No tiene trabajo, pero devolvió un subsidio
Un humilde vecino de Bariloche demostró su honestidad al regresar al municipio con el dinero que le habían dado para viajar a Buenos Aires a ver a su hija, que está internada por desnutrición. Cuando se enteró de que en otra repartición habían gestionado los pasajes, devolvió el monto de un subsidio autorizado por el intendente Atilio Feudal. “Me lo podía haber quedado, pero no corresponde. Sólo necesito trabajo para resolver mis problemas”, señaló.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (Télam).- En una actitud ejemplar y poco frecuente, un humilde vecino de Bariloche devolvió ayer un subsidio que había recibido para viajar a ver a su hija de seis años, que se encuentra internada en la Casa Cuna, al enterarse de que otra repartición municipal le había gestionado los pasajes.
El protagonista del gesto es Gustavo Javier Pilchumán, de 26 años, residente del barrio Arrayanes, uno de los más carenciados de la ciudad, quien sobrevive con las “changas” que consigue a diario.
Hace seis meses Pilchumán perdió su empleo, por lo que quedó sin cobertura social para la atención de su hija, Gimena Ailén, quien sufre de artritis crónica desde el año y medio de edad.
Un mes atrás, Gimena Ailén debió ser trasladada a Buenos Aires para ser atendida en el Casa Cuna, con un grave cuadro de desnutrición, aparentemente ocasionado por lo medicamentos que se ve obligada a ingerir para sobrellevar su enfermedad.
El miércoles 20, Gustavo Pilchumán solicitó una colaboración para comprar pasajes y poder viajar a Buenos Aires con su esposa, Gabriela Latorre, a ver a su hija que estaba muy delicada.
Más tarde una resolución del intendente Atilio Feudal le otorgó el beneficio económico con el que podría trasladarse hacia Buenos Aires.
Sin embargo, ayer recibió la noticia de que otro sector municipal resolvió gestionarle los pasajes. Ante esto, Pilchumán concurrió a la municipalidad para devolverle al intendente el subsidio.
Mientras el pasillo del primer piso, frente al despacho de Feudal, se encontraba repleto de personas que pedían ayuda, Pilchumán se acercó para devolver el dinero que le habían asignado días atrás.
En diálogo con Télam, expresó que devolvió el dinero “porque hay mucha gente necesitada y porque yo ya recibí lo que estaba pidiendo”.
“Me lo podría haber quedado, me hubiese venido bien para enfrentar todo este problema, pero me parece que no corresponde”, señaló luego de que su actitud se transforme en noticia.
La enfermedad de Gimena Ailén es muy rara a esa edad; en Bariloche sólo hay tres casos y los médicos especializados en la materia sólo están en Buenos Aires.
La niña debe ingerir siete medicamentos, lo que entre otras secuelas le quitaron el apetito y desde hace unas semanas comenzó un debilitamiento que la llevó a la desnutrición con que la internaron.
Junto al tratamiento médico, debe recibir asistencia psicológica, concurrir a la piscina y trabajar con un psicomotrista.
Por si fuera poco, ahora le recetaron otra droga, cuyo insumo representa un gasto de 800 pesos por mes, que Pilchumán no podrá afrontar.
“Tengo dos hijos más y ya estoy llegando al límite. Pero lo más importante es que necesito trabajar. Estoy sano, cumplí bien con mi empleo anterior en un supermercado y si consigo trabajo empiezo a resolver mis problemas”, dijo el desesperado pero honestísimo y solidario padre.
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