No sólo un título, también un trabajo

VIEDMA (AV)- Carreras cortas y con ubicación laboral posible. Esta parece ser la búsqueda de cientos de jóvenes frente a una realidad que cada día recorta más las alternativas de capacitación.

La escuela de Aprendizaje de Oficios Número 1 de Viedma es una opción para esa necesidad. Hace 25 años fue creada con el objetivo de brindar una salida laboral rápida para los chicos que egresaban de la primaria y que por diversas razones no podían continuar los estudios secundarios o fracasaban en ese intento.

Pero la crisis económica actual que trae de la mano una despiadada desocupación, no contempla ni siquiera las carreras universitarias y mucho menos un secundario completo.

No hay trabajo. Ni siquiera para profesionales que cumplieron el sueño propio y el de sus padres, muchos de los cuales, hicieron verdaderos sacrificios para costearles los estudios, con la ilusión de que un título modificaría la historia de sus hijos. Hoy los oficios parecen ser los que más logran ubicación en el mercado laboral.

Lo cierto es que la escuela de oficios de Viedma es mirada -cada vez más- como una real alternativa ya no sólo para los que egresan de la primaria sino para los de secundario completo. Desde el año pasado fue notable el aumento de la cantidad de inscriptos con quinto año aprobado. Esto generó que se hiciera un estudio de mercado y se ofrecieran nuevas carreras acordes a esos niveles de estudio con un año de duración porque ya tienen aprobadas materias del tronco común que se dictan para el resto y sólo deben cursar las específicas de cada oficio.

En menor escala se registran inscripciones de docentes recién recibidos y estudiantes que comenzaron la universidad y debieron abandonar por diferentes razones, pero la mayoría ligadas a lo económico.

Con satisfacción, el director del establecimiento, Fernando Moreno, señaló a «Río Negro» que un importante porcentaje de egresados están trabajando en el medio o en sus lugares de origen, porque muchos de los chicos que cursan oficios llegaron de la Línea Sur. La mayoría proviene de familias con problemas económicos, que no pueden asumir los costos que implica un estudio secundario.

Hoy son muchas las madres solas que concurren y la mayoría caminan kilómetros, porque ni siquiera tienen dinero para el colectivo.

Esta escuela funciona en el mismo edificio de la primaria ubicada en México y Belgrano del barrio 20 de Junio de Viedma, de 18 a 22. Para inscribirse sólo se deben cumplir ciertos requisitos vinculados con la edad mínima de ingreso por el riesgo que pueden implicar algunos talleres, la documentación personal y escolar (certificado de séptimo grado o secundario).

Moreno explicó que los alumnos cursan la parte teórica pero al mismo tiempo realizan las pasantías en farmacias, carpinterías, hospital y restaurantes del medio, destacando que la mayoría logra ubicarse laboralmente.

Detalló que los cursos que se ofrecen varían en base al estudio de mercado respecto de las posibilidades de empleo. Cuando está saturada la plaza se suspenden algunos y se reemplazan por otros que pueden ofrecer una oportunidad de trabajo.

«También hace falta voluntad»

VIEDMA (AV)- Raúl Raina tiene 21 años. Hace cuatro años dejó Valcheta y se vino a Viedma en busca de un futuro mejor, después de empezar más de una vez sus estudios secundarios. «No me gustaba estudiar y sólo me entusiasmaba Educación Física. Además tenía que trabajar y no me daban los tiempos. Una prima trabajaba de auxiliar de laboratorio en el hospital de Valcheta y me gustó esa carrera que había estudiado en la escuela de Oficios de Viedma».

Raúl y un amigo decidieron venir a Viedma, buscar un lugar en la residencia de la Línea Sur e inscribirse en la escuela. Hace dos años que se recibió de auxiliar de laboratorio y apenas terminó tuvo la suerte de tener dos ofrecimientos de trabajo: en el hospital donde realizó con excelente calificación las prácticas y en el departamento de Criminalística de la Policía que fue finalmente su opción.

«Ahora tengo mi sueldo que me alcanza para vivir y darme los gustos que no pude en mi adolescencia, como salir a cazar, pescar y todo lo que tenga que ver con el aire libre», dijo Raina al valorar la herramienta que le ofreció la escuela de Oficios «a-demás del apoyo permanente para que terminemos la carrera, igual que la gente del hospital que se esmera en que entiendas todo bien pero también todo depende de la voluntad de cada uno». Raúl aseguró que ahora comienza el secundario «estoy más maduro, ten-go la posibilidad económica y valoro tener un título».

«Mi vieja quería el diploma»

VIEDMA (AV)- «Mi vieja quería el título, le di el gusto y no me arrepiento». Así sintetizó su historia escolar Sergio De Vivo, quien desde hace años tiene su propio taller de electricidad del automóvil, uno de los más grandes de Viedma.

Es otro de los egresados de la escuela de Oficios. Sergio se acerca a los 40 años y es padre de dos hijos. Su realidad es diferente. «Está tan mala la situación que no se puede ajustar el trabajo al aumento de precios por-que la gente ya te paga hasta con verdura. Y la tenés que aceptar porque está bravo y todos tenemos que comer», sostuvo.

Cuando egresó en el «85 las cosas eran diferentes. Tuvo trabajo rápidamente y se instaló en forma independiente con un creciente avance.

Hoy recuerda con respeto la escuela de Oficios en la que de los 20 que ingresaron en su promoción se recibieron tres. Igual reconocimiento dedicó a quienes le permitieron las prácticas.

Reconoce que esa capacitación lo encaminó en su trabajo.

De Vivo sigue ligado a la escuela porque son varios los alumnos que han concretado la pasantía en su taller pero advierte «te tiene que gustar y tenés que aportar voluntad».