“Nos podía sacar del pozo”

La carta de lectores del día

Mi hijo no lo quería a Soria, entonces cuando me llamó a las 6 de la mañana el 1º de enero y me dijo “Ma, se murió Soria”, contesté: “Qué jodido que sos, me estás cargando”. “No, no, poné TN” fue la respuesta. Y así, medio dormida, puse TN. Había un tipo con cara de nada hablando: que un tiro en el ojo… que un crimen pasional… que llegó vivo al hospital y luego murió… que había sido en su chacra… Y seguía en tono monocorde sobre un pie de imagen que decía: “Murió Carlos Soria. Recibió un balazo a la madrugada en su casa” –o algo así–. Estaba aturdida, miraba, escuchaba y no lo podía creer. No puede ser, “el Gringo” muerto. El gobernador de Río Negro, veinte años esperando un cambio… solamente veinte días… no podía ser. Recorría de arriba abajo la agenda del celular y mandaba mensajes… ¡y la p… madre, con la característica nueva me rebotaban! Y el plin plin de los mensajes rebotando y el tipo de la tele que seguía con detalles insignificantes. Llamé a una compañera, se me cerraba la garganta: “No puede ser, ¿sabés qué pasó?”. “Más o menos –me dijo–, me enteré enseguida, una parienta en el hospital, casi me muero, qué tragedia”. Y sí, qué terrible tragedia. “El Gringo” esperó la gobernación durante casi quince años y le duró tan poco… veinte miserables días. Todo un proyecto trunco, toda la esperanza de un pueblo harto, hastiado, asqueado de tanta corrupción… y la alegría nos duró veinte días. Tenía ganas de salir corriendo, encontrarme con alguien que sintiera el mismo dolor y la misma angustia… y era primero de año y había que ir a ver a la familia y comer y decir “Che, qué barbaridad”. ¿Feliz Año Nuevo? Y esperar que del otro lado no hubiera un h de p que contestara: “Sí, feliz Año Nuevo”. No falta algún miserable, resentido, que se quedó con ganas de robar un poco más y está feliz. Felices porque “el Gringo”, que los iba a sacar a patadas en el c…, se murió “y encima lo mató la mujer, de un tiro, y parece que le pegaba, no era de ahora”. Cuánta miseria humana en esta gran tragedia. Tragedia para los rionegrinos y para los Soria, para nuestro gobernador, su esposa, nuestro intendente… toda una familia devastada. ¡Qué tristeza, carajo! En la radio “Pepo” lo recuerda y se le quiebra la voz, y eso que me dijo que no lo iba a votar. Es que hasta los que no lo querían lo apreciaban, lo respetaban. Era un gringo loco, temperamental, irascible, peligroso… Y sí, era todo eso. Pero los rionegrinos confiamos en que nos podía sacar del pozo, castigar a los saqueadores y ordenar la provincia. Hizo tanto por Roca, está tan linda… ¿te acordás de cuando cantaba en esa propaganda? Tenía esas cosas. Garra, pasión, corazón, ira, locura, convicción, humor. Una vez me dijo: “¿Sabés cómo me divierto cuando me critican las rotondas? ¡Que larguen el agua, ja!”. Era un ser humano, solamente eso, con defectos y virtudes. Era nuestro gobernador, en el que depositamos una enorme confianza y el que nos dio la alegría de creer que el cambio era posible, que iba a ser difícil pero las cosas iban a mejorar y Río Negro se iba a poner de pie. Y se murió. Y nos dejó perplejos, atónitos, inconmensurablemente tristes. Nos dejó “guachos”. Marcela Andrea Marchetti DNI 17.506.395 Roca

Marcela Andrea Marchetti DNI 17.506.395 Roca


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