«No hay otro que Kirchner»

El presidente Duhalde ordena, pero en su tropa hay resistencia con el patagónico.

Temen que la figura de Kirchner no «pegue» en la gente.
Buenos Aires (ABA).- Una revelación – sorprendente por provenir de un alto funcionario de la actual administración – hecha a «Río Negro», dejó al descubierto la sorda pelea instalada en el Gobierno acerca de la conveniencia de robustecer la candidatura de Kirchner o, por el contrario, esmerilarla ante lo que se consideran escasas posibilidades de ganarle a Menem.

Un miembro del Poder Ejecutivo recibió hace poco más de una semana a un cronista de este diario y, protegiendo su identidad, informó que una encuesta de Hugo Haime a nivel nacional, generaba preocupación en Duhalde por el «crecimiento bajísimo» del patagónico, en contraste con la aceptación en los sectores populares que generaba el riojano. Dicha noticia se publicó en la edición de «Río Negro» del martes 11 de este mes.

Pocos días después, en medio de operaciones cruzadas características de procesos pre electorales tan reñidos, uno de los dos más importantes matutinos del país informó en tapa que Kirchner había solicitado la renuncia del ministro del Interior, Jorge Matzkin y del titular de la SIDE, Miguel Angel Toma, «por deteriorar su postulación».

Sin que se produjeran las dimisiones de Matzkin y Toma – con el agregado importante de que el empresario Francisco de Narváez, que coquetea con el duhaldismo, solicitó la postergación de las elecciones del 27 de abril – esta corresponsalía pudo averiguar que ante el embate surgido de las propias filas, la esposa del Presidente «Chiche» Gónzalez, reunió a todo el equipo de comunicación oficial (Carlos Ben, Luis Verdi y Fernando Grey, entre otros) e instruyó apoyar a Kirchner bajo la premisa de que «hay que derrotar a Menem».

Ante el acortamiento de los plazos y con las debilidades expuestas, Duhalde ordenó a sus espadas: «No hay otro que Kirchner. Hay que rodearlo, arreglar provincia por provincia y defenderlo con uñas y dientes. (Felipe) Solá sería el compañero ideal, pero no acepta. Yo voy a insistir con (Roberto) Lavagna».

Es cierto: el gobernador de Santa Cruz repite que sus relaciones con Duhalde «son excelentes». Para crecer necesita del poderoso «aparato» político de la provincia de Buenos Aires, pero al mismo tiempo busca preservar su capacidad de decisión y poder captar a sectores de la clase media y del progresismo. En este juego «a dos bandas» – rechaza, por ejemplo, que le impongan el nombre de su compañero de fórmula -, el santacruceño le otorga un papel estelar a su esposa, la senadora Cristina Fernández.

Kirchner declaró en la intimidad que De Narváez es un empresario que «se ofrece al mejor postor». Recordó que ya fue desairado por Reutemann y Macri y apuntó que ahora se está aproximando a López Murphy.»Yo tengo mis propios equipos técnicos, ahora si me pide una reunión se la daré», concedió, sin embargo.

Debe subrayarse que los seguidores de «K» que claman por la cabeza de Toma, (Jorge Arguello, entre otros), han sido dejados afuera de la lista oficial del PJ que competirá el próximo domingo en la capital federal, encabezada por Daniel Scioli.

Pero cada vez es más evidente que funcionarios hoy duhaldistas (y que en los 90 fueron leales a Menem), no confían en el despegue de Kirchner ni están dispuestos a subordinarsele.

«Matzkin y Toma no hacen nada sin que Duhalde no lo sepa o no quiera. Si se retoban no duran cinco minutos», describió brutalmente a este diario una alta fuente oficialista. Acotó que «en política nadie regala nada» y que la prueba más cabal de ello se evidenció con la caída de las candidaturas de Carlos Reutemann y José Manuel De la Sota, que alguna vez fueron mostrados como «los caballos del comisario».

Ese vocero, uno de los duhaldistas que trabaja en el «operativo clamor», indicó que se descarta la salida de su jefe de la Rosada el 25 de mayo, pero con la posibilidad de presentarse en octubre, si se suspenden las elecciones de abril. De no acontecer esto, hasta se resignarían a un período de cuatro años de Menem, según hizo saber.

En el cúmulo de versiones, uno de los elementos de análisis más claros recogidos ayer por «Río Negro» lo dio un no peronista que aseguró estar enterado de la polémica encuesta que «le dio muy mal a Kirchner y muy bien a Menem». El encumbrado dirigente señaló que las mediciones «por un efecto espuma que nadie, salvo los peronistas, entienden muy bien, son un tema vital en la lucha interna» del PJ. Interpretó, en esa dirección, que Kirchner acusa a Matzkin y Toma no por los resultados del sondeo, sino «por no haberlo protegido, ocultando esos números que lo dejan tan mal parado».

A los tironeos por los símbolos del PJ

Apoderados de los candidatos a presidente por el justicialismo Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá confrontaron ayer en una tensa audiencia judicial por el uso de los símbolos del PJ, mientras representantes del duhaldismo propusieron dirimir el conflicto en el seno del partido.

Ante la falta de acuerdo entre menemistas, adolfistas y duhaldistas, el fiscal electoral Jorge Di Lello dijo que «sería razonable escuchar al candidato que falta», es decir al santacruceño Néstor Kirchner y manifestó que en el término de 72 horas dictaminará sobre el asunto si persisten las diferencias entre justicialistas.

«Espero que haya acuerdo entre los dueños de la verdad, que son los afiliados al Partido Justicialista», expresó el fiscal en la audiencia, a la que no asistió ningún representante directo de Kirchner pero en la que estuvo presente el duhaldista Jorge Landau, apoderado del PJ.

El fiscal indicó que, de todos modos, emitirá su dictamen «una vez que se complete la intervención de Kirchner», que al igual que Menem y Rodríguez Saá fue habilitado a competir en las presidenciales del 27 de abril como candidato de una de las tres alianzas habilitadas.

El menemista Luis Giacosa se presentó ayer ante la juez electoral Servini de Cubría para pedir el reconocimiento de la «Alianza Frente Peronista», que propone la fórmula Carlos Menem-Carlos Romero. Reclamó, además, el «uso exclusivo» de los símbolos partidarios (las imágenes de Juan Perón y Eva Duarte, el escudo y logotipo del PJ). De inmediato los apoderados de Rodríguez Saá manifestaron su rechazo a la inclusión de la palabra «peronista» en la alianza que lidera Menem y se opusieron, además, a que en las boletas del riojano se inscriban los símbolos del PJ. «Todos los candidatos del PJ tienen idénticos derechos», enunció el adolfista Enrique Rodríguez antes de reprochar: «La palabra 'peronista' tiene implicaciones idiomáticas, culturales y políticas que permiten identificar en teoría política y desde el punto de vista jurídico al Partido Justicialista».

En respuesta, Giacosa sostuvo que «la interna del PJ ha terminado malamente con la autoproscripción del partido mayoritario de la Argentina», ya que PJ no disputará la Presidencia por si sino a través de las alianzas que encabezan Menem, Rodríguez Saá y Kirchner. (DYN)


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