«No se comporten como mayoría automática en las cámaras»

A los legisladores nacionales por Neuquén.

En mi calidad de habitante de esta bendita provincia, me dirijo a ustedes para pedirles que tomen conciencia, en toda su dimensión, de que están representando al pueblo que los votó y a un gobierno provincial democráticamente elegido.

Vale aclararlo porque no es una cuestión menor; todo lo contrario: es la más importante, no solamente por el cargo que les otorgan las constituciones nacional y provincial sino porque ustedes son mandatarios, es decir, representantes del pueblo neuquino en la casa de las leyes de la Nación.

No olviden que la soberanía reside en el conjunto de la sociedad y no en el eventual partido o agrupación política a través de la que llegaron al Congreso, ya que estas organizaciones son meros instrumentos para elegirlos democráticamente.

Hechas las aclaraciones de rigor, paso a requerirles que dejen de lado todo compromiso eventual que se haya asumido con el Poder Ejecutivo Nacional y no se comporten en las cámaras como mayoría automática.

En sus manos se encuentra una responsabilidad ineludible y de importancia capital: la sanción de las leyes que en orden a lo prescripto por la Constitución nacional deben sumarse a la estructura jurídica que rige los destinos de la sociedad argentina en su conjunto.

Esto apunta a que no practiquen el habitual doble discurso porque, si nos parece deleznable este accionar llevado a cabo por alguna gestión gubernativa anterior, no debemos caer en la tentación de hacer lo mismo y acceder sin más a lo que pretende imponer el gobierno nacional.

Pacificar el país es la primera tarea que deberán llevar a cabo, y no es poca cosa. Los ánimos están exacerbados y la comunidad, crispada por la hipoacusia, la prepotencia y la soberbia de un gobierno maniqueo, puede tener reacciones inesperadas.

Tampoco olviden que detrás de cada reclamo sectorial -justificado o no- siempre están los pescadores de río revuelto -en este caso, una serie de organizaciones poco transparentes que se suman con beneficio de inventario-. América Latina, por sí misma y/o por interesados alientos externos, es una zona conflictiva al decir de los expertos politólogos internacionales. Por ello es menester razonar y meditar sus acciones en orden a evitar males mayores que nos pongan a la altura de países desgarrados por luchas intestinas.

El patoterismo y la diatriba permanente desde la impunidad de que hacen gala ciertas organizaciones que apoyan al gobierno nacional y otras similares que se enancaron en el reclamo del agro pueden terminar siendo el detonante para que este proceso -sin dramatizarlo- termine en un enfrentamiento que nos retrotraería a décadas de sufrimiento y horror.

El presente griego que les ha «tirado» el PEN tiene que ser abierto, desmenuzado, analizado y legislado sobre la base de un respeto irrestricto a la carta magna y pensado en función de posicionar a la Argentina entre las más importantes naciones del orbe.

Es hora de volver a jerarquizar las instituciones de la República y que se practique una democracia real, menos declamada y más concreta.

La señora presidenta repitió una vieja frase proferida por Alfonsín hace más de dos décadas: «Los problemas de la democracia se solucionan con más democracia», ergo, hay que reinstitucionalizar el país. En ustedes está recayendo este peso y los ojos del pueblo argentino están puestos en el Poder Legislativo, el más importante en una República federal.

 

Fernando A. Trebino

LE 7.826.484

Plottier


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