No fue la vencida

<b>Tercer tropiezo de Cipolletti como visitante. Mejoró y buscó el partido, pero cometió errores y los pagó </b>

TANDIL (AC).- Tres salidas, tres caídas. Está claro a esta altura que jugar de visitante es el karma de Cipolletti (3). Lo era en el ciclo de Rogger Morales, lo es en el de Domingo Perilli. Ayer jugó por momentos de igual a igual ante Santamarina (10), el mejor equipo de la zona sur, pero se volvió con las manos vacías.

Mejoró Cipolletti, es cierto, pero el 2-1 resultó justo porque el equipo de Tandil se mostró más decidido a ganar el partido y tuvo en sus delanteros, Martín Michel y Pablo Vilchez, a un par de demonios que enloquecieron a la defensa rionegrina. Hay un atenuante ante la derrota albinegra: estaba en los planes, porque se jugó afuera de casa y ante un serio aspirante a uno de los ascensos a la B Nacional. Pero también es cierto que si desea clasificar, el equipo de Perilli deberá mejor mucho en cancha ajena.

Ahora, Santamarina se mantiene en lo más alto de la tabla junto a Deportivo Maipú, que también llegó a los 10 puntos tras derrotar 1-0 a Defensores (4). Juventud (7) es escolta porque igualó 1-1 con Rivadavia (2), Brown (6) goleó 3-0 a Racing (4) y la CAI (6) le ganó 2-0 a domicilio a Estudiantes (1)

En el “General San Martín”, Cipolletti se quitó un poco los complejos de encima. Mostró actitud cuando estuvo en desventaja y mejoró el juego con respecto a los tres partidos pasados. Pero se volvieron a ver errores y distracciones, y hay individualidades ausentes. En este ítems, el que más resalta es Matías Urbano. Tanto, que ayer el DT lo reemplazó cuando el equipo perdía.

Santamarina tuvo un primer tiempo discreto, pero se fue al descanso ganador por la jerarquía de sus delanteros. Nada había pasado hasta los 15, pero Vilchez se las ingenió para sacar un zapatazo y transformar en estéril la estirada de Guillermo Ferreyra. El delantero, que suma 4 goles en la misma cantidad de juegos, fue una preocupación constante sobre el sector izquierdo del ataque y a los 37 casi aumenta de tiro libre, de no ser por la buena atajada de Ferreyra.

A esta altura Cipolletti había mejorado porque Santiago Vergara, a pura gambeta y velocidad, le inyectaba rebeldía. Chironi había avisado de lejos a los 27 y Vergara a los 31. Pero el que estuvo justo fue Bruno Weisser –la figura nuevamente de Cipo–, que aprovechó un buen robo de balón en tres cuartos de cancha, recorrió unos metros y lo colgó de un ángulo.

Había algo de justicia en ese 1-1 y Perilli se iba conforme. “El primer tiempo fue bueno ante un rival de los mejores. Eso me deja tranquilo”, diría luego, con la derrota consumada. Pero en el ST el albinegro se desdibujó. Perdió el medio, aisló a sus delanteros y se desprotegió atrás. Giménez avisó a los 3’ con un tiro libre al palo, Urbano contestó dos minutos más tarde al perder la única situación que tuvo y sobre los 10’ Michel falló de cabeza cuando el grito de gol estaba en la boca de todos los tendilenses.

Cipolletti era ‘Vergaradependiente’ y la caída en el nivel se materializó a los 16: hubo polémica en un lateral, se durmieron los albinegros, Michel encaró y Ferreyra lo bajó en el área; penal y gol de Emmanuel Giménez. “Fue un partido parejo, el que cometía un error perdía y nos equivocamos en un lateral”, confesaría después Manolo Berra.

Entonces, Cipolletti fue por el empate. Con vergüenza deportiva pero sin ideas. Quedó con tres defensores, Urbano dejó la cancha, abusó de los centros y en cancha no estaba Germán Alecha, una baja que se sintió. El local lo tuvo varias veces para liquidar, pero lo perdonó. Cipolletti perdió su tercer partido afuera y ahora está obligado a ganar en casa. Tandil asomaba como una posibilidad, una bisagra en este duro peregrinar albinegro. Una chance desperdiciada.


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