“¡No quieren que el pueblo viaje…!”

La verdad que este último aumento del boleto de micros en Bariloche es un claro ataque al bolsillo del trabajador y del desocupado, porque si de algo hay que hablar es de la cantidad de desocupados y subocupados que tiene nuestra ciudad. Sin cifras oficiales, ¿cuántos desocupados cree usted que tenemos en Bariloche? Quienes tenemos amigos en los barrios y charlamos con ellos vemos con gran preocupación que la desocupación y la subocupación temporal están a la orden del día, pero a todo esto hay que agregar que las cadenas de supermercados siguen aumentando los precios de las mercaderías como si viviéramos en el mejor de los mundos, y no aumentan los precios por inflación, sino que mantienen vigentes sus extraordinarias ganancias, cosa que en sus países de origen les sería imposible de obtener. Y por supuesto, nadie le pone el cascabel a este gato, la mansedumbre de nuestros vecinos más castigados es algo que debería llamar la atención a los gobernantes, en lugar de aprovecharse de ella. Pero sigamos con el tema del boleto de colectivo. Ahora parece que la nueva empresa que la intendencia eligió para hacerse cargo del transporte urbano comenzó muy temprano con el mismo argumento con el cual su antecesora, Tres de Mayo, manejo a gusto y piaccere el transporte urbano durante años y años en nuestra ciudad. A ver muchachos, si no es negocio, si cuesta tanto mantener la flota de micros, ¿por qué no se retiran? ¿No puede el municipio hacerse cargo del transporte urbano? En Rosario funciona hace años una empresa mixta estatal y privada, con tarifas que casi nunca son cuestionadas o pegan tan fuerte en el bolsillo de los que menos tienen. ¿Qué nos pasa en esta ciudad? Nuestros vecinos desocupados deben viajar todo el día de un lugar a otro buscando una changa para sobrevivir y, en recompensa, ¡el Estado aprueba un aumento del boleto! No queremos que bajen al centro, no queremos que viajen en micro… que se queden donde están, que caminen, que no molesten… Disculpen, pero ése el mensaje que le llega al que nada tiene y va en búsqueda de alguna salida digna. La vez pasada las autoridades municipales salieron diciendo que tenemos que comprar bolsas de color para separar la basura, que desde mañana somos un municipio ecológico (a California le esta llevando 30 años lograr ese objetivo). Un vecino sin laburo o subocupado o mal pago no tiene para bolsas, porque a veces no tiene tampoco qué tirar dentro de esas bolsas. Después un concejal muy progre presenta un proyecto para hacer una caja de cristal en el Centro Cívico ¡y poner dentro de ella una casa antigua! Ahora aprueban el aumento del boleto urbano, a sabiendas de que tenemos miles y miles sin trabajo en toda la ciudad… pero no se olvidan de estudiar el aumento de los terrenos sociales, de actualizar esos valores a los más humildes. Y más allá de que tengan algún grado de justificación, este hecho contrasta con el regalo de 70 hectáreas de la tierra más costosa en el cerro Catedral a la empresa concesionaria que, dicho sea de paso, ¡radio pasillo la vincula con el transporte público y la próxima concesión del puerto San Carlos! Como vemos, todas medidas populares… ¡y muy progresistas! Se quejan de los monopolios y es desde el corazón del poder político donde se generan los mismos. Claro que un monopolio generado por el poder de turno lo deben ver como algo beneficioso, nacional y popular… Y sí, seguramente es muy beneficioso para los que lo amparan. Creo que muchos tienen el chip cambiando y sería interesante que comiencen a pensar en no ser tan populares y progresistas. Tal vez hagan lo contrario a lo que vienen haciendo y entonces beneficien a los habitantes de Bariloche, en especial a los que usan cada cuatro años para lograr ganar una elección, seres de carne y hueso que tienen luego que soportar tanta indiferencia y maltrato. Jorge L. Fernández Avello, DNI 12.862.056 Bariloche


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