«Noelito» Berthe, el gigante de Lamarque

Midió 2,46 metros y fue uno de

Como surgido de la mitología gigantomaquia, en aquella lucha entre gigantes y los dioses del Olimpo, nació el 28 de abril de 1914, en la ignota y minúscula Colonia Josefa, jurisdicción del entonces «Paso Peñalva» (luego Pomona) y en tiempos en que don Juan Rosahuer fundaba a su después avasallante empresa, un personaje que, en su corta vida -poco más de 33 años- concitó la singularidad, la sorpresa y hasta la extravagancia, de ser uno de los humanos más altos del mundo, ya que no se conocían antecedentes de algo similar, llegando a medir 2,46. Se llamó Noel Berthe, «Noelito», quien llegó a vivir con su familia en Lamarque y el lugar de su nacimiento, aunque la mayor parte de su acotada existencia transcurrió en un campo familiar, como lo señala una hijuela dada en el Juzgado de Paz de Pomona, en el mes de agosto de 1941. En ella, registra don Noel Berthe el campo fiscal que le fuera otorgado provisoriamente en zona de Colonia Josefa, por la Dirección de Tierras del a la sazón Territorio Nacional de Río Negro, determinado como lote 93, zona «A», con una extensión de 50 leguas cuadradas, en las que agregó los siguientes bienes: alambrados, potrero, casa habitación, galpón, molino, etc. y además 100 ovejas cruza, marcadas y 6 yeguarizos, lo que oficialmente se justipreció en 1.369 pesos fuertes, suficientes como para acceder a la propiedad en forma definitiva, iniciándose con ese capital de trabajo.

 

La familia

Don Noel Berthe (padre) quien tenía en sus venas sangre gala, llegó a matrimoniar informalmente con la criolla Florencia Villanueva, con la que tuvo 10 hijos a saber: Inés (la única nacida en Choele Choel, el 20 de junio de 1907. Los demás, todos en Colonia Josefa, de acuerdo al siguiente detalle: Isidro, el 15 de mayo de 1908; Georgina, el 5 de enero de 1911; Antonio, el 26 de agosto de 1912; Noel (nuestro personaje) el 28 de abril de 1914; Estefanía, el 10 de diciembre de 1916; Florentino, el 7 de agosto de 1917; Francisco, el 4 de octubre de 1918; Magdalena, el 10 de abril de 1921 y Rafael (el menor) el 27 de agosto de 1922, constituyendo la pareja Berthe-Villanueva familia numerosa, que por otra parte no era impropia de los comienzos del siglo pasado.

 

Vida atormentada

«Noelito» sufrió desde su pequeñez, el hecho de ser físi

camente, distinto a todos los niños. Si bien era un pequeño sano e inteligente, contaba con determinadas sensaciones y realidades que llegaron a acomplejarlo y mucho. A los pocos años de vida se transformó en un chico huraño y sumamente tímido y ya tenía mayor estatura que su hermano Isidro, que tenía 6 años más que él. En ese entonces no se conocían ayudas sicológicas para que pudiera superar la situación. Para ese entonces, don Noel decide trasladar la familia a Lamarque para que sus hijos concurran a la escuela. No existen antecedentes en el establecimiento escolar Nº 25 de esa localidad, la concurrencia a clases de «Noelito», sí, de sus hermanos.

El retraimiento le hizo optar -con la aprobación de sus padres- en vivir en el campo, donde le gustaba, así como su laboreo. Le hacía compañía a su padre, yendo esporádicamente al pueblo para buscar los «vicios», como le llamaban a los víveres. Así su vida transcurrió en el hábitat que él eligió, siempre quiso y que nunca abandonó hasta morir. Al enrolarse, a los 18 años, ya medía 2.30 y su estatura fue «in crescendo» hasta sus últimos días.

En setiembre de 1938, sus padres hacen un viaje a Bahía Blanca y el 27 de ese mes, fallece repentinamente en aquella ciudad, su padre. «Noelito» tenía 24 años y el hermano menor, Rafael, 16, de manera que se hace cargo de todo, a despecho de 4 hermanos mayores.

«Noelito» era un gigante físicamente armonioso, de rasgos bellos los que conjugaban perfectamente con su altura. Dicen sus coetáneos que poseía una extraordinaria fuerza, siendo capaz de le

vantar un automóvil con las manos, tomándolo de los paragolpes, tanto delantero como trasero. Entre lo anecdótico se dice que iba al monte a buscar leña con un carro, sin necesidad de quien lo tire (caballo o mula) ya que lo hacía él; otro tanto ocurría con el balde de 100 litros de agua que extraía del «jagüel» tantas veces como fuera necesario y además levantaba con toda facilidad los lienzos de 80 kilos de lana. Quizá esto resulte un poco exagerado, aunque tampoco sería una rareza su realidad.

Uno de los mayores problemas que tenía nuestro hombre, era conseguir ropa y calzado que le fuera a medida. Un conocido zapatero remendón de Lamarque, llamado César Virginio «Cesarín», se animó a fabricarle una horma, la que le sirvió para que le confeccionara sandalias y zapatos con ese molde. Algunos hablan de grandes sandalias, pero la verdad sobre el tema la tienen los hermanos Alfredo y Omar Zuain, cuyo elemento está e su poder, según se ha informado.

 

El drama de la ropa

La ropa también era toda a medida, confeccionada por su madre, sus hermanas o tías, sin tener mayores exigencias, ya que su muda consistía en bombachas anchas, ropa interior de frisa en invierno y de algodón peinado en verano, faja en la cintura, camisa de algodón o popelina, pañuelo al cuello y sombrero de tela «Gath y Chávez». En cuanto a su dieta, estaba compuesta de carne asada a la parrilla o al horno de barro, unos 3 kilos diarios, ya de capón o borrego, sin despreciar -cuando capturaba- martinetas, liebres, piches, peludos y toda la fauna rural que fuera comestible. Su peso rondaba los 170 kilos, sin contar con vicios como el alcohol y el tabaco.

 

Su muerte

Su deceso fue también un episodio rayano en lo trágico. Cuando «Noelito» Berthe tenía 33 años, 7 meses y siete días, con muerte anunciada, pero a la vez inesperada, finalizó su existencia. Esta dualidad insólita se conjuga así: fue llevado a Bahía Blanca «in artículo mortis», pero por su edad, su fortaleza y la salud de que gozaba en términos generales, no eran para morir. Empero, una espina de alpataco clava en una de sus rodillas que descuidó inexplicablemente, le produjo una terrible infección que devino en septicemia. Los médicos del hospital público «José Penna» de la ciudad bonaerense mencionada, pese a los denodados esfuerzos realizados y el interés superlativo que mostraron para salvar la vida de tal exponente humano, nada pudieron hacer para conjurar el mal, que había minado el físico de este gigantón, letalmente. Cabe aquí mencionar acabadamente el aforismo que dice «gigante con pies de barro».

Los restos de «Noelito» fueron trasladados a Lamarque e inhumados en el cementerio de esa localidad, morada de su descanso eterno. Su nombre es ya una leyenda y pasó a ser parte de la historia de ese pueblo del Valle Medio, donde en cada evocación de sus personajes, surge con caracteres nítidos «Noelito» Berthe, nacido el 28 de abril de 1914, y muerto el 5 de junio de 1948, de la que pasó ya, holgado medio siglo.

 

Avelino Noel Sierra

Datos aportados desde Lamarque por Rodolfo «Rudy» González


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