Salvo cuando fue el turno de Hernán Ulloa, quien sorpresivamente dijo que lo reconocía como el autor de un disparo contra su camioneta.

Ahí volvió a mostrarse activo, le sugirió preguntas a su defensor, y se mostró predispuesto a colocarse un casco como el que usó el día del asesinato para hacer una especie de reconocimiento.

Acaso la soltura de Poblete para manejarse en la audiencia se deba a que para él, estar como imputado en un juicio no es novedad: ya acumula dos condenas en su contra por apremios ilegales.


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