«Nos cuesta hacer cosas, pero se puede»
Martina Komacek tiene 21 años, terminó sus estudios secundarios como abanderada, trabaja en Personas Jurídicas como asistente privada, estudia cocina y tiene el proyecto de poner un bar-teatro en Neuquén. Además, tiene síndrome de Down.
Día del síndrome de down
Su vida es como la de muchas jóvenes: trabaja, sale «de joda», se junta con amigas, usa la red social Facebook con frecuencia, se compra ropa y baila al ritmo de la última canción de Romeo Santos. Tiene sí mayor cantidad de actividades en función de lograr su estimulación, pero también por gusto propio. El mensaje que quiere transmitir es ese: se puede. «Yo sé que a los chicos con síndrome de Down nos cuesta hacer cosas, pero yo sé que se puede, sólo hay que practicar y practicar y se puede», asegura Martina.
Hizo el jardín, cursó la primaria en el Instituto María Auxiliadora de Neuquén y la secundaria en Umbrales de Cipolletti. Solo un año se llevó materias y egresó como abanderada. «La verdad que fue una sorpresa porque tuvo el mejor promedio del curso», recuerda su mamá, Sandra Nogues.
Martina estudió danza, teatro, cine, modelaje, participó de una película regional y el año pasado comenzó con la carrera de chef. «Me gusta cocinar, más que nada salado», cuenta la joven. A la mañana trabaja en Personas Jurídicas como asistente privada, donde realiza todo tipo de tareas administrativas. «Me gusta salir de joda con mis amigas, me quedo en el Facebook hasta retarde, y me gusta el reggaeton y el pop latino», agrega. Como proyecto a futuro tiene poner un bar que también ofrezca actividades artísticas.
«El mayor esfuerzo ha sido de ella. Se levanta, va, viene. Hace la terapia, va a los controles. Ella tiene pilas interminables», asegura su mamá.
Sandra remarca que en su caso no tuvieron inconvenientes a la hora de la integración escolar. Recibieron acompañamiento de educación especial, y durante la secundaria tuvieron una docente integradora particular que la ayudaba con las tareas a contraturno.
Aunque hay cada vez más reconocimientos y derechos cumplidos, Sandra aclara que siguen habiendo obstáculos, y destaca que uno de ellos es el costo de los tratamientos. «Son muy costosos si no hay una obra social que acompañe», afirma.
Día del síndrome de down
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