«No es moco de pavo venir a estudiar aquí»

Apenas cuatro son mujeres de los 41 ingresantes al Instituto Balseiro. Esa reducida cantidad es otra de las cuestiones que se quiere revertir, dice Karen Hallberg, quien añade que la proporción femenina ha sido históricamente de un 8%.

Los alumnos provienen de distintas provincias argentinas, hay uno de esta región y tres son extranjeros, de Sudamérica. Terminada una clase matinal varios de ellos accedieron a contar sus impresiones acerca de las tres primeras semanas de cursado.

Diana Garcés, una rosarina alta, de húmedos ojos claros, comentó que su decisión tuvo que ver con su inclinación por la Física Experimental. «Allá los laboratorios no son del todo completos y el Balseiro es un lugar renombrado en ese sentido».

-¿Las clases te están resultando muy difíciles?

-No tanto? aparte te ayudan bastante. Después de las clases de teoría, tenés las prácticas, que si no entendiste algo le podés preguntar al profesor de teoría. Además, en las prácticas hay cuatro docentes, si te trabás un poquito, te ayudan?

Aunque en Rosario Diana trabajaba y estudiaba al mismo tiempo, aquí se confiesa un poco abrumada aún por la gran carga horaria. Todos los días actividades entre las 8:30 y las 19:30 con un descanso de una hora al mediodía para almorzar. Terminada la rutina? a estudiar y hacer tareas.

-Estás bajo impacto todavía?

-Sí, sí? ver si esto es lo que uno quiere, porque si no lo vivís no sabés realmente si esto es lo que querés y si soportás el ritmo. Pero bueno, pienso que si tanta gente lo pudo hacer, ¿por qué no yo? -Se despide apurada, le quedan minutos para almorzar; luego inglés y más tarde Física Experimental.

Luciano Robino (20), Francisco Bertona (20) y Sergio Santamarina (21) son un trío de mendocinos, dos de los cuales se conocen desde sexto grado de la primaria.

-Todavía estamos aterrizando, acostumbrándonos al ritmo de vida, de estudio? de estar separados de la familia, que para muchos es algo nuevo.

-¿El estudio cómo va?

-Un gran cambio, el ritmo totalmente distinto, mucho más acelerado, más intenso.

-Pero lo que tiene de bueno -dice otro- es que acá vivís y acá nomás está el aula, todo está cerca. Te dan todas las facilidades para dedicarte a estudiar, te pagan la beca, tenés comedor. Te podés concentrar en esto; si bien hay que cocinarse y lavarse -agrega uno risueño- te dan facilidades.

Un tercero interviene y con inocencia comenta: «El domingo pasado festejamos el Día del niño; tomamos la leche, comimos facturas, jugamos al Pictionary y miramos una peli». La carcajada común llega cuando cuentan los ritos de iniciación a que fueron sometidos por los estudiantes de los años superiores.

-¿Por qué quisieron venir al Balseiro? -es la pregunta de rigor.

Luciano lo sintetiza en una frase: «Porque éste es un lugar reconocido. No es ´moco de pavo´ venir aquí».

Otro se explaya: «Acá lo que me gusta es que los profesores no recomiendan en general ningún libro sino que dan una buena explicación. Si bien hay que estudiar un poco de libros no es como en la facultad (de Mendoza) que ibas un rato a clase y entendías un poco y luego aprendías de los libros, aquí aprendés de los profesores».


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